Que a Tromsø se la conozca como la París del Norte puede inducir a pensar que nos vamos a encontrar con una gran ciudad, de amplios bulevares, plazas escénicas y edificios majestuosos. Sin embargo, el sobrenombre que recibe, desde mediados del siglo XIX, la capital de la Noruega ártica, no deriva de su parecido con la arquitectura o el urbanismo de la capital francesa, sino de algo mucho más sutil. Los habitantes de Tromsø, y principalmente sus mujeres, vestían a la última moda, venida directamente desde París.
El transporte diario de pescado hizo que los barcos, a su regreso a Tromsø, trajeran rápidamente las novedades de la alta costura francesa, de modo que las damas del norte las lucían casi al mismo tiempo que las parisinas. Además, se incorporaron al lenguaje común un gran número de palabras en francés, que sustituían a su equivalente (cuando lo había), en noruego. Esto, unido a su rápido crecimiento y a la influencia que ejerce sobre el territorio que la rodea, en un radio muy amplio, y absolutamente chocante para los visitantes del sur, hacía que Tromsø fuera considerada una auténtica metrópoli, por lo que su paralelismo con París está mas que justificado, incluso hoy en dia, cuando los paralelismos entre las ciudades responden a criterios diferentes, relacionados conla industria turística.
Si en nuestro anterior artículo escribíamos sobre como ver las auroras boreales en Tromsø, en esta ocasión nos dedicaremos a caminar por la ciudad, descubriendo su historia y su patrimonio. En el próximo, recorreremos algunos de los increíbles parajes que la rodean, porque merecen la pena, ya lo comprobaréis...
Tromsø se encuentra rodeada de cientos de islas, montañas y profundos fiordos; la ciudad marca el final de la civilización, y el comienzo de la mayor área salvaje no habitada de Europa; también es la mayor ciudad del norte de Noruega y la ciudad ártica más grande al norte del Círculo Polar Ártico. Este hecho supone, como iremos viendo, que Tromsø posee un gran número de "lo más... al norte".
Tromsø es el reino de la Aurora Boreal en Noruega, y ese fue título de nuestro primer artículo. No es para menos, porque la ciudad nórdica es uno de los mejores lugares del Mundo para contemplar las Luces del Norte, el fenómeno natural que ha fascinado, también aterrado, a la Humanidad desde sus orígenes. Tal vez por ello, Tromsø, la ciudad, queda un tanto eclipsada por el manto verde que la cubre durante un buen número de noches al año y se hace necesario emprender este viaje, más allá de la Aurora Boreal.
Aunque lo primero que haremos, antes de callejear por el Centro Histórico de Tromsø, será ponernos los esquís, las raquetas de nieve o las botas de montaña... Durante el invierno, Tromsø también ofrece esa combinación tan magnífica que es la de los días despejados, de sol radiante, y la nieve, blanquísima, cubriéndolo todo. No se puede dejar escapar esta oportunidad, y nada mejor que utilizar la información que proporciona un cartel que os encontraréis al caminar por la isla: el Winter Trail Map Tromsø Island.
Como podéis ver, la isla se puede cruzar de punta a punta a través de senderos señalizados, tanto esquiando como a pie. ¿Existe una forma mejor de conocer Tromsøya? Nosotros creemos que no. Múltiples opciones y vistas magníficas. Aquí una selección de imágenes de nuestra caminata por uno de esos senderos, vía Presvannet (un lugar estupendo para fotografiar las auroras, dicho sea de paso).
Algo que comprobaréis fácilmente, es que los noruegos aprovechan cada pequeña oportunidad que tienen de salir al exterior, eso incluye días con lluvia y nieve, y en nuestro camino nos cruzamos con personas de todas las edades, desde jubilados a niños de guardería. Ahora sí, vamos a conocer la ciudad donde comienza la aventura ártica.
Se tiene constancia de la presencia humana en el área de Tromsø desde hace 11.000 años, aunque la información disponible no es abundante. Como ciudad, se fundó oficialmente en 1794, cuando el rey de Dinamarca le concedió ese estatus. Contaba tan solo con 80 almas. Ya en 1850 Tromsø era el centro de las expediciones de caza en el Ártico y para finales del XIX las expediciones turísticas estaban consolidadas. El casco urbano de Tromsø se divide en dos partes, la mayor de las cuales se encuentra en la isla de la que toma el nombre, Tromsøya.
