Venecia es fascinante, un lugar al que todo el mundo, tarde o temprano, quiere acercarse. Muchos son los lugares de visita "obligada" que encierra la ciudad de los canales. Aquí os dejamos unos cuantos rincones, pinceladas más bien, que os permitirán viajar por una Venecia sorprendente, sin multitudes. Tal vez os sean familiares o no, en cualquier caso esperamos que los disfrutéis. Y en esta ocasión con mapa, para que no os perdáis, o si...
Caffé Lavena. Acercarse a la barra de este antiguo café, tal vez el preferido de Wagner, en el centro de la Plaza de San Marcos, observar el ir y venir de sus camareros, los espejos, las viejas arañas de cristal reluciendo en el techo, los mármoles del suelo, saborear un café con una galleta de amaretto..., por menos de 1'5 euros..., es uno de esos pequeños momentos que te hacen sentir como un auténtico veneciano.
La Basílica de San Marcos es uno de los iconos de Venecia. Imposible no sentirse sobrecogido al acceder al interior de la que fue capilla de los Dux, un edificio en el que somos conscientes de lo que significó y significa la palabra "poder", especialmente el terrenal... No hay que dejar de asomarse a la Loggia dei Cavalli, donde encontraremos los caballos de bronce conquistados en Constantinopla y que Napoleón confiscó por un tiempo. En realidad, son réplicas, y los verdaderos caballos se encuentran expuestos en el interior de la basílica.
Lo que de verdad hay que hacer aquí, además de visitar el interior de la basílica, es contemplar, con una sorprendente falta de público, las vistas de la Plaza de San Marcos y de la Piazzeta, del Campanile y de la Torre dell'Orologio, mientras nos sentimos, por un segundo, al mando de la Serenissima.
Las antiguas dependencias reales de Napoleón, hoy Museo Correr, son otro de esos lugares situados en pleno centro de Venecia donde no encontrareís, incomprensiblemente para nosotros, hordas de visitantes. Recorriendo sus salas, uno va haciéndose a la idea de que, sea cual sea la época, estar en la cima siempre era interesante. Al llegar a la joya del museo, la Biblioteca Nazionale Marciana diseñada por Sansovino, con obras de Veronés, Tiziano y Tintoretto, resulta fácil imaginar la amargura que supuso para el francés su pérdida a manos del emperador austríaco Francisco José.
Por si fuera poco, el mismo edificio alberga el Museo Archeologico Nazionale, con piezas que tal vez se encuentren un tanto descontextualizadas en un interior veneciano, aunque no deja de ser más que interesante y puede resultar un buen refresco de pantalla, especialmente si llevamos unos días en la ciudad. Un café con soberbias vistas de la Plaza de San Marcos, donde reponer fuerzas en un ambiente asombrosamente calmado completa la visita.
Un tanto escondida, se encuentra la Ca'Giustinian que acoge La Biennale, donde, entre otras cosas, podemos disfrutar de impresionantes vistas de la entrada del Canal Grande, mientras reponemos fuerzas en su pequeña terraza a pie de góndola.
Dorsoduro nos ofrece multitud de buenos momentos. Hay que acercarse, muchos visitantes no lo hacen y se conforman con verla en la distancia, guardando la entrada al Canal Grande, hasta la Punta della Dogana. La antigua aduana del mar, muestra orgullosa su torre que se eleva hasta los 28 metros de altura para destacar la esfera dorada de la Tierra y la esfinge alada que simboliza la Fortuna. Rodear el edficio nos proporcionará magníficas vistas tanto de San Giorgio Maggiore como de la Giudecca, donde reluce la fachada del Santissimo Redentore.
Retrocedemos para llegar hasta la Basilica di Santa Maria della Salute erigida en agradecimiento a la Virgen por los supervivientes de la peste de 1630. Un edificio dominado por la imponente cúpula con la que lo coronó Baldassare Longhena, y que luce, o más bien suena, en todo su esplendor durante las vísperas (la liturgia de la tarde) los días de entre semana. Como curiosidad, se relaciona su diseño con el de un templo que aparece en la novela humanista "El Sueño de Polífilo", y sería el nexo de unión entre la devoción a la Virgen y el antiguo culto a Venus, no en vano el nombre de Venecia deriva del nombre de la diosa...
