Nuestro primer artículo sobre Tromsø, lo dedicamos a descubrir los secretos de las auroras boreales, ese magnífico espectáculo natural, escurridizo a veces y fascinante siempre: Tromsø, el reino de la Aurora Boreal en Noruega. El segundo post, lo dedicamos a recorrer las calles de la llamada París del Norte, a conocer la historia de una pequeña ciudad que, en muchos aspectos, es una gran metrópoli: Que ver en Tromsø, viaje a la París del Norte. Ahora es el turno de conocer el entorno natural que rodea Tromsø, un viaje que nos lleva desde Kvaløya a los Alpes Lyngen, en un recorrido que no deja de sorprendernos a cada paso.
Tromdalstinden, la montaña sagrada
De momento, apenas nos movemos del casco urbano porque subimos hasta la atalaya que domina Tromsø: el Tromdalstinden, el monte sagrado de los samis, que impidieron presentar la candidatura de la ciudad para celebrar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 por la intervención que supondría en la zona. Es una montaña muy popular, muy de domingo; para los bilbaínos, como nosotros, sería el equivalente a subir al Pagasarri antes del vermut...
Kvaløya, la puerta al Oceáno Glacial Ártico
Nuestro primer objetivo fuera de las calles de Tromsø se encuentra hacia el sur-suroeste, y su presencia se hace evidente desde buena parte de Tromsøya. Es la isla de Kvaløya. Un terreno montañoso, con senderos empinados, carreteras sinuosas que de pronto se abren a un pequeño fiordo o parecen dirigirse hacia una montaña de aspecto infranqueable, casas de pescadores salpican un paisaje que une mar y montaña, dejándonos rincones de postal, que durante el verano es destino de senderistas.
Kvaløya se encuentra unida por un puente a Sommarøy, una pequeña isla, habitada por algo más de 300 habitantes. Aquí nos encontramos frente al mar abierto, el Océano Glacial Ártico. Fascinados por sus aguas de colores azules y turquesas, miramos a lo lejos, y resulta sencillo dejarse invadir por la sensación de encontrarnos casi en el Fin del Mundo, ante un espacio libre, abierto a las exploraciones y a los sueños.
Durante el invierno, la nieve que cubre las playas de fina arena, y el viento, hacen aconsejable realizar una parada al calor de una chimenea. Nosotros optamos por hacerlo, además, degustando una sopa (más bien crema) de pescado en el Sommarøy Arctic Hotel. Este es también un buen lugar para observar las auroras boreales, por lo que esperar la caída de la noche a cubierto no es una mala idea. En el camino de regreso a Tromsø también encontraremos buenas ubicaciones para observar las luces del norte.
Senja y el Parque Nacional Ånderdalen
Algo más lejos, siempre en dirección suroeste, se encuentra la gran isla de Senja, que cuenta con tal diversidad paisajística que recibe el sobrenombre de Noruega en Miniatura. Alberga el enorme Parque Nacional Ånderdalen. Nos hemos quedado con las ganas de recorrer este espacio durante el invierno, y gracias a las imágenes que Mónika y Álvaro nos enviaron, podemos afirmar que el verano es, también, espectacular.
Y si os quedáis con ganas, le podéis ir echando un vistazo a la Ruta Nacional Turística de Senja, para ir abriendo boca.
Alpes Lyngen, del Valle de la Calma al Lago Azul
Cambiamos nuestra orientación geográfica para realizar un buen recorrido que nos lleva hacia el sureste y este de Tromsø, donde hallaremos buenos motivos para perdernos entre montañas y fiordos. Nuestra primera ruta la realizamos casi en paralelo al Balsfjorden hasta su final en Nordkjosbotn, para continuar a Signaldalen y más allá, hasta Skibotn, ya en el fiordo de Lyngen, el de mayor longitud de Tromsø. Casas de colores, montañas escarpadas, valles escondidos, inmensos espejos de agua... en un día despejado de invierno, con la nieve cubriéndolo todo, es un camino para el recuerdo.
En Nordkjosbotn encontraréis el Vollan Gjestestue AS un pequeño hotel restaurante, donde reponer fuerzas junto a buen fuego. Presumen de servir comida casera desde 1948; tienen una sorprendente variedad de platos, algunos ligeros, como ensaladas, pasta o cremas; otros lo suficientemente contundentes como para pensar en volver a pie hasta Tromsø..., o reservar una habitación y dormitar toda la tarde. Los guisos de reno, cordero, buey o potro son los culpables. También podéis optar por el salmón o el bacalao, incluidas las cocochas.