Se conecta con su parte continental, Tromsdalen, por medio de una interesante obra de ingeniería, el puente Tromsøbrua. Cruzar el puente caminando nos da una buena perspectiva de la ciudad y del monte Storsteinen, de algo más de 400 metros de altura. Es accesible mediante un camino y también gracias a un teleférico, Fjellheisen, que proporciona la mejor panorámica de la ciudad y su entorno, desde 1961. Tras él, como protegiendo la ciudad de cualquier ataque, se levanta el Tromsdalstinden, de 1238 metros. Una montaña que el Parlamento Sami declaró sagrada en 2004 haciendo que Tromsø tuviese que retirar su candidatura para organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014, que finalmente se celebraron en Sochi, Rusia.
En esa misma orilla, en Tromsdalen, destaca, con su silueta triangular, blanca como un iceberg, la Tromsdalen kirke, conocida como Catedral del Ártico aunque, pese a su nombre, no tiene el rango de catedral. Fue construida en 1965 por el arquitecto Jan Inge Hovig mediante paneles de aluminio revestidos de hormigón. En su interior se celebran frecuentemente conciertos de órgano, y también a cargo de orquestas. Tras este breve inciso al otro lado del puente, damos el salto a Tromsøya, el núcleo histórico de la ciudad.
En esa misma orilla, en Tromsdalen, destaca, con su silueta triangular, blanca como un iceberg, la Tromsdalen kirke, conocida como Catedral del Ártico aunque, pese a su nombre, no tiene el rango de catedral. Fue construida en 1965 por el arquitecto Jan Inge Hovig mediante paneles de aluminio revestidos de hormigón. En su interior se celebran frecuentemente conciertos de órgano, y también a cargo de orquestas. Tras este breve inciso al otro lado del puente, damos el salto a Tromsøya, el núcleo histórico de la ciudad.
La vida y la historia de los tramperos y exploradores polares se recrea en el Museo Polar que se ubica en un antiguo almacén de aduanas, construido en 1883. Este es uno de los edificios que superó el incendio que en 1969 destruyó un buen número de casas tradicionales de madera del centro de Tromsø, aunque sobrevivieron las suficientes como para poder darnos una idea de la pujanza de esta ciudad a finales del siglo XIX.
La fecha elegida para la apertura del museo, 18 de Junio de 1978 es realmente significativa. Ese día se cumplían exactamente 50 años desde que el hidroavión Latham 47.02 despegó de Tromsø para no regresar. A bordo, entre otros miembros de la expedición franco-noruega, Roald Amundsen, en misión de rescate del explorador italiano Umberto Nobile, cuyo dirigible Italia había desaparecido en el intento de llegar al Polo Norte.
Podemos encontrar en sus salas todo lo relativo a la caza de los animales que viven en estas latitudes, desde ballenas a focas; es la historia, también de una catástrofe ecológica: los bueyes almizcleros se extinguieron en las islas Svalbard y los renos a punto estuvieron de correr su misma suerte. En el Museo Polar también podremos ver los útiles y aperos necesarios para sobrevivir en estas latitudes durante la época invernal. De entre todos estos hombres, porque eran ellos los que se dedicaban a este oficio, destaca un auténtico azote para la fauna salvaje, en especial para los osos polares: Henry Rudi, que acabó con 713 ejemplares y murió, contra todo pronóstico, en su cama, de viejo y respetado por todos, convertido en leyenda. Poseía un rincón propio en el pub Ølhallen En este mundo de hombres también hay un recuerdo para Wanny Woldstad, la primera mujer cazadora en Svalbard.
Destaca en el Museo Polar la recreación de la cabaña de un trampero, al comienzo de la visita, y las salas dedicadas a las gestas de los dos grandes exploradores noruegos, Fridtjof Nansen y Roald Amundsen. Como ya hemos escrito en otras ocasiones, os recomendamos leer nuestro artículo sobre el, imprescindible, Museo del Fram, en Oslo. Una visita a este museo es básica para comprender el cómo, el por qué y quien es quien en las exploraciones polares.
