El pequeño pueblo de Berganzo (Álava – Araba) se encuentra en las faldas del monte Toloño, uno de los picos más conocidos de la Sierra de Cantabria y está dividido en dos barrios, Arriba y Abajo, por el río Inglares; junto a su cauce, discurre uno de los senderos más bellos, también más concurridos, de Euskadi: la Ruta del Agua de Berganzo.
Para realizar la ruta es necesario aparcar el vehículo en el estacionamiento ubicado en Berganzo, que tiene una capacidad limitada, por lo que, si no queréis llevaros una sorpresa desagradable, hay que realizar una reserva previa. En la página web oficial del Ayuntamiento de Zambrana, municipio al que pertenece Berganzo, tenéis toda la información relativa al uso del aparcamiento. Como apunte a tener en cuenta, verificad la matrícula del vehículo que vais a utilizar porque la barrera es automática y reconocerá únicamente los datos de aquella que figure en la reserva previa.
La Ruta del Agua de Berganzo, circular, recorre una distancia de diez kilómetros, con un desnivel positivo que no llega a los 200 metros, resultando asequible para casi todos los públicos, aunque hay un par de tramos de pendiente algo costosa. Las marcas blancas y azules nos señalan un recorrido que, por lo demás, no presenta dificultades de orientación.
El sendero, nada más comenzar, nos lleva hasta el corazón del pueblo, cuya primera referencia histórica nos traslada al año 1081, formado por casas de piedra, algunas blasonadas. En la Plaza de la Villa, atravesada por la carretera A-3126, lo que no deja de ser sorprendente, se encuentran el antiguo lavadero público de Bergantzu, la fuente histórica, y el antiguo ayuntamiento, Casa de la Villa. Calles arriba se levanta la silueta imponente de la iglesia - fortaleza de San Miguel, del siglo XVI, dominando el conjunto desde su ubicación privilegiada.
A menudo hemos escuchado que el inicio de la ruta, con el sonido del agua apenas audible, no es especialmente atractivo. En nuestra opinión esto no es así. El sendero, también en sus primeros compases, discurre por paisajes de gran belleza natural, praderas y bosques centenarios de hayas robles y encinas, que mostrarán todo su esplendor durante el otoño. Parte de este tramo coincide con el GR-1, uno de los senderos de largo recorrido más grandes de España. Discurre entre Ampurias (Girona) y el Puerto del Escudo (Cantabria). Por Berganzo discurre la etapa 8, Berganzo - Berantevilla.
Avanzando sin dificultad, va ganando protagonismo el sonido del agua, que proviene de cascadas y pequeños rápidos, en combinación con el sonido del viento removiendo las hojas de los árboles y el canto de los pájaros que no se sobresaltan a nuestro paso. Es recomendable asomarse, siguiendo pequeños caminos que se dirigen al río, a los muchos rincones y recovecos que forma el Inglares y aprovechar la luz que se filtra entre la vegetación para llevarnos un gran recuerdo en nuestra cámara.
Cuando recorrimos la ruta, un día de labor a finales de la primavera, apenas encontramos un par de personas en el camino. Ese es un aspecto importante porque la Ruta del Agua de Berganzo es uno de los principales reclamos turísticos de la zona. Cada año recibe miles de visitantes, casi 30.000 el año pasado, solo por detrás del Valle Salado de Añana y del Parque Natural de Valderejo, que se concentran fundamentalmente los fines de semana y en verano.
Este hecho ha obligado al ayuntamiento de la localidad alavesa a plantearse diversas medidas para proteger este espacio natural y que no muera de éxito, amenazado por la masificación.
El agua discurre cristalina, adquiriendo, en función del lugar y la luz tonalidades turquesa. Un espectáculo que podréis disfrutar con algo de suerte y obligada planificación. En nuestro caso, el momento elegido era, a priori, muy bueno: un día de labor, a finales de la primavera, sol y nubes... Sin embargo, un otoño seco y con poca nieve no produjo un caudal suficiente como para que, uno de los puntos más emblemáticos y fotografiados de la ruta, la Cascada de las Herrerías, respondiera a las expectativas. Por otra parte, a pesar de que llevaba algunos días sin llover, el agua aun estaba revuelta y daba al río un aspecto selvático, teñido de verde y marrón, lo que no nos impidió disfrutar de una ruta preciosa, un rincón natural que hay que esforzarse en preservar.
Desde la Cascada de las Herrerías, seguimos la senda que la remonta por su lado izquierdo, en uno de los pocos tramos con desnivel pronunciado; dejamos el río y vamos a seguir el curso del canal de agua de la central hidroeléctrica de Berganzo, construido en 1897 para llevar el agua desde la presa situada cerca del antiguo molino de Herrereías hasta un depósito de carga situado en la ladera de las montañas. Desde allí, una tubería deriva el agua a la central hidroeléctrica, donde tres turbinas producen con su giro energía que es transformada en electricidad por un alternador. Como dato curioso, sabed que las primeras farolas eléctricas de Vitoria - Gasteiz, que se instalaron en 1898, funcionaron con la energía producida en la central de Berganzo, que además continua en uso actualmente.
Una pista de tierra sigue en paralelo el recorrido del canal unas tres cuartas del camino; esta parte de la Ruta del Agua de Berganzo es muy cómoda, apenas tiene desnivel y nos proporciona unas vistas magníficas del entorno, para terminar con una panorámica del pueblo en un tramo con fuerte pendiente.
Sea cual sea la época del año en la visitéis Berganzo, podréis admirar un paisaje diferente y aunque puede que, en todas las ocasiones, no cumpla con la idea que se traslada de este bonito rincón de Álava, carece de importancia porque se trata de un paraje natural excepcional, al que hay que acercarse, como siempre, con respeto y ganas de disfrutar. ¡A ponerse las botas!
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