Hasta ahora habéis podido ver magníficos días azules, con la nieve resplandeciendo bajo el sol..., aunque todo lo bueno se acaba y también hemos disfrutado de días con cielos cubiertos y ventisca. En nuestro camino hacia el este, en busca de la región de los Alpes Lyngen, conducir se convirtió en una aventura.
A veces incluso tuvimos que detenernos porque la visibilidad era nula: los guardarraíles, las barras rojas y blancas, otros vehículos..., todo desaparecía a nuestra vista bajo un manto blanco que fundía la carretera con el cielo haciendo imposible avanzar. También ha sido divertido circular con ruedas de clavos, que realmente te hacían olvidar que la carretera era una pista de esquí, cruzar los fiordos en un ferry que se adentraba en un horizonte blanco que parecía no tener fin...
Entre ráfaga y ráfaga de viento helado y nieve, algunos rayos de sol nos permitieron captar algunas imágenes que trasladan la sensación de encontrarnos en mitad de ninguna parte, donde la naturaleza dicta las normas y solo podemos adaptarnos. De hecho, dos días después de nuestro regreso, buena parte del norte de Noruega estuvo aislado por la nieve y muchas de las carreteras que cruzamos en nuestro recorrido, cortadas por aludes. Es el ártico.
El recorrido que realizamos es un gran loop. Circulando por la 91, que nos lleva atravesando el Valle de Breivikeidet hasta el pueblo del mismo nombre, situado a los pies de la reserva natural de Sandbukta, donde se encuentra uno de los volcanes de playa más grandes de Tromsø. Allí tomamos el primer ferry, que atraviesa el Ullsfjorden, hasta Svensby.
Continuando por la 91, recorremos uno de los brazos del fiordo Ulls, llamado Kjosen hasta Lyngseidet. Muy cerca de esta pequeña ciudad se encuentra el edificio de madera más grande del norte de Noruega, la Solhov Folk High School. Tras reponer fuerzas con una bebida caliente en el pequeño hotel Lyngseidet Gjestegård, esperamos la llegada de nuestro segundo ferry del día, el que nos llevaría hasta Olderdalen. Al comienzo de la navegación divisamos, semioculto entre los árboles, a Gollis; una escultura en plástico de casi 9,5 m, que representa a Papa Noel.
Los Alpes de Lyngen se levantan frente a Olderdalen, aunque no para nosotros, ya que se encontraban cubiertos por las nubes. Ante la amenaza de una gran ventisca, emprendimos el regreso a Tromsø recorriendo el brazo este del fiordo Lyngen, el Kåfjord, y luego el brazo sur, llamado Storfjorden. Desde el pequeño pueblo de Skibotn la ruta de regreso ya era conocida porque la habíamos realizado ya, aunque con buen tiempo.
Los Alpes Lyngen son uno de los destinos preferidos por los senderistas durante el verano, cuando el día no parece tener fin, y permite hacer grandes recorridos y acampar. Por cierto, que esto de pasar la noche al raso en cualquier lugar, con tu tienda, respetando la propiedad privada, es un derecho reconocido en la legislación noruega. Allí encontramos lugares como el Glaciar Steindal, Steindalsbreen, un tesoro geológico con hielo que se remonta en el tiempo 8000 años.
El Blåisvatnet o Lago Azul, un lugar idílico. Las aguas de color azul intenso de este lago se deben a la numerosa presencia de partículas de limo en el agua de deshielo del cercano Glaciar Lenang Lenangsbreen.
También es posible caminar por un recorrido plagado de orquídeas silvestres atravesando el Lulledalen skogsti, el bosquecillo del Valle de la Calma... Tromsø, en invierno o en verano ofrece una naturaleza fantástica, cambiante, que invita a recorrerla a través de auténticas rutas salvajes. ¿Nos vamos?.
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Noruega es un país precioso, no nos extraña que os haya gustado tanto. Un post muy bueno, las fotos lo dicen todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tiramillas vosotros sois unos expertos en Noruega! Aun nos faltan lugares que vosotros ya habéis visto!!
EliminarGracias por las hermosas fotos! He visitado Tromso varias veces pero debido a limitaciones de tiempo (los barcos de Hurtigruten no esperan) la visita se limitó al hermoso centro de la ciudad. Tengo una gran admiración por la estatua "Mor og barn" que se encuentra en la catedral y también por la vidriera de la catedral de hielo.
ResponderEliminarHe disfrutado mucho de su descripciónes, pero también de su visita a mi ciudad de Oudenaarde en Bélgica.
Marc Maryns Seguro que el viaje en el Hurtigruten debe ser todo un espectáculo, aunque a veces las prisas aprieten! Nosotros también estuvimos encantados al visitar Oudennarde, una ciudad preciosa y que no dejamos de recomendar
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