La principal calle de la ciudad es Storgata. En ella encontramos varias antiguas mansiones de madera, como la que alberga el Museo Perspektivet, una fundación creada en 1996 sumando las colecciones del Tromsø Folkemuseum y el Museo de la Ciudad. Nació con la misión de desarrollar y compartir conocimiento, con la tolerancia respecto a la diversidad cultural como premisa. En 2004 el museo abrió sus instalaciones en una antigua casa de madera situada en el 95 de Storgata. Se trata de Mackgården, una casa neoclásica de la alta sociedad construida en 1838. Aquí vivió durante varios años la famosa escritora noruega Cora Sandel. Desde 1911 a 2001 se convirtió en la Casa del Pueblo, Folkets Hus, desarrollando reuniones electorales, torneos de ajedrez o conciertos de rock... El Perspektivet es mucho más que un museo etnográfico, puesto que se implica activamente en la vida cultural y en la discusión y debate de los problemas que afectan a la sociedad, con amplitud de miras, teniendo presente que en Tromsø residen personas de mas de 130 nacionalidades. Los proyectos fotográficos desarrollados por la fundación son una referencia en Noruega.
El Perspektivet Museum gestiona también el museo al aire Folkeparken, que cuenta con 13 casas de madera del siglo XIX, procedentes de Tromsø y sus alrededores, donde encontraremos desde botes y útiles tanto para la pesca como para la agricultura hasta salas de estar. Veremos una representación de los centros comerciales de la época en el norte de Noruega, que también eran centros sociales y financieros. Destaca la exposición sobre los importantes roles de la mujer en la industria de la pesca y del comercio internacional de pescados y mariscos.
Junto al Perspektivet, también en Storgata, nos encontramos con un edificio de madera, pintado en color amarillo, que nos lleva muy, muy lejos en el tiempo. Se trata del cine más antiguo de Europa del Norte, aún en funcionamiento. Es el Verdensteateret, el Teatro del Mundo, y proyectó su primera película el 04 de junio de 1916. Es interesante perderse un rato por el muelle, donde encontraremos viejas casas de madera y almacenes pintados de rojo oscuro, mientras el brillo plateado de las aguas árticas pugna por atraer nuestra mirada.
También es posible que nos encontremos con la imponente figura del Hurtigruten, antiguo barco correo que realiza la ruta entre Bergen y Kirkenes. Esos 2700 km que algunos han calificado como el viaje en barco más bello del mundo y que han convertido lo que fue, y sigue siendo, un servicio público, en un atractivo turístico de primer orden.
En este cogollo de la ciudad se encuentra también la Plaza del Mercado, Stortorget, abierta parcialmente al muelle, donde podremos ver el Monumento al Cazador Ártico, de pie sobre su bote en el momento de lanzar el arpón. En un lateral de la plaza, en el interior de un pequeño centro comercial visitamos una pescadería Dragøy donde se exponen ejemplares capturados en las frías aguas del norte, incluido el famoso Cangrejo Real, si es temporada. Además de comprar pescado fresquísimo, en Dragøy disponen de unas cuantas mesas para degustar algunos de los platos que ofrecen, con el pescado que elijas. Nosotros optamos por un fish & chips, del que no dejamos ni las migas....
De nuevo en la plaza, y frente al Cazador Ártico, por si os habéis quedado con hambre, se encuentra el que probablemente es el local de comida rápida más pequeño de Noruega, el famoso Raketten, El Cohete, instalado en un diminuto quiosco modernista de 1911. Su denominación actual tal vez se debe a su forma, aunque en realidad su nombre es Lokkekiosken. De esa forma, hace honor a su diseñadora, una jovencísima arquitecta llamada Margit Lokke. El pequeño edificio ha sobrevivido a la intemperie y a la historia, incluido el gran incendio de 1969 que redujo a cenizas un buen número de edificios. Es conveniente consultar los horarios de apertura, si queréis probar sus especialidades.
Junto al quiosco, encontramos un sobrio edificio de madera construido en 1832, en estilo Imperio, que es la sede del Obispado católico. Tras él, se alza la silueta de otro edificio de madera, de estilo neogótico. Es la Catedral de Nuestra Señora, católica. Su exterior permanece prácticamente sin cambios desde el inicio de su construcción en 1861, con tres pequeñas torres en la fachada principal y una mayor sobre el coro.
Más arriba de la Catedral de Nuestra Señora, como remate de la plaza en el lado opuesto al puerto, y tras cruzar Grønnegata, nos encontramos en un pequeño jardín con un quiosco y, un poco más arriba, el edificio del Antiguo Ayuntamiento, de 1896, hoy convertido en teatro y café, Rådstua Teaterhus.
Aunque situado en el centro de la ciudad, otro edificio se encuentra íntimamente unido a la Catedral de Nuestra Señora. Se trata de la luterana Catedral de Tromsø, que también se comenzó a construir en 1861, siendo su arquitecto Christian Heinrich Grosch, (arquitecto, entre otros, de la Universidad de Oslo), y el neogótico el estilo elegido.
