En Estados Unidos de Costa a Costa, ruta de la hamburguesa y la cerveza viajaremos por algo así como la Ruta 66 de la comida rápida, desde Nueva York a California. En Estados Unidos existe una gran variedad de locales que incluyen las hamburguesas en sus cartas como bares, restaurantes o diners. No obstante, la mayoría de ellos, ofrece también diferentes opciones gastronómicas, como platos tradicionales de la cocina estadounidense, muchos realmente contundentes, dispuestos en la mesa con la misma velocidad que una hamburguesa y que, a menudo, compensa con creces elegir. En los locales que recogemos en este artículo, al menos en la mayoría, también se ofrecen opciones veganas, incluidas hamburguesas.
La gastronomía de Estados Unidos es una gran desconocida y suele caerse en el tópico, como vamos a hacer nosotros mismos redactando estas líneas, somos conscientes de ello; aunque también debemos recordar nuestro anterior artículo dedicado a la cocina estadounidense: "12 Restaurantes de Estados Unidos donde no echarás de menos a tu madre".
En ese artículo mostramos una pequeña selección de los muchos lugares que hemos conocido en nuestros viajes por USA y que rompen con la sensación de que el único alimento del viajero por estas tierras consiste en hamburguesas, hot-dog y bebidas de cola. Algunos de aquellos 12 restaurantes aparecerán de nuevo aquí, en su versión más fast-food, aunque, una vez más, no os dejéis llevar por las apariencias.
A pesar de nuestros numerosos viajes a Estados Unidos durante una década, escribir este artículo no ha sido una tarea sencilla. Las diferentes crisis, monetarias y sanitarias, los cambios de hábitos también, han provocado el cierre de muchos locales, cervecerías en su mayor parte, que teníamos en la libreta. Especialmente catastrófico ha sido lo ocurrido en la Costa Oeste, donde ninguno de los que habíamos pensado incluir en un primer momento se encuentra ya operativo, como el Fat City de la parte histórica de la capital de California, Sacramento, conocida como Old Sacramento; un precioso local con decoración modernista, que cerró sus puertas tras más de 40 años de actividad y haberse convertido en un icono de la ciudad.
Parecida suerte ha sufrido el Fog City Diner de San Francisco, donde comimos una espectacular clam chowder. Abierto en 1985, con aspecto de restaurante de los años treinta en un reluciente vagón de tren, llegó a convertirse en una seña de identidad culinaria y estética de la ciudad californiana. Actualmente ha perdido el apellido 'diner' y el interior, moderno y simple como su carta, es una muestra de hacia donde evolucionamos como sociedad. También en la Costa Este ha habido muchas bajas, aunque destacamos dos. La primera, el Empire Brewing Company de Syracuse, Estado de Nueva York.
Fundada por David Katleski en 1994, rápidamente fue conocida por sus cervezas artesanas y por sus menús de temporada. En 2016 inauguró una nueva planta de elaboración de cerveza y una gran explotación agrícola convirtiéndose en la mayor micro cervecería de la costa este. Años después, la imposibilidad de hacer frente al endeudamiento la han llevado al cierre. En la Gran Manzana se echa de menos a Heartland Brewery. Fundada en 1995 por Jon Bloostein, su local de Union Square, donde se elaboraba la cerveza, fue rompedor. El éxito y, tal vez, la apertura de nuevos locales en los puntos más turísticos de la ciudad de Nueva York le llevó a perder parte de su esencia. Finalmente, los costes de los alquileres y otros elementos como las restricciones por la pandemia de 2020 han terminado por provocar la desaparición de la compañía.
A pesar de todo, lo cierto es que, desde hace algunos años, Estados Unidos vive un auténtico boom en lo que se refiere a la fabricación y distribución de cerveza a pequeña escala; las micro cervecerías triunfan, especialmente en la costa este y centro del país. Nos encontraremos en cada estado con cervezas propias, endémicas casi, con producciones modestas y una distribución local, aunque algunas otras ya se expanden a lo largo y ancho del país. Son las cervezas artesanas, craft beer, que en Estados Unidos nacieron en la década de los 70 del siglo pasado, bebiendo de la tradición europea que, desde hacía siglos, elaboraba cerveza de forma artesanal. Si os gusta esta bebida, Estados Unidos debe ser, también, una referencia para vosotros.
Las cervezas de temporada son numerosas; una de las más sorprendentes que hemos probado es la Pumpking, de calabaza, imperial pumpking ale. Entre ligera y media, es la cerveza perfecta para la noche de Halloween y es una de las creaciones de la Southern Tier Brewing Company. La empresa fue fundada en 2002 por Phineas DeMink, Sara DeMink y Allen “Skip” Yahn en los bosques a las afueras de Lakewood, Estado de Nueva York. Desde entonces la marca no ha dejado de crecer, creando incluso una destilería, tanto en producción como en el número de estados a los que surten. También han abierto varios locales en Ohio, Nueva York, Pensilvania y Carolina del Norte.
