Tener la suerte de callejear por Praga nos traslada por momentos a la Mala Strana de Jan Neruda y sus cuentos. Poder hacerlo, además, en fechas próximas a la Navidad, nos aporta una atmósfera mágica que se extiende no solo por la capital checa, sino a todo centro-Europa, como os contamos, por ejemplo en Budapesti Karácsony.
Relatos que nos hablan del esplendor pasado, cuando Praga aun formaba parte del Imperio Austro-Húngaro. Burgueses, comerciantes y vagabundos, mendigos, enamorados y resucitados, personajes todos de la vida cotidiana del llamado "barrio pequeño" nos acompañan a lo largo de sus páginas, y sus calles.
Cruzando el Puente Carlos en dirección al famoso barrio tenemos la sensación de que en cualquier momento vamos a encontrarnos con alguno de los clientes del antiguo Mesón Stajnic (ese que se menciona en cuentos como El señor Rysanek y el señor Schlegl). Los vendedores del puente nos traen ecos De cómo acaeció que el día 20 de agosto a las doce y media no se destruyera Austria. Tocados con sombrero, dos viandantes hablan del teatro checo, de la obra de Tyl, de Jan Hus. De pronto, alguien silba la Traviata como señal para su amada y nos encontramos diciendo: ¡Que Neruda salga después con otra de sus historias de la Malá Strana!
Staré Mesto, San Nicolás, la Catedral de San Vito..., recorremos las calles de Praga acompañados por los protagonistas de la obra de Neruda. Sus relatos son una buena forma de revivir una ciudad que nos enamoró ya en nuestra primera visita y por la que nos gusta caminar, perdernos, especialmente en invierno, cuando los mercados navideños, y si tenemos suerte la nieve, la convierten en una ciudad de cuento.
Tradicionalmente os hemos felicitado las fiestas con pequeños fragmentos del clásico inglés A Christmas Carol. En esta ocasión cambiamos de escenario, y lo haremos con Noche Santa. Un relato corto que el escritor checo Karel Capek escribió en 1930. ¡Feliz Navidad!
—Me extraña tu actitud — gritó la señora Dina—. Si fuera gente decente, hubiera ido a casa del alcalde y no estaría mendigando por ahí... ¿Por qué no los han albergado los de Simón? ¿Por qué hemos de aceptarlos nosotros, así sin más ni más? ¿Acaso somos peores que los Simón? Yo sé muy bien lo que ocurre... La mujer de Simón no metería en su casa a unos vagabundos. No entiendo que te rebajes de ese modo.
—¡No grites! — gruñó el viejo Isacar—. ¡Te van a oír!
—¡Que me oigan! — contestó la señora Dina, alzando la voz todavía más. ¡Eso faltaría, que no pudiera gritar en mi propia casa! ¡Que por culpa de unos vagabundos, tuviera que cerrar el pico! ¿Los conoces? ¿Los conoce alguien? Él te dice: "Ésta es mi mujer". Eso que se lo cuenten a otro. ¡Como si yo no supiera cómo son las cosas entre esa gente...! ¿No te da vergüenza dejar entrar algo así en tu casa?
Isacar quería objetar que solamente les había permitido albergarse en el establo, pero se calló. Le gustaba tener paz.
—Y ella, — continuó la señora Dina escandalizada— está esperando. ¡Para que lo sepas! Dios mío, ¡es lo que nos faltaba! ¡Jesús, María! ¡A ver si aún vamos a dar que hablar. Dime, ¿dónde tienes la cabeza? —la señora Dina recobró el aliento—. Está claro, a una joven no le sabes decir que no. En cuanto te ha echado una miradita, te has desvivido por servirla. Por mí no lo hubieras hecho, Isacar. "Acomódense, buena gente, hay cantidad de paja en el establo." ¡Como si fuéramos los únicos en todo Belén que tienen establo! ¿Por qué no les dieron un haz de heno los de Simón? Porque la mujer de Simón, no aguanta todo lo que se le antoja a su marido. ¡Sólo yo soy la tonta que me callo!
El viejo Isacar se volvió cara a la pared. Quizá se canse de hablar —pensó—. Después de todo, tiene un poco de razón, pero tanto hablar, por una vez...
—Meter gente extraña en casa— meditaba la señora Dina enfadada y con razón—. ¿Quién sabe qué clase de personas son? ¡Ahora tendré que estar toda la noche sin pegar ojo de miedo! Pero ¿qué te importa a ti? Por gentes extrañas, eres capaz de todo, pero por mí... absolutamente nada. ¡Cómo vas a tener consideraciones con una pobre mujer cansada y enferma! Eso no. Y por la mañana, aún tendré que limpiar todo el desorden que me hayan dejado... Si él es carpintero, ¿por qué no está trabajando en algún lugar? ¿Y por qué yo, precisamente yo, he de tener tantas preocupaciones? ¿Me oyes, Isacar?.
Pero Isacar hacía como que dormía, de cara a la pared.