Caminamos recorriendo el barrio, para llegar a la Peggy Guggenheim Collection, tal y como la llamamos nosotros, la colección de una adicta al Arte. El antiguo Palazzo Venier dei Leoni, con sus jardines y sus preciosas vistas del Gran Canal, resulta el entorno perfecto para acoger la colección de una mujer que cambió la historia del arte, que descubrió y apoyó a los que hoy son las grandes figuras de las vanguardias.
También indispensable, continuando nuestro recorrido por Dorsoduro es la Gallerie dell'Accademia. A su alrededor todo es bullicio, foráneos y locales se mezclan en un ir y venir frenético de un lado al otro del Ponte dell'Accademia donde algún día llegaremos a ver cómo se instauran turnos para sacar la foto del Gran Canal... Afortunadamente, la mayoría pasa de largo el antiguo edificio de Santa María della Caritá utilizado por, otra vez Napoleón, en 1807 para guardar sus expolios artísticos. Hoy es un templo del arte, Tintoretto, Tiziano, Veronés, Mantegna, Guardi, Leonardo da Vinci... se dan cita en un edificio sobrio, acorde con su antigua condición, donde sobresale la Sala dell'Albergo. Esta sala, restaurada en 2012 merece por si sola una visita al museo.
Paseando por las calles y callejones menos transitados de Dorsoduro llegamos a una plaza mutante: mercado de pescado a primera hora y centro de reunión de venecianos y aspirantes en torno a las mesas desplegadas desde antes de mediodía y hasta bien entrada la noche. Es el Campo Santa Margherita, donde no podéis pasar por alto el bar Rosso y sus spritz..., avisados estáis.
Ca´Rezzonico. Profunda es la huella de Baldassare Longhena en Venecia. Inició este palacio en 1667, por encargo de la familia Bon, aunque apenas vio levantar el primer piso antes de fallecer. El edificio pasó a manos de los Rezzonico en 1750. El nuevo arquitecto, G. Massari lo terminó siguiendo los planos de Longhena, aunque añadió modificaciones que dan al palacio su porte actual, como el patio, la monumental escalera, y el grandioso salón de baile, que ocupa todo el ancho de edificio.
La antigua vivienda del Papa Clemente XIII es hoy en dia un espacio, nuevamente a salvo del turismo descontrolado, donde nada más entrar se tiene la sensación de realizar un viaje en el tiempo. El fastuoso siglo XVIII veneciano parece cobrar ante nuestros ojos. Magnífico e imprescindible.
Nuestros pasos por Dorsoduro nos llevaron hasta el 1185 de la calle de la Toletta, donde nos encontramos el pequeño Bar Ae Maravegje, un lugar genial repleto auténticos tramezzini y panini, donde, no podía ser menos, recordamos las aventuras de uno de nuestros guias venecianos por excelencia: el comisario Guido Brunetti.
Sin duda, Canareggio ha sido el gran descubrimiento de nuestra última visita a la ciudad de la laguna. Un barrio lleno de comercios tradicionales, de calles estrechas, de pequeñas plazas escondidas y restaurantes de cocina del Véneto. Laberíntico, con un orden endiablado en las numeraciones de sus edificios, pone a prueba nuestro sentido de la orientación, aunque perderse hace que encontremos lugares nuevos y sorprendentes. Nos alojamos en una casa veneciana, muy cerca de la Chiesa di Santa María dei Miracoli, y podemos decir que fue un acierto. Solo por ver la vida diaria de un barrio veneciano, casi desprovisto de turistas ya merece la pena alojarse aquí.
Destaca con personalidad propia en Canareggio, el Campo del Ghetto Nuevo y el Ghetto. El barrio judío de Venecia, sigue conservando buena parte de sus señas de identidad. El Museo Ebraico es la referencia para entender esta parte fundamental de Venecia desde el siglo XVI. Destaca el conjunto de sinagogas, que no son como esperáis y seguro llamaran vuestra atención... Allí se encuentran la italiana, la francesa y la alemana, mientras que en el Ghetto Vecchio encontraremos la Sinagoga de Levante y la Española. Algunas pueden visitarse, aunque desafortunadamente, no se permiten las fotografías.