Todas las hamburguesas, en ocasiones otros platos, que os mostramos aquí, merecen su lugar. Las recomendamos porque nos han encantado y por eso muchas otras que, simplemente eran correctas, se quedan en el tintero. Algunas, sin embargo, es mejor olvidarlas, de hecho, así nos ha ocurrido en la mayoría de los casos, con excepción de la que, con toda probabilidad, sea la peor hamburguesa que hemos comido en Estados Unidos. Se cruzó en nuestro camino por las llanuras de Dakota del Sur, en el Cactus Café.
El local se encuentra dentro del Wall Drug Store. Un centro comercial que, desde 1931, es un punto de encuentro de las familias de la zona y de los viajeros, atraídos por los innumerables carteles publicitarios que se encuentran repartidos por las carreteras que cruzan el Estado. En cierto modo, una lástima, porque el Cactus Café era un clásico, abrió sus puertas en 1953. Actualmente está cerrado.
Algo parecido podemos señalar en relación a las cervezas. Todas las que figuran en este artículo son, para nosotros, una buena elección y aquí sí que nos ha resultado más difícil realizar los descartes. A pesar de que incluimos una cantidad pequeña, nuestra recomendación es que siempre que optéis por una cerveza, lo hagáis por una del Estado en el que os encontréis, que sea lo más artesanal posible y quedaréis contentos. En cuanto a las advertencias... Realmente las que os indicamos no son cervezas, aunque la Root Beer puede confundirse por el nombre. Ésta, junto con la Zaraparrilla son dos brebajes que, al menos una vez, os recomendamos probar. La experiencia no la olvidaréis.
A lo largo de los años, en todos nuestros viajes a Estados Unidos, hemos ido tomando notas de los locales que más nos han gustado y sorprendido. Iniciamos esta ruta de la hamburguesa y la cerveza en la Gran Manzana, la Ciudad de Nueva York, el puerto al que han llegado millones de personas en busca de una oportunidad, de un futuro en el “sueño americano”. También es la puerta de entrada para los viajeros, los turistas que recorremos la ciudad boquiabiertos, reconociendo esquinas, parques, calles, restaurantes y hasta personas, como si fueran viejos conocidos.
En el 915 de la Tercera Avenida con la calle 55, encontramos el viejo edificio de ladrillo rojo construido en 1868 en el corazón de Midtown antes de que Midtown existiera. En 1884, el edificio se transforma en bar de la mano de Mr. Jennings. Patrick "Paddy" J. Clarke, inmigrante irlandés que trabajó durante diez años para el segundo propietario del negocio, compra el edificio. Nace P.J.Clarke's.
El lugar es un compendio de la historia de la Nueva York. La nómina de personajes que han disfrutado de una comida, una cerveza y una buena conversación entre sus paredes es interminable, desde Sinatra a generaciones de los Kennedy. A la muerte de Paddy en 1948 el negoció se vendió a la familia Lavezzo, que no cambió ni el nombre ni la filosofía del local. Las anécdotas se suceden, como en 1958 cuando Nat King Cole definió a la hamburguesa con queso y beicon de PJ como el Cadillac de las hamburguesas y así continúa presentándose en la carta. En 1967 la presión urbanística se cierne sobre el edificio, aunque los Lavezzo se niegan a vender. Una batalla que fue seguida por la prensa de la época.
El establecimiento tiene tal carga sentimental para los neoyorquinos que preservar su fisonomía y, por supuesto, su nombre, es fundamental. Tal es así que, tras la compra por Philip Scotti y Arnold Penner, PJ Clarke's cerró durante un año para acometer diversas reformas. Hoy en día, continúan retando al público diciendo: "Vea si puede detectar alguna remodelación importante (no puede)".
Hemos visitado el PJ en varias ocasiones, también la sucursal de Lincoln Square, que mantiene la estética del original, con sus manteles a cuadros, porque es un valor seguro. La carta es amplia, con una buena oferta de pescado y marisco. Las hamburguesas, también aquí con pan de brioche, son sencillas. La famosa "The Cadillac", por ejemplo, se ha mantenido sin cambios durante décadas: bacon ahumado, queso americano, lechuga, tomate y cebolla. Eligen los ingredientes con cuidado, en especial la carne, de forma que unos no solapen a otros y el resultado es espléndido.
Abandonamos la ciudad de Nueva York para empezar esta ruta por la comida rápida de Estados Unidos que, tras un largo viaje, nos llevará hasta California, en la Costa Oeste. Nuestro camino atraviesa el Estado de Nueva York. Siempre que tenemos ocasión, recomendamos viajar por el conocido como Empire State, especialmente durante el otoño. Hemos seleccionado 20 razones (podrían ser muchas más), para que os animéis a viajar por el estado de Nueva York. Encontraréis desde maravillas naturales a una gastronomía sorprendente.
