Desde finales de noviembre y, durante aproximadamente un mes, un creciente número de ciudades, en especial en Europa, iluminan sus calles y plazas con luces de colores, las adornan con árboles y figuras que nos recuerdan la llegada de las Navidades. Uno de los elementos que más llaman la atención de los visitantes, también de los residentes, son los Mercadillos de Navidad. En ellos encontramos múltiples objetos de decoración, gastronomía y bebida de temporada, música típica de estas fechas y, en general, un ambiente festivo que se ha convertido en una poderosa motivación para viajar.
Sin embargo, no debe pensarse que estamos ante un fenómeno moderno, al menos en lo que se refiere a su origen. La tradición de iluminar las calles durante estas fechas se pierde, nunca mejor dicho, en la noche de los tiempos. Hay que buscarla en el culto al Sol de las religiones más antiguas, que celebraban el triunfo del astro rey tras los solsticios. Mas cercanos en el tiempo a nosotros, los romanos, que también celebraban el solsticio de invierno, las Saturnales, transformaban la fisonomía de la Ciudad Eterna gracias a la colocación de luces en sus calles. La apropiación por parte de la religión cristiana de muchos ritos paganos incluyó también las luces, que pasaron a ser un símbolo más de la Navidad.
En Alemania, Austria y Francia tradicionalmente se los conocía como Mercados de Adviento, por coincidir con esa época del año, aunque con el tiempo se han ido convirtiendo en un elemento fijo de las fiestas navideñas y se han extendido por Europa, incluso han dado el salto al otro lado del Atlántico.
En este artículo os dejamos imágenes de algunos de los Mercados de Navidad que hemos visitado: Bilbao, Frankfurt, Colonia, Roma, Budapest, Praga y Cracovia. Tal vez no sean los más conocidos, pero los mercadillos son, en realidad, una excusa para volver a visitar algunas de nuestras ciudades preferidas durante el invierno, y descubrirlas, en muchos casos, bajo un manto de nieve...
Para apreciar como se merecen estas ciudades que os proponemos, Budapest, Roma, Praga, Cracovia, Colonia, Frankfurt, Bilbao, hay que recorrerlas de día y de noche. Y al igual que las estaciones nos permiten observarlas con diferente atuendo, y eso nos encanta, en navidades nos ofrecen otra versión, juegan a ser diferentes siendo ellas mismas.
Nos sigue gustando encontrar en estas celebraciones elementos distintivos, la bruja que trae los regalos en Szeged, Hungría, o el carbonero, Olentzero que los reparte en Bilbao y en toda Euskadi, compitiendo con San Nicolás. Dulces y platos contundentes como los Pierogi en Cracovia o las lentejas dentro de un pan con salchicha en Frankfurt. Poder ver, en Colonia, el relicario de los Reyes Magos por estas fechas tiene más sentido; animarnos a seguir los pasos de los bailarines tradicionales junto al enorme calendario de Adviento en Budapest o la sobriedad de las decoraciones navideñas en la Ciudad Eterna. Roma es un grandioso decorado todo el año... En el fondo, la Navidad se convierte en otra excusa para escaparnos, para compartir, para ver brillar las luces, y, poder lucir gorros, guantes y bufandas.
Son varios los artículos que hemos dedicado a las ciudades durante la época navideña, y aquí los tenéis por si queréis conocer la gastronomía polaca o descubrir el calendario de adviento del Café Gerbaud en Budapest, por poneros solo dos ejemplos: 'Budapesti Karácsony Mercados de Navidad en Budapest'; 'Köln Weihnachsmärkte, Mercados de Navidad en Colonia', junto a una pequeña guía de esta interesante ciudad alemana para que aprovechéis vuestra visita navideña, 'Colonia, una ciudad con vistas'; 'Mercados de Navidad en Bilbao' y ahora que se acerca Santo Tomás no tenéis excusa para no visitarnos..., 'Navidad en Cracovia, la ciudad del Dragón' y, para sobrevivir esos días en tierras polacas 'Comer en Cracovia como un polaco y no morir en el intento'; 'Navidad en Roma, de Caput Mundi a Ciudad Eterna' y, para finalizar, 'Navidad en Praga con Jan Neruda y Karel Capek'.
Nos gustaría pensar que la globalización no va a uniformizar nuestras ciudades, y que seguiremos encontrando magia en nuestras visitas y en los mercados navideños objetos que encienden nuestra curiosidad y que son muestra de la artesanía y gastronomía locales. Queremos desearos a todos una Feliz Navidad, con uvas y turrón, sokonusko, panetone, kremóvka..., por encima de todo, compartidas, y claro, soñando ya con los viajes para el próximo año.
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