Chiesa Della Madonna Dell'orto, tumba de un pintor veneciano, no siempre bien comprendido y apreciado, Jacopo Robusti, guarda también entre sus muros dos de las mejores obras del llamado Tintoretto: la Presentación de la Virgen en el Templo, y el Juicio Final. Un edificio gótico de ladrillo, levantado en 1365, donde camparéis a vuestras anchas.
Las calles y canales que la rodean os pedirán a gritos que las fotografiéis... Están llenas, al igual que otras muchas callejuelas escondidas en todos los sestieri de elementos como este camello que aparece en "Fábula de Venecia" del gran Hugo Pratt y que nos recuerda que existe una Venecia insólita y secreta de la que algún día también os hablaremos.
Torrefazione Marchi, en una animadísima calle en el sur de Canareggio llena de locales para comer, puestos de fruta, y comercios variados, el olor a café que traspasa las puertas de este local regentado por la familia Marchi desde 1930 es un imán para los cafeteros. Funciona como tienda de cafés, y además podréis el proceso de tueste y envasado de los diferentes tipos de grano. Entran turistas, claro, pero aun ganan los clientes locales, de largo. Es genial verlos entrar, pedir y marcharse en un suspiro, con unas cuantas frases de cortesía. Resulta díficil decidirse por un café, querríamos probar todos. El noxea, café tostado con avellanas, el café de la sposa..., con una curiosa historia que empieaza asi:
"Una splendida rafazza veneziana di nome Ninetta sta per sposari ma la matina del matrimonio mentre si veste tutta di bianco, si sente svenire..." No pensaréis que vamos a contarlo todo, ¿verdad? Un apunte: algunos cafés se sirven con nata, no os cortéis, es nata de verdad...
La Chiesa di Santa Maria dei Miracoli, uno de los grandes ejemplos de la arquitectura renacentista en Venecia tuvo su origen en un mar de lágrimas... Las que derramó en 1480 la Madonna, obra de Nicoló di Pietro, en un altar al aire libre escondido en el corazón de Cannareggio. La generosidad de los vecinos y la genialidad de Pietro Lombardo hicieron posible el milagro de levantar un edificio donde no parecía existir espacio para tal fin. Una fachada de frontón circular y el juego de perspectivas que se realiza con mármoles de colores nos dejan un lugar para la historia.
Junto con la Scuola Grande di San Rocco, a la que desgraciadamente en esta ocasión no pudimos entrar y tuvimos que conformarnos con verla desde fuera, la Basilica di Santa Maria Gloriosa dei Frari es el otro elemento fundamental de este recorrido atípico. Decimos atípico porque, una vez más y a pesar de lo que podáis encontrar en algunas guías en sentido contrario, disfrutaréis aquí también de una Venecia sin multitudes.
Los visitantes acuden aquí atraídos, con razón, por el trabajo de Tiziano, magistralmente acompañado por Bellini, Donatello o Sansovino, entre otros. El edificio de la iglesia, al igual que el campanile, está realizado en ladrillo, con calados en mármol y motivos decorativos intentando diferenciarse del estilo gótico europeo, y forma parte de un conjunto monástico franciscano que inica su andadura en el siglo XIV.
Castello es uno de los sestieri de Venecia que, probablemente, más desapercibido pase para los visitantes, a pesar de lo mucho que puede ofrecer al viajero. Explorar las calles alrededor de San Pietro di Castello, recorrer la via Garibaldi, que hasta 1808 era una vía de agua, hoy llena de bares y tiendas de fiambres, pasear al atardecer por la riva degli Schiavoni, o relajarse en los Giardini de la Bienale, son regalos que nos hace este distrito veneciano.