Leer: “20 razones y pico para viajar al Estado de Nueva York”
El North Country, una región que varía de posición según quien lo diga, designa diversas partes del Estado de Nueva York. Una opción más que interesante es viajar a través del estado recorriendo la Route 9, en la espectacular Adirondack Highway. Así lo hicimos nosotros camino al estado de Vermont, donde pasamos varios días disfrutando de uno de los otoños más increíbles que hemos contemplado.
Leer: "Los Mil Colores del Otoño. Un road trip por las carreteras de Vermont"
De vuelta al North Country, paramos en el Black Bear Restaurant, que se encuentra en la salida 26 a la altura de Pottersville (NY), y es toda una institución. Con algo más de sesenta años a sus espaldas, ha visto pasar por sus mesas a muchos viajeros, y ha vivido todos los grandes acontecimientos sociales, económicos y políticos de los que tenemos memoria. Es de esos lugares en los que parece que, de algún modo, el tiempo se ha detenido.
La camarera nos ofrece, por supuesto, café para empezar y nos narra los platos del menú, que para eso se supone que estás allí sentado. Sin no poco esfuerzo, decidimos pedir unas hamburguesas, que en un primer momento nos parecieron… difícil decirlo. Sin embargo, estaban sorprendentemente buenas, y el ambiente, la charla, el club social del bar, no tienen precio. Hay muchas historias en este local, que os contarán si os detenéis lo suficiente, como aquella del autobús que transportaba trabajadores nativos americanos y se averió. El trato que les dieron en el Black Bear fue tan bueno que 30 años después seguían parando allí, ahora ya los hijos y nietos de los trabajadores originales. Nosotros os animamos a hacer también una parada en el Black Bear, y a disfrutar del camino.
No dejamos, por el momento, el estado de Nueva York, y nos vamos a la que ha sido, durante algunos años, nuestra base de operaciones. La ciudad, como nos gusta decir a nosotros, con nombre italiano y corazón iroqués: Syracuse (Siracusa). En dos artículos os contamos la interesante historia de esta pequeña y desconocida ciudad del Empire State y os llevamos a recorrer su centro histórico, que os va a sorprender. Capítulo aparte merece el espectacular entorno natural que la rodea, lagos, bosques, viñedos, gargantas labradas por los glaciares, cataratas... un espectáculo.
Leer: "Syracuse, Nueva York, viaje por el país de Oz" y la segunda parte, "Syracuse, la belleza escondida tras los rascacielos de Nueva York".
En Syracuse, encontramos el Scotch 'N Sirloin, cuyo nombre no deja lugar a dudas sobre lo que vamos a encontrar en su interior: whisky y solomillo. Por supuesto, acompañados de una extensa variedad de platos y bebidas. Es uno de los establecimientos que también y por méritos propios, hemos incluido en nuestra selección de 12 Restaurantes de Estados Unidos.
Desde 1967, actualmente ya es la tercera generación de la familia Tiffany la que regenta el negocio, en el Scotch presumen de servicio y comida excepcional. No es para menos. Pescados y mariscos que vienen directamente del puerto de Boston, carne Midwest USDA Choice (una de las carnes premium certificadas por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos), una excelente selección de whisky escocés de pura malta y también bourbon. Si tenéis ocasión, visitadlo en otoño o invierno, con la chimenea de leña caldeando el ambiente.
Hemos comido en varias ocasiones en el Scotch, combinando platos de la carta junto con hamburguesas y siempre hemos terminado satisfechos. La burger que os presentamos es excelente, empezando por el pan, gracias a la carne de la granja Gridley, procedente de animales alimentados con pasto y a la mezcla de pocos ingredientes, que permiten saborear cada uno de ellos.
Como acompañamiento, Swallow Wit, de la cervecera más antigua de Syracuse, la Middle Ages Brewery Company, fundada en 1995. Es una cerveza de trigo, estilo wit bier belga pero creada con ingredientes británicos. Ligera, con un toque de cilantro y cáscara de naranja.
No sin pena, nos despedimos de Nueva York, el Empire State. Viajamos hacia el oeste hasta llegar al Estado de Illinois. Nuestra siguiente parada nos lleva a orillas del lago Michigan, a la ciudad del viento, de Al Capone, la creadora de los rascacielos y de una pizza no apta para todos los públicos. En sus calles encontramos una lección de arquitectura a cada paso, y sus museos son una enciclopedia de arte. Estamos, claro que sí, en Chicago y no, no es la capital de Illinois...
En un histórico edificio situado en la 17W Adam Street de Chicago, visitamos el que no solo es un clásico de la ciudad, sino de toda la nación. Hermann Berghoff emigró a Estados Unidos en 1870 y en 1898 hizo realidad sus sueños inaugurando The Berghoff, el restaurante más antiguo de Chicago. Un establecimiento que todavía hoy permanece en manos de la familia, toda una rareza no solo para Estados Unidos. Incluso los empleados del local cuentan las generaciones que han trabajado allí. Solo por eso merece la pena visitarlo.