—Virgen santísima, ¿es vida lo que tengo? —suspiró la señora Dina—. Toda la noche tendré que pasarla en vela, preocupada... Y él, durmiendo como un tronco... Podrían llevarse toda la casa y seguiría roncando. ¡Dios, cuántas penas tengo!
Y reinó el silencio. Solamente los rítmicos ronquidos del viejo Isacar perturbaban el descanso nocturno. Pero, hacia medianoche, le despertó un grito ahogado de mujer.
Caramba —se asustó—, eso debe ser en el establo. Es menester que no se despierte Dina... Estarán empezando de nuevo sus romances.
Y continuó sin moverse, como si durmiera. Al momento se oyó un nuevo gemido. ¡Dios mío, ten compasión! Que no se despierte Dina— pedía apurado el viejo Isacar; pero en eso, ya sintió que Dina se removía a su lado, se levantaba y escuchaba con atención. Esto se pone feo— penso Isacar, pero se quedó callado.
La señora Dina, sin decir una palabra, se levantó, se echó sobre los hombros la túnica de lana y salió al patio. Seguramente los va a despachar— se dijo Isacar—. No me voy a meter, ¡que haga lo que quiera!.
Después de un largo rato de silencio volvió la señora Dina, pisando sigilosamente. A Isacar, medio dormido, le pareció oír que chasqueaba y crujía la leña, pero decidió no moverse. Quizá Dina tiene frío y va a encender un poco de fuego— pensó. Luego Dina se marchó de nuevo sin hacer ruido. Isacar entreabrió los ojos y vio, sobre el llameante fuego, una cubeta llena de agua. ¿Para qué será?— se dijo intrigado.
En seguida se quedó dormido de nuevo. Se despertó otra vez cuando la señora Dina, con paso decidido, salía con la cubeta de agua humeante al patio. Isacar, extrañado, se levantó y vistió. He de ver qué ocurre. En la puerta se encontró con Dina. Ni siquiera tuvo tiempo de hablar. —¿Qué haces tú aquí?— le espetó mientras salía al patio con lo que parecían telas o trapos en la mano. Ya en la puerta se volvió—. ¡Vuélvete en seguida a la cama! y... no estés en medio, ¿me oyes?— gritó enérgicamente.
El viejo Isacar, sin embargo, salió al patio. Ante el establo vio alzar los hombros, perplejo, a una figura de hombre y se dirigió a ella.
—Sí, sí... —gruñó apaciguador—. Te ha hecho salir de ahí, ¿verdad? Ya sabes tú, José... ¡Estas mujeres...!
Y para disculpar su impotencia ante la situación, añadió rápidamente señalando hacia arriba: ¡Mira qué estrella! ¿Habías visto alguna vez otra parecida?
Hace unos años pasé la Navidad en Praga, precioso todo!!
ResponderEliminarFelices Fiestas Viajeras
Happy Travels
El LoBo BoBo
Gracias Paco Piniella, lo cierto es que aunque se ha vuelto más turística, sigue conservando la magia que nos atrapó la primera vez. Felices Fiestas, espero que disfrutadas al máximo ;-))
EliminarPrecioso relato! La verdad que si Praga es bella durante todo el año, en navidad viendo esas imágenes lo debe ser aún más.
ResponderEliminarFelices fiestas!!! :D
José Carlos DS lo cierto es que al igual que nos gusta siempre contrastar las ciudades de día y de noche, poder hacerlo en diferentes estaciones del año nos ofrece sorpresas como estas. Tus fiestas han sido muy viajeras, que bien, Felicidades ;-))
EliminarFelices fiestas pareja!!! Praga es una ciudad preciosa, pero en estas fechas, por vuestras fotos, veo que está más bonita aún!
ResponderEliminarIgualmente M.C.Cruz lo cierto el "traje" navideño le sienta, muy, muy bien. Espero que hayáis disfrutado mucho, los tres ;-))
EliminarNo conocía al escritor y Praga tiene que estar impresionante en estas fechas, me parece que tendré que encontrar algún momento para conocerlos mejor a los dos ;)
ResponderEliminarFelices fiestas y muchos viajes para el 2014!
Jejeje Elena a nosotros nos parece un buen tandem, es verdad que a veces "vemos" a través de nuestras lecturas. Felices viajes este 2014, espero que tus fiestas hayan sido de 10 ;-))
EliminarQué bonito tiene que ser Praga en Navidad. Yo sólo he estado en verano y me encantó. Un año tengo que ir en estas fechas
ResponderEliminarSi, tienes que ir, en verano es una delicia aprovechar las horas de luz, y en estas fechas el ambiente de cuento, que ver en Praga para ti es obligado ¿no? ;-)
EliminarFelices fiestas amigos y un gran 2014!! Praga maravillosa....:-)
ResponderEliminarGracias Fran Soler igualmente, ya nos parece que hace mucho que no te vemos, a ver si el 2014.. ;-)
EliminarFeliz navidad !!!, ...
ResponderEliminarNo sabéis las ganas que tengo de conocer Praga, ... en Navidad debe ser la bomba!!
Creo que te va a gustar thewotme, yo volvería...ya, eso sí, mejor entre semana para disfrutar de sus bellos rincones ;-)
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