Uno de los tesoros de Castello es el edificio diseñado por Jacopo Sansovino y rematado con una fachada de Palladio. Solamente por eso es gratificante acercarse a la Chiesa de San Francesco della Vigna, atravesar su claustro y recorrer su interior para descubrir la Madonna, obra de Bellini en la Cappella Santa.
Un imponente edificio de ladrillo, con torreones, portadas y esculturas de mármol nos habla del poderío de Venecia, que levantó en 1104 unos astilleros donde tenían su sede cientos de compañias navieras, el Arsenale. Otro de los lugares venecianos reconocibles en la obra de Hugo Pratt Fábula de Venecia. ¿Son reales las runas grabadas sobre los leones de la entrada? Tal vez si, o tal vez no. Deberéis acercaros hasta allí para comprobarlo.
Campo dei Santi Giovanni e Paolo, llegar caminando hasta este campo, desde el centro de Cannareggio puede ser toda una aventura, y nos servirá para hacernos una idea de esa Venecia Menor de la que hablábamos al principio. En esta plaza nos encontraremos con un interesantísimo conjunto monástico. La iglesia continúa bajo la administración de los dominicos, mientras que los claustros, jardines, y algunas salas se han incorporado, junto con los locales de antigua Scuola de San Marcos, al Hospital Civil.
Un detalle: el encargo de una última cena para el refectorio del convento, a punto estuvo de costarle la vida a Paolo Veronese por las licencias que se tomo al representar la escena. Sin embargo, nunca realizó las correcciones que el Santo Oficio le impuso, y hoy en día podéis contemplar esta monumental obra en la Galleria de la Academia. Es la Cena en Casa de Leví
Bonus Track
Un recorrido más clásico, centrado en el arte, nuestro post: La Serenísima, una fábula de Venecia
Otros lugares que también incluímos en nuestro mapa:
Algiubagiò, en Fondamenta Nuove, Cannaregio 5039. Un interior moderno, una iluminación íntima y su terraza asomada al mar, lo convierten en un buen lugar para picotear unos tramezzini mientras vemos el ir y venir de los vaporettos.
Dos lugares donde podréis disfrutar de helados originales, aunque eso si, en esta ocasión os tocará pelear con los turistas que invaden ambos locales. La Mela Verde en Fondamenta de l'Osmarin, y SuSo en Sestiere San Marco 5453/A, y no os perdáis su helado de higos.
Los vaporettos y traghettos son el modo natural de desplazarse entre las islas, y no debéis dejar de realizar unos cuantos recorridos. Visitar San Giorgio Maggiore, además de conocer una de las grandes iglesias de Venecia, os dará una buena perspectiva de la ciudad de la laguna.
La Giudecca hay que descubrirla. Aun queda mucha vida de la Venecia más real en ella, e iconos del arte, como Il Redentore. Pasear por su ribera al atardecer os dejara unas vistas que permanencerán mucho tiempo en vuestra memoria, y que podeís fijar aun más sentados junto al agua en la Trattoria Pizzeria do Mori, Giudecca 588.
Alucinante! Lo habéis bordado!
ResponderEliminarMe lo guardo, lo imprimo, lo recomiendo, lo twuitteo, ...
Saludos,
MertxeGL
¿lo... viajas? jejeje, Mertxe, Venecia lo pone fácil, y más cuando no es la primera visita, ya sabes...;-)
EliminarPrecioso post!! Con él me he dado cuenta de que nos dejamos tanto por ver en la ciudad... Pero claro, solo pasamos 48 horas. Para otra vez será!