La carta del restaurante evoluciona para adaptarse a los nuevos gustos de los comensales, sin olvidarse de los clientes de siempre, que son legión. Probablemente ese cuidado de la tradición es lo que hace tan popular a The Berghoff, no solo entre los habitantes de Chicago sino para los turistas que la visitan. Encontraremos un gran surtido de platos clásicos alemanes, como la "Carne al estilo de Alsacia", con reducción de vino, espinacas y puré de patatas, o el "Rahm Schnitzel", una chuleta de cerdo empanada, con crema agria y judías verdes; también ofrecen algunos platos más contemporáneos de la cocina estadounidense. Por último, podemos encontrar platos de temporada, como los servidos durante el Oktoberfest.
Desde 2018 elaboran cerveza con su propia marca, Adam Street Brewery que dispone de un rincón propio dentro de The Berghoff. Si queréis probar platos muy distintos de lo que encontraréis habitualmente en Estados Unidos, como la sopa alsaciana de cebolla y manzana, o hígado de ternera salteado, además de alguna cerveza realmente especial, como la galardonada witbier "Clouds in Chicago" con arándanos e hibisco, o la IPA - New England / Hazy "Dat's Da Joose", con notas cítricas y de piña, The Berghoff es vuestro lugar en Chicago.
Dejamos atrás Illinois y nos adentramos en las Grandes Llanuras. Llegamos a Dakota del Sur que, al igual que su homónima del Norte, toma el nombre de una tribu de los sioux, los dakota. La colonización soterrada mediante la construcción de fuertes, la pretensión de explotar yacimientos mineros en una zona sagrada para los lakota, las Colinas Negras, y el incumplimiento de los tratados por parte del gobierno federal desencadenaron la guerra. En las Black Hills, se encuentra el Monte Rushmore, con las monumentales cabezas talladas en el granito de la montaña de cuatro presidentes de Estados Unidos. Muy cerca, el Memorial Caballo Loco y entre ambos el Custer State Park. Quien sabe si buscando contentar a todas las partes, no se ha contentado a nadie... Si queréis conocer más sobre la fascinante historia de Toro Sentado, Nube Roja, Caballo Loco y la victoria sobre el 7º de Caballería de Custer, podéis leernos en: "La tribu Lakota y las Grandes Llanuras de EEUU, mientras el río fluya y el águila vuele".
En Dakota del Sur también se encuentra uno de los lugares que más nos sorprendió durante nuestro último road trip por Estados Unidos. Se trata del Badlands National Park. Hacia allí nos dirigimos, en esta ruta de la hamburguesa de costa a costa.
Leer: "Parque Nacional Badlands, el muro de Dakota del Sur".
El Cedar Pass Lodge, es el único lugar dentro del Parque Nacional Badlands donde encontraremos un restaurante. Se sitúa junto al centro de visitantes Ben Reifel. Allí se puede aprovechar la parada para conocer el parque y conseguir mapas que nos ayuden a recorrerlo. El Cedar Pass Lodge abrió sus puertas en 1928 como campamento, estación de servicio y salón de baile, impulsado por el empresario local Ben Millar junto a su hermana Clara. Una vez transformado el local en albergue integral, con la apertura del comedor y las cabañas históricas, que siguen en funcionamiento, Ben, que era un apasionado de Badlands, se dedicó a dar charlas geológicas a sus huéspedes. El señor Millard falleció en 1956. En su honor, la formación geológica que domina el lodge y la sede del parque recibe, desde 1957, el nombre de Millard Ridge.
En el comedor del Cedar Pass, nos encontramos en un espacio relativamente pequeño, luminoso gracias a las cristaleras que proporcionan unas buenas vistas panorámicas y muy tranquilo, al menos cuando visitamos nosotros, durante un mes de junio. Apuestan por utilizar ingredientes locales y ecológicos, una práctica que se extiende a la totalidad del lodge. Las hamburguesas las sirven con pan de brioche y probamos tanto la de búfalo como la Badlans. Ambas sencillas, lechuga, tomate, pepinillos y cheddar. La diferencia es la carne, bisonte para primera y Angus para la segunda. De nuevo se constata que la sencillez en la elaboración no está reñida con el sabor si los ingredientes son de calidad.
En cuanto a la cerveza que acompañó nuestras hamburguesas, la prepara Crow Peak Brewing Company. Fue fundada en 2007 por el matrimonio Jeff y Carolyn Drumm en Spearfish, Dakota del Sur, la primera cervecería artesanal de la ciudad y la primera del Estado en volver a distribuir cerveza desde 1942. En su local, que no pudimos visitar, ofrecen comida, música en vivo y, obviamente, cerveza. Probamos una muy ligera, suave, rubia, con toques de miel y que ellos consideran de iniciación a las cervezas artesanales, la Canyon Cream Ale.