Se levanta en el lugar donde se construyó la primera iglesia de la ciudad, una capilla real, a instancias del rey Haakon IV en 1252. Ambas catedrales comparten el hecho de ser las únicas de Noruega construidas en madera. La católica es, además, la catedral cristiana más septentrional del mundo.
En Grønnegata se encuentra la Biblioteca Pública y Archivo de la Ciudad que, inaugurada en 2005, se ha convertido en lugar de encuentro para los locales y de visita para los turistas que se acercan a Tromsø. En este espacio se encontraba el antiguo Cine Fokus, construido por el arquitecto Gunnar Bøgeberg Haugen en 1969.
El edificio fue demolido con excepción de su extraordinaria cubierta auto-portante, basada en las estructuras ondulantes y parabólicas del arquitecto mexicano Félix Candela. Bajo esa techumbre se construyeron cuatro plantas con fachadas acristaladas, para conseguir, no podía ser de otra forma, la biblioteca pública y archivo local situados más al norte del mundo...
Desde 1877, Tromsø tiene el privilegio de contar, también, con la fábrica de cerveza más septentrional del mundo: Mack. La familia de Ludwig Mack, originaria de Alemania, se estableció en Tromsø a mediados del siglo XIX, regentando una panadería. Como sucesor de su padre, Ludwig, regresó a Alemania para formarse, aunque allí surgió su sueño de abrir su propia cervecería. Y así fue; el 17 de mayo 1878 las primeras botellas de cerveza inauguraron un negocio que continua su desarrollo hoy día. Después de la visita se puede hacer una cata de cervezas, hasta 67 diferentes para elegir, en el pub Ølhallen, el más antiguo de la ciudad, abierto en 1928. En su interior, las historias de cacerías parecen resonar en el ambiente, provenientes del rincón donde Henry Rudi rememoraba sus aventuras y que convirtió al Ølhallen en la primera parada de todos los que se lanzaban a la aventura de la caza invernal.
Polaria es un edificio formado por bloques que transmiten una cierta sensación de inestabilidad, al estar inclinados y apoyados unos sobre los otros, como fichas de dominó dispuestas a caer una tras otra. En su interior, se proyectan audiovisuales sobre las auroras, como el del fotógrafo de Tromsø, Ole C. Salomonsen; las islas Svalbard, incluido el reportaje de un vuelo en helicóptero sobre la costa oeste de Spitsbergen, y temas similares. En los acuarios encontramos fauna marina de las regiones árticas, como la foca barbuda.
En Tromsø, el espíritu de las grandes gestas polares se encuentra presente a cada paso. Las figuras clave de las expediciones, en especial Amundsen, tienen su lugar en las calles y edificios de la ciudad. También se reserva espacio para figuras menos conocidas aunque fundamentales en el éxito de los descubrimientos, como Helmer Hansen, explorador polar y mano derecha de Amundsen todas sus expediciones, desde la conquista del Paso del Noroeste al Polo Sur. La escultura en su honor, que se encuentra junto a Polaria, fue colocada el 14 de diciembre de 2011, en conmemoración de los 100 años de la llegada al Polo Sur.
A pocos metros de la figura de Hansen al mando de su trineo de perros, y del Polaria, se encuentra varado, dentro de un edificio de cristal, el MS Polstjerna, Estrella Polar; un barco dedicado a la caza de focas durante 33 temporadas (Tromsø era la capital de esta actividad prácticamente desaparecida hoy de Noruega) que, después de transportar turistas durante años, ahora se conserva aquí.
También se destacable el Museo de Bellas Artes de Noruega del Norte, que ocupa la antigua oficina de Correos y muestra la obra de los artistas noruegos desde el siglo XIX. Junto al museo se encuentra Sjøgata, la calle más antigua de Tromsø, y por ello, de todo el norte de Noruega. Fue la calle principal de la ciudad, hasta que a finales del siglo XIX Storgata le arrebató esa distinción.