ResponderEliminarYa nos conoces M. Carmen Cruz, salvo alguna excepción forzosa, nos gusta dedicarle tiempo a los destinos, y a Venecia siempre apetece volver, y hay que dejar siempre algo pendiente para la próxima ¿no? ;-)
EliminarHace diez años de mi última visita a Venecia, casi nada. Es un lugar mágico, de esos en los que es mejor perderse, porque hay tanto que ver, tantos rincones apetecibles. Incluso una película tan tonta como Locuras de verano es una delicia sólo por cómo nos la muestra. Ojalá pueda volver pronto, y no una, sino muchas veces. Guardo vuestras recomendaciones como oro en paño.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Tawaki, de hecho creo que lo de perderse debería ser obligatorio, jejeje. Anoto la película, que no hemos visto, es verdad que a veces merece la pena solo por recrearnos en imágenes de un destino que nos enamora, como en El Talento de Mr. Ripley... ;-))
EliminarSolo hemos estado en Venecia una vez físicamente y nos enamoró, de las ciudades más especiales y bonitas que conozco. Cada vez que me leo un libro de Donna Leon vuelvo acompañada de mi comisario favorito, que veo que también lo es vuestro. Estoy deseando volver, me apunto todos esos sitios y os recomiendo un sitio al que acuden los venecianos a degustar en la barra una copa de vino y una deliciosa polpettine (íbamos a diario), está en el Cannaregio y se llama Ostería alla Vedova. Hace poco descubrí un artículo en el que venía una foto de una librería en el mismo barrio, la librería Acqua Alta en la que hay una góndola dentro y rápidamente tuve un antojo de volver lo antes posible. Una preciosa entrada, tengo debilidad por Venecia. Un saludito Guisantes!
ResponderEliminarUna debilidad compartida Caliope y unas anotaciones que imitaremos y buscaremos en la próxima visita. Sin duda Brunetti es una magnifica forma de "volver" a Venecia cada año, y de añorarla, claro. Un saludo, y cuantas visitas te debemos ya... ufff ;-))
EliminarInteresante
ResponderEliminarGracias por la información
A ti Iván Jimenez por acercarte y comentar ;-))
EliminarQué recuerdos!
ResponderEliminarHace 6 años de mi último viaje allí. Daría lo que fuera por un Tramezzini bien cargado de salami...
Genial y completísimo post!!
Muchas gracias, DianaF, es un lugar realmente especial al que no nos cansamos de volver.
Eliminar¡Saludos!
Penita no haber visto esto cuando pasé por Venecia, claro que era como 1988 o por ahí, creo que el guisante no estaba ni en la mata...
ResponderEliminarJajaja, Javier, así es... La verdad es que esta vez hemos recorrido lugares que no conocíamos, Venecia siempre guarda sorpresas. ¡Un abrazote!
EliminarArribamos en la bella Venecia en 9 días!!!!!!!!!!!!!,ya tenia mis rutas organizadas,pero me habéis dado alguna idea nueva....apuntadas!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBesines
Pues nos alegramos mucho, Mayte y esperamos que todo fuera bien, Venecia es una maravilla
EliminarMis padres son de Venecia igual que mis abuelos que en paz descansen, antes cada año íbamos a visitarlos. Una pena que cada vez es menos reconocible, van cerrando tiendas de toda la vida para abrir otras solo para turistas con productos creados fuera de Venecia. Recuerdo cuando ibas de paseo y podías saludar a los vecinos, ahora ni siquiera se puede pasear, solo esquivar.
ResponderEliminarCreo que por lo menos una vez en la vida se tiene que visitar y entiendo que no se puede tener todo, pero la Venecia que recuerdo era mucho mejor que la que os vais a encontrar.
Un abrazo!
Cierto, es una lástima que lugares se transformen en una tienda turística, y Venecia durante mucho tiempo lo ha trabajado a pulso. Creo que no es aun irreversible, al contrario, nos hemos encontrado con muchos vecinos reivindicando un cambio de rumbo en la política turística veneciana, y barrios como Cannaregio donde aun hay tiendas de toda la vida, y los vecinos, efectivamente, se saludan y te saludan.
EliminarEstuve de viaje de novios hace 34 años,desde niña soñaba con ir a Venecia...tal fue mi sorpresa al ver una ciudad tan preciosa y llena de cultura que mis ojos no daban crédito a lo que veían. Perdidos por sus calles y admirando tanta belleza.
ResponderEliminarEste invierno la visitaré de nuevo y solo espero poder emocionarme como hace solo 34 años. Mi bella VENECIA
Un saludo
Esperamos que si, que vuelvas a sentir esa sensación y disfrutes como en tu viaje anterior. Un saludo!
Eliminar