Dejamos atrás Dakota del Sur y nuestra siguiente parada será en el estado de Wyoming. Es el estado menos poblado y el segundo con menos densidad de habitantes por kilómetro cuadrado. Algo lógico si pensamos que dos tercios de su territorio lo ocupan las Montañas Rocosas y aquí es donde se encuentra el primer parque nacional del mundo, creado en 1872. Este era el punto culminante de nuestro road trip, un destino que habíamos perseguido durante años y que nos dejó maravillados. El Parque Nacional Yellowstone.
Leer: "Parque Nacional de Yellowstone, un volcán dormido en Wyoming".
El géiser Old Faithful, descubierto en 1870, es uno de los lugares más famosos del Parque Nacional Yellowstone y, junto a él, se encuentra el Old Faithful Inn, uno de los edificios históricos del parque. Construido en estilo rústico, con troncos de madera como elemento principal, se trataba de una enorme y cabaña de troncos con "modernidades" como la electricidad y la calefacción. Se finalizó en junio de 1904 y es el trabajo más famoso del arquitecto Robert C. Reamer. Tanto el arquitecto como el hotelero Harry W. Child vieron el potencial de atraer turistas que, tras una ardua jornada visitando el parque, ansiaban un alojamiento, conectado con la naturaleza del lugar, para descansar de las emociones vividas.
La historia del hotel esta plagada de acontecimientos que amenazaban su existencia: dos guerras mundiales, con la Gran Depresión entre ambas; incendios catastróficos, un terremoto, inviernos durísimos, crisis bancarias que afectaron al público interior de EEUU, una pandemia mundial... ¡120 años dan para mucho!
Aun hoy, es inevitable la sensación de asombro al adentrarnos en el vestíbulo, de 25 metros de alto, y visualizar en el centro del espacio una colosal chimenea de piedra, realizada con 500 toneladas de riolita, procedente de las erupciones que formaron la caldera de Yellowstone. La estructura del hotel marcó una época y un estilo de construcción para los parques nacionales de Estados Unidos.
Las instalaciones se han renovado y ampliado en diversas ocasiones, aunque la esencia se mantiene de forma sorprendente. Así, buena parte de los cambios realizados para mejorar los servicios a los huéspedes y visitantes pasan inadvertidos para el turista actual. Un considerable número de elementos y muebles originales de 1904 continúan utilizándose: el reloj de hierro forjado y latón montado sobre la chimenea, sillas y candelabros de nogal del comedor, la puerta principal y muchos otros. Como curiosidad, la posada original ahora se llama Old House y, pese a que la mayoría de sus habitaciones no cuenta con baño privado, resulta difícil encontrar una disponible.
Elegir hamburguesa en el Old Faithful Inn no es difícil, con dos opciones sobre la mesa: pollo o carne. Nosotros optamos por esta última. En la actualidad es una hamburguesa de carne de buey certificado Angus y alimentado solo con pasto, procedente del rancho Mulvey Gulch de Montana. Una propiedad que funciona desde 1864. Se sirve con pastrami de bisonte, provolone, salsa geyser, lechuga, tomate y cebolla, sobre pan de brioche.
La hamburguesa que comimos nosotros era diferente y parece que ya no se encuentra en la carta. En cualquier caso, la carne era excelente y el conjunto muy sabroso. El pan de brioche bastante consistente, más parecido al pan. Un acierto. En cuanto a la cerveza para acompañarla, elegimos una elaborada con cebada de Montana y agua de glaciar, de intenso sabor a cítricos, especialmente pomelo: Bent Nail IPA. La elabora Red Lodge Ales Brewing, la cervecera fundada por Sam Hoffmann en Red Lodge, Montana. No disponemos de imagen, estábamos tan concentrados en la mesa que se nos olvidó hacer la foto, pese a que, posiblemente, sea la cerveza más rica que hemos probado en Estados Unidos.
Nos dirigimos hacia sur de Wyoming, atravesando el indómito Grand Teton National Park, del que solamente pudimos quedarnos con algunas imágenes y con la esperanza de volver algún día y recorrerlo, quien sabe si a lomos de un caballo... uno de los muchos retos que nos quedan pendientes por aquellas tierras. El ecosistema permanece casi intacto y numerosas especies, tanto vegetales como animales, tienen alli su hogar desde hace milenios. El parque cuenta con una red de más de 300 senderos que permiten llegar a acampar en lugares totalmente salvajes.
Leer: "El secreto de Grand Teton National Park: Laurance S. Rockefeller Preserve"
Nuestra última parada en Wyoming es el Silver Dollar Bar que forma parte del histórico The Wort Hotel. Nos encontramos en Jackson. La historia del hotel se inicia en 1893, con la llegada del colono Charles J. Wort. En 1917 Charles adquirió varios lotes de terreno en el centro de la ciudad, que se utilizaron como corral y establo. Entre 1932 y 1940 los Wort explotaron un lodge turístico en Grand Teton National Park.