En el incendio de 1969 ardieron la mayor parte de los edificios de la calle Sjøgata, aunque aun se conservan algunos, como la casa situada en el número 12. Fue construida entre 1837 y 1838 por el comerciante Jørgen Christian Dreyer. Dreyer había llegado a Tromsø como sirviente en 1796, pero ya en 1827 consiguió establecerse por su cuenta, asociándose con su antiguo jefe. Nació la compañía Killengreen & Dreyer, una de las más grandes de la ciudad. Esta casa era la granja, mientras que la tienda se encontraba enfrente, en el número 25 de Sjøgata
La historia del número 29 de Sjøgata, la casa Aunegården es muy interesante. Se remonta al menos 200 años, cuando las calles del centro de Tromsø aun no tenían nombres. Entre sus paredes han desarrollado su actividad carniceros, restaurantes, compañias de comercio... y se salvó, gracias al empeño de unos pocos, de la demolición tras el incendio de 1969. El primer propietario y constructor, en 1829, fue un marino, Fredrik Hansen, que pretendía construir dos edificios en el solar: una casa con un local de venta de pescado en la planta baja y un almacén detrás de la casa. No se sabe si Hansen llevó a cabo sus planes de negocio, aunque lo cierto es que los edificios pasaron por varias manos hasta llegar al comerciante H. Holmboe que la reconstruye en 1860. Solo cuatro años más tarde, fue vendida a los Dreyer; el patriarca, Jørgen Christian Dreyer, ya poseía varios negocios en la misma calle y era muy conocido en la ciudad. El primero en regentar la casa fue Christian Frederik (el del número 12 de Sjøgata), aunque en 1865 ya era propiedad de Hans, su hermano. Hans y su esposa Regine Mikkelsen mantuvieron la actividad hasta mediados de la década de 1870.
Los siguientes propietarios, que han dado el nombre al edificio, fueron la familia del comerciante Ole Larsen Aune. Cuando la tercera generación se hizo cargo del negocio, allá por los noventa del pasado siglo, Aunegård, era la carnicería más antigua del norte de Noruega. Ya en 1995, Nils Håkon Hansen y Helene Karoline Sokresen adquieren el edificio, lo restauran intentando ser fieles al estilo imperio del original, aunque se encuentran con la dificultad de la falta de documentación sobre la construcción y el arquitecto, aunque ello no impedirá que abran el Restaurante Aunegården. Debíamos mencionarlo aquí porque la experiencia gastronómica nos gustó y porque, al parecer, ha cerrado sus puertas. Una vez más, el 29 de Sjøgata tiene ante sí un futuro incierto.
Otros espacios a destacar en la capital ártica son el Jardín botánico alpino y ártico (Botanisk hage), que es, por supuesto, el más septentrional del mundo y nos pone en situación con respecto a la flora alpina y ártica, mientras que la cultura sami está representada en el Museo de la Universidad de Tromsø, que expone también colecciones de ciencias naturales, arqueología y música.
Durante unos años, diez nada menos, mantuvimos una relación muy especial con Estados Unidos; ahora es Noruega, por esos cambios de rumbo que da el destino, la que nos tiene atrapados. Cuatro viajes ya, quien sabe los que nos quedan, y tres años consecutivos visitando un país que, hasta hace nada, nos quedaba muy lejos... Nuestra última incursión nos ha llevado a la Puerta de Entrada al Ártico, la pequeña gran ciudad de Tromsø. Fuimos buscando, como tantos otros, las luces del Norte, la Aurora Boreal, que te deja sin palabras mirando a las estrellas. Regresamos sorprendidos por la historia y el paisaje que abraza la París del Norte. ¿Volvemos?
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"¿Volvemos?": Eso, siempre. Dicen por estas latitudes que hay quien se conecta con Tromsø, y ya no hay vuelta de hoja. Es un lugar único, que transmite emociones y sensaciones diferentes. Un lugar que es diferente con cada estación. Si las noches polares son algo increíble, aderezado por las auroras, hacer monte bajo el sol de medianoche es una experiencia única. Al ver sus montañas uno tiene la sensación de haber viajado no sólo en el espacio, sino en el tiempo. Uno sabe, al ver estos paisajes, que está en un lugar remoto, en un lugar que conecta con el origen. Así que... sí. Volveréis. De eso no me cabe la menor duda porque ya lo tenéis metido en el alma. Cualquier sami os dirá que Tromsø ya forma parte de vosotros, y que ese lazo no se rompe fácilmente. Abrazos, magníficos posts, esperamos más.
ResponderEliminarEsperamos que sea así, M Pd y que volvamos todos, al fin y al cabo vuestra es buena parte de la culpa, jejejeje. Resulta difícil explicar la sensación que se experimenta en esas latitudes por el caprichoso reparto de las horas de luz solar, y las auroras..., hay que verlas. ¡Un abrazo!
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