Con la venta del lodge, los hermanos John y Jess Wort pudieron financiar la construcción de un hotel de lujo en sus terrenos del centro de Jackson, cumpliendo así el sueño de su padre, Charles. El Wort Hotel abrió sus puertas en 1941.
En 1950 se construyó la mítica barra del Silver Dollar Bar, con 2032 dólares de plata Morgan de 1921, que estaban fuera de circulación, procedentes de la Casa de la Moneda de Denver, incrustadas en su superficie. En el hotel, repartidas en los diferentes espacios hay muchas más monedas, hasta un total de 4000. Cuando a los Wort se les ocurrió la idea de utilizar los dólares de plata tuvieron primero que negociar con el Tesoro y, posteriormente, encontrar a un ebanista lo suficientemente hábil, John K. Fetzer, como para realizar el trabajo de forma que resultara imposible arrancar las monedas de la barra.
Otro momento destacado en la vida del hotel fue el 5 de agosto de 1980, cuando un accidente eléctrico provocó un grave incendio que estuvo a punto de terminar con el edificio. Solo diez meses más tarde, el Wort volvió a abrir sus puertas. Desde entonces, el hotel ha ido cambiando de manos y ha pasado por momentos complicados, rozando la demolición. Sin embargo, ha sobrevivido, cosechando premios, adaptándose a los tiempos y, especialmente, conservando su identidad. Os recomendamos que, si no os alojáis en él, descubráis sus estancias, respiran el espíritu de los colonos.
La colección de arte del hotel, más de 100 piezas se exponen públicamente (parte de las habitaciones también esta decorada con piezas originales), ayuda a crear una atmósfera singular, a introducirnos en una especie de viaje en el tiempo y es uno de los motivos para alojarse o visitar este curioso establecimiento.
Como buen edificio histórico que se precie, el Wort Hotel cuenta con su propia presencia sobrenatural: el fantasma de Bob Tomingas. El bueno de Bob supervisaba el mantenimiento del hotel desde 1950 y se convirtió en una enciclopedia humana en cuanto a los entresijos del edificio. Ya como fantasma gasta bromas y ayuda a los actuales operarios a encontrar o reparar las entrañas del viejo hotel. Podéis perder cuidado, Bob nunca se aparece a los huéspedes.
En el Silver Dollar probamos la Buffalo Burger y la Silver Dollar Burger. Aunque no somos muy fans del pan de brioche, tenemos que reconocer que estaban estupendas. La base, una vez más, la calidad de la carne y los vegetales frescos. No es necesario incorporar una decena de ingredientes y salsas para disfrutar de una buena hamburguesa.
Es hora de realizar un pequeño desvío en nuestro camino hacia el Océano Pacífico, para dirigirnos hacia Colorado, que toma su nombre del río homónimo que nace en el norte del Estado. Es el territorio de las Montañas Rocosas, ya que, en él se encuentran las mayores alturas de la cadena montañosa, más de 50 picos por encima de los 4000 metros y poseen algunas de las mejores estaciones de esquí de Estados Unidos, Curiosamente, la parte occidental del estado es, geográficamente hablando, completamente distinta, al formar parte de las Grandes Llanuras.
La US Highway 6, inaugurada en 1926, discurre entre Bishop, California, y Provincetown en Masachussets, a lo largo de 5148 km y 14 estados. Otra espectacular alternativa a la Route 66 para cruzar, de costa a costa, Estados Unidos. Junto a ella, a la altura de Dillon, nos encontramos con Dillon Dam Brewery.
Abrió sus puertas en febrero de 1997 y es la cervecería más grande de las Montañas Rocosas de Colorado. En su interior, dos pisos para acomodarse y un puente que ofrece una visita auto guiada al proceso de elaboración artesanal de la cerveza, además de una vista privilegiada del gran ambiente que inunda este local.
El maestro cervecero elabora algunas de las cervezas artesanales con cepas especiales de levadura belga y maltas inusuales. Se utilizan barriles de Breckenridge Distillery, melocotones de Palisade, Colorado, para la "Peach Hefeweizen" o chiles Hatch para "Dam Chili". Cada temporada hay sorpresas. Sin olvidar las más tradicionales que se fabrican todo el año.
Catamos varias cervezas, desde la Brut Ipa a la Sweet Georges Brown, todas con cuerpo, aromáticas y fáciles de beber. Un gran acompañamiento para la comida que sirven. La lista de cervezas es amplia, da para varias visitas.
Los menús están pensados para que combinen con las cervezas, a base de carne 100% Angus o de bisonte de Colorado y Wyoming; pollo ecológico Red Bird, lechugas seleccionadas a mano, verduras locales y de cultivo propio, al igual que otras hierbas y guarniciones.
Después de echar un vistazo a las comandas que salían de la cocina, optamos por platos diferentes a las hamburguesas, como el NY Steak de Angus, y una especie de pastel que carne que, desafortunadamente, ya no figura en la carta. La comida fue excelente, aunque lo cierto es que, desde nuestra visita, el menú ha cambiado bastante y se ofrecen platos menos sofisticados, al tiempo que ha aumentado el conjunto de hamburguesas que, con seguridad, serán muy recomendables.
Retomamos la dirección oeste de nuestra ruta y avanzamos por el norte del estado de Utah, en dirección a su capital, Salt Lake City. El núcleo urbano lo domina Temple Square, donde se encuentra la sede de la iglesia mormona, que es como se conoce a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El imponente edificio es visible desde muchos puntos de la ciudad, aunque simplemente te encuentres de paso y da buena idea del estatus que ocupa dentro de la sociedad.
Los principales ingresos de Utah provienen del turismo y no es de extrañar. La lista de parques nacionales que se encuentran en su territorio es asombrosa. Algunos como Bryce Canyon o Arches ya se encontraban marcados en nuestra ruta. Otros, como Canyonland o Capitol Reef, quedan para una próxima ocasión. No solo hay grandes parques en estas tierras en buena parte desérticas, también encontramos parques estatales, más pequeños, que merecen una visita, como Dead Horse State Park o el sorprendente Antelope Island State Park, que sí recorrimos, en el Gran Lago Salado.
Leer: "Cañón Bryce: un mundo de fantasía en Utah, Estados Unidos"
El Crazy Cow Café lo encontramos en el sur de Utah, en la localidad de Beaver, recorriendo la I15 desde Salt Lake City hasta Bryce Canyon National Park. Este parque nacional era uno de los puntos señalados con mayúsculas en nuestro mapa y, sin duda, cumplió con creces nuestras expectativas.
Según cuentan, el local tomó su nombre, Crazy Cow, de una de las vacas de su establo, famosa por su mal carácter, lo que obligaba a todo el mundo a estar ojo avizor cuando se estaba a su alcance. La causa de la "mala leche" de la vaca no era otra que el dolor que le producía una grapa de las que sujetan las alambradas hincada en una de sus pezuñas. A pesar de sacar la dichosa grapa, el carácter del animal ya no mejoró. Cada temporada pensaban venderla, aunque finalmente no lo hicieron. No sabemos si continuará correteando por el establo o si, por contra, habrá formado parte del menú. En cualquier caso, su recuerdo sigue presente en este minimalista establecimiento.
En el Crazy Cow Café dejamos de lado las hamburguesas que, debemos señalar, tenían un aspecto excelente, y optamos por lo que en estas tierras llaman filete (nuestro entrecot) También probamos las costillas a la barbacoa. El local, muy minimalista, permite concentrarse en lo que de verdad importa: lo que te sirven en el plato. Solo podemos decir que nos chupamos los dedos y que volveremos a parar en este restaurante si nuestra ruta nos lleva de nuevo algún día por Beaver. En esta ocasión no hubo cerveza, aun nos quedaban kilómetros por delante...
Poco a poco vamos llegando al final de nuestro viaje; estamos en California, el Golden State. Un frío día de enero de 1848, el descubrimiento de yacimientos de oro en Sutter’s Mill desató una “fiebre” que afectó a cientos de miles de personas que se lanzaron a la aventura en busca del preciado metal. Todo en este territorio junto al Oceáno Pacífico es golden: sus colinas y atardeceres, su puente más famoso, el Golden Gate, hasta uno de los equipos de la NBA, Golden State Warriors...
California es el Estado más poblado de la Unión y el tercero más extenso, plagado de ciudades reconocidas en todo el mundo, como San Francisco, Los Ángeles o San Diego. Desde hace al menos 20 años, California es la quinta economía del mundo. A ello contribuyen, entre otros, las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, universidades como Berkeley o Stanford, sin olvidar la potentísima industria del entretenimiento.
California es, además, una de las zonas más ricas y diversas del mundo, ecológicamente hablando. Enumerar los espacios naturales singulares del territorio sería una tarea casi inabarcale. Como ejemplo, os diremos que el Golden State alberga entre sus fronteras más parques nacionales que ningún otro estado: nueve en total. Además, son excepcionales: Joshua Tree, Death Valley (Valle de la Muerte), Redwoods, Lassen Volcanic, Pinnacles, las Islas del Canal. Sequoia, Kings Canyon y Yosemite, este último Patrimonio de la Humanidad, se encuentran en la Sierra Nevada, donde también encontraremos el Monte Whitney, la mayor altura de Estados Unidos, sin contar Alaska. A varios de ellos les hemos dedicado diferentes artículos que podéis encontrar en el blog.
En relación a esta ruta de la hamburguesa y la cerveza, Sierra Nevada también es una pale ale que podéis encontrar en Europa con facilidad y que a nosotros nos gusta mucho. Nos ha acompañado en todos nuestros viajes por Estados Unidos. La fabrica, desde 1979, Sierra Nevada Brewing Company, una compañía californiana fundada por Ken Grossman y Paul Camusi en la ciudad de Chico.
Un itinerario interesante desde el punto de vista histórico, también paisajístico, para recorrer el Golden State es seguir el Camino Real. Se trata de una ruta de casi 1000 km que conecta las 21 antiguas misiones españolas de California. A poco más de 25 km al sur de una de las más importantes, San Luis Obispo, muy cerca de la playa y las dunas del municipio de Oceáno, en el 1300 de Railroad St., se encuentra nuestra siguiente parada: el Rock & Roll Diner.
La historia del establecimiento es muy interesante. El diner ocupa dos vagones de tren. El primer vagón fue construido en 1946 por la Pullman Standard Car Company, ya como vagón restaurante. El segundo vagón, un salón, se construyó en 1947 por la Budd Car Company y llegó a formar parte del tren de lujo Orange Blossom Special que hacía el trayecto Nueva York – Miami. Johnny Cash tomó el nombre del tren para su álbum de 1965 y la primera canción del mismo. Un antiguo empleado de ferrocarril, Erl “Chic” Sale compró los vagones en 1978 para crear un restaurante. Tras años de cierres, aperturas y cambios de propiedad, el Rock & Roll Diner vio la luz en 1998.
Este diner clásico está repleto de fotografías y recuerdos de los años 50 y 60 del siglo XX. Betty Boop tiene una presencia notable en el local, imaginamos que por el resurgir del dibujo animado en los 50 porque, en realidad, Betty nació en la década de 1930... La banda sonora también remite a aquella época. La carta del diner es muy amplia, aunque lo que no encontraréis (algo habitual en estos establecimientos) es cerveza. Las hamburguesas no se encontraban entre nuestras primeras opciones, sin embargo, estaban lo suficientemente sabrosas como para ser una segunda opción aceptable. Como recomendación, pediríamos que pusieran aparte la salsa 1000 island (muy parecida a la salsa rosa).
Nuestro viaje de costa a costa por Estados Unidos llega a su fin. Ponemos rumbo al norte, en dirección a la ciudad con más encanto de la costa oeste: San Francisco. En Lori's Diner, 500 Sutter St., al igual que en nuestra anterior parada, nada más entrar nos envuelve la atmósfera de los años cincuenta, con una decoración llena de recuerdos de la época con rock 'n' roll sonando de fondo. Imágenes de Elvis, Marylin, juke box y sofás rojos de polipiel. Un scooter Allstate o un Ford Edsel de 1959 forman parte de la decoración del local de la calle Sutter Street. Es el único de los tres Lori´s Diner que continúa en funcionamiento y además, es el lugar donde Lori´s Diner abrió sus puertas por primera vez, en 1986.
Nosotros estuvimos en el que había en el 161 de Powell Street. Era muy amplio, con paredes de ladrillo, neones, máquinas de petacos y hasta una avioneta colgada del techo. La fórmula elegida por Lori’s no tenía complicaciones, desde ofrecer el desayuno a cualquier hora, hasta servir los postres más clásicos.
Las hamburguesas que comimos no hubieran estado entre nuestra primera selección, aunque debo reconocer que estaban ricas y tenemos buen recuerdo. Además, el ambiente de Lori's lo convierte en un buen lugar donde sentarse y dejar vagar la imaginación para situarnos en los fantásticos 50's de Estados Unidos.
Lo cierto es que cualquier excusa es buena para hacer un recorrido de costa a costa por Estados Unidos. Con los años hemos comprobado que los tiempos entre visitas, comer y ver comer, compartir descansos y tertulias con los residentes, es una buena forma de conocer y aprender más sobre el país. USA es para nosotros como el país de los gigantes de Gulliver. Un país que por sus dimensiones y diferencias nos demuestra que cuantos más matices y detalles atesoramos, mas nos queda por descubrir. La gastronomía ha sido el hilo conductor en esta ocasión. Recordaros que también os proponíamos, en oro artículo, la I90 como alternativa a la Ruta 66.
Leer: "Estados Unidos, vive un road trip por la I90 y olvida la Ruta 66".
Son muchas las opciones que nos invitan a volver, una de ellas, el Sendero de los Apalaches, el Appalachian Trail. Total, son sólo 3523 km de caminata, que transcurren por 14 estados de la costa Este, desde Georgia a Maine. Esta travesía transita por espacios naturales y bosques que guardan los secretos de varias naciones indias y donde nacieron las 13 colonias británicas, origen de los Estados Unidos, quien sabe si algún día… ¿Cuál sería vuestro motivo, vuestro itinerario, vuestra excusa para recorrer el país, para volver?
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