Nuestro recorrido por Dordoña - Perigord ha sido uno de los viajes por Europa que más nos ha sorprendido y de los que mas hemos disfrutado en estos últimos años. El paisaje, cubierto de bosques o de vides, según en que parte del Perigord nos encontremos; las construcciones de la nobleza que salpican esta región y hacen que se la conozca como la Tierra de los Mil y Un Castillos; las abadías, monasterios e iglesias que dan idea del poder que tuvo el estamento eclesiástico; jardines de ensueño y una gran representación de los Pueblos mas Bellos de Francia, con diez de ellos entre sus fronteras. Todo ello nos da razones más que suficientes para visitar y para escribir sobre el Perigord. Ya lo hemos hecho trazando una ruta que hemos dividido en dos post: Viaje a Dordoña Perigord, el Grand Tour.
Además de esa visión general, le hemos dedicado un artículo a los yacimientos prehistóricos del Valle del Hombre, Patrimonio de la Humanidad, y uno de nuestros motivos para viajar hasta el Perigord. En esta misma línea, la relacionada con el mundo prehistórico, hemos escrito sobre la experiencia que tuvimos al visitar uno de los lugares más impresionantes del arte parietal mundial, la Cueva de Lascaux.
Dos aspectos que forman parte fundamental de cualquier viaje, al menos para nosotros, son, por una parte, los alojamientos y, por otra, conocer la gastronomía del lugar que visitamos. Así que, en esta ocasión, viajaremos por los alojamientos y los fogones que hemos probado en nuestro deambular por el Perigord. Debemos también mencionar que, si sois aficionados al buen comer y a la gastronomía en general, en Dordoña - Perigord encontraréis multitud de mercados y tiendas con productos locales que llenarán vuestras maletas.
L'Ostal en Périgord - Velines
L'Ostal en Périgord, situado en Velines, ha sido el alojamiento más espectacular del que hemos disfrutado en nuestro viaje por el Perigord (con su imagen hemos abierto este artículo). Tras el muro que separa la propiedad de la carretera, nos encontramos con una gran casa tradicional, construida en piedra y sometida a una cuidadosa restauración, ofrece grandes habitaciones llenas de detalles.
Cada vez que tenemos la fortuna de alojarnos en un lugar como L'Ostal en Périgord, más convencidos estamos de que no pertenecemos a la corriente que desdeña la importancia del hotel dentro de la valoración general de un viaje. La piscina es uno de los rincones que más nos ha gustado, rodeada de 10.000 m2 de jardines y, en nuestro caso, para nosotros solos.
Cada vez que tenemos la fortuna de alojarnos en un lugar como L'Ostal en Périgord, más convencidos estamos de que no pertenecemos a la corriente que desdeña la importancia del hotel dentro de la valoración general de un viaje. La piscina es uno de los rincones que más nos ha gustado, rodeada de 10.000 m2 de jardines y, en nuestro caso, para nosotros solos.
No fue una tarea sencilla elegir la habitación, aunque finalmente nos quedamos en la que nos habían asignado, La Suite des Anges, probablemente la mejor de L'Ostal en Périgord. Una enorme cama con dosel, sofá, escritorio, precioso cuarto de baño y un anexo - vestidor mayor que algunas habitaciones de hotel...
La privacidad del espacio es total y no se entra a la habitación del huésped si este no se encuentra allí (excepto en circunstancias excepcionales).
La privacidad del espacio es total y no se entra a la habitación del huésped si este no se encuentra allí (excepto en circunstancias excepcionales).
Los propietarios de L'Ostal en Périgord, solo para los huéspedes, proponen una "Table d'hôte" como parte de su concepto de bed & breakfast.
La experiencia gastronómica merece un aparte. En primer lugar, porque casi con seguridad compartiréis cena con otros huéspedes. Nosotros lo hicimos con una pareja inglesa, de Sheffield, que acudía a una boda que se celebraba en un castillo cercano... Nuestros compañeros de mesa se alojaban en el cottage ‘Les Tilleuls’, una casita de 120m2 que completa la oferta de alojamiento de L'Ostal en Périgord. Por supuesto, tuvimos la impagable experiencia de conversar sobre múltiples temas, siempre bajo la dirección sutil, de Mary, la huésped inglesa. Nada quedó en el tintero, desde la situación política española al brexit, pasando por series de televisión o los atractivos turísticos de Bilbao y Sheffield. Como era de esperar, nos desenvolvimos en perfecto ingles británico, gracias, en parte, a los caldos que acompañaban la cena. Una experiencia que nos introdujo de lleno en el mundo de Dowton Abbey, y que no olvidaremos.
La experiencia gastronómica merece un aparte. En primer lugar, porque casi con seguridad compartiréis cena con otros huéspedes. Nosotros lo hicimos con una pareja inglesa, de Sheffield, que acudía a una boda que se celebraba en un castillo cercano... Nuestros compañeros de mesa se alojaban en el cottage ‘Les Tilleuls’, una casita de 120m2 que completa la oferta de alojamiento de L'Ostal en Périgord. Por supuesto, tuvimos la impagable experiencia de conversar sobre múltiples temas, siempre bajo la dirección sutil, de Mary, la huésped inglesa. Nada quedó en el tintero, desde la situación política española al brexit, pasando por series de televisión o los atractivos turísticos de Bilbao y Sheffield. Como era de esperar, nos desenvolvimos en perfecto ingles británico, gracias, en parte, a los caldos que acompañaban la cena. Una experiencia que nos introdujo de lleno en el mundo de Dowton Abbey, y que no olvidaremos.
En el aspecto puramente gastronómico, degustamos una cena que podría trasladarnos a cualquier buen restaurante de la zona, aunque, con la salvedad de que L'ostal en Périgord no cuenta con personal de cocina, ni ofrece servicio de restaurante. De la gastronomía se ocupa Cécile que es, junto con Philippe, la propietaria del establecimiento. Excelentes ingredientes, una cuidada presentación y un desayuno magnífico. Cécile es una gran anfitriona, y excelente conversadora. El trato personal que los propietarios ofrecen es, sin duda, otro motivo más para alojarse en L'Ostal en Périgord.
Auberge de Castel Merle - Sergeac
El Auberge de Castel-Merle es una antigua y aislada granja familiar separada por prados de la pequeña localidad de Sergeac; a su alrededor resuenan voces romanas y templarias, aunque su historia se remonta mucho más atrás en el tiempo, como es habitual en tierras dordoñesas.
Castel Merle, en pleno corazón del valle del río Vézère, el Valle del Hombre, cuenta con yacimientos que constatan la continua ocupación humana, primero por los Neardenthal, más tarde por los Cro-Magnon. Uno de los lugares arqueológicos, el Abri Castanet lleva el nombre de su primer excavador. Una de sus descendientes, Anita, es, junto a su esposo, Christopher, la propietaria del Auberge de Castel Merle, que ha permanecido en la familia durante generaciones.
El Auberge de Castel-Merle cuenta con unas vistas privilegiadas sobre el valle del rio Vézère y de la medieval Sergeac, gracias a que se levanta sobre un acantilado que domina el cauce del río. Es un privilegio, después de una jornada de senderismo, sentarse en el jardín y dejar que la vista recorra con calma el extraordinario panorama que tenemos ante nosotros. También lo es, desayunar allí cada día, sin prisa alguna y concentrados en saborear el pan, la mermelada, los pasteles, la miel o, si hay suerte, la tortilla de trufas, mientras los pájaros y el rumor del Vézère aportan la banda sonora. Un auténtico ejercicio de mindfulness...
Una idea de la tranquilidad y el espacio natural que ofrece Castel Merle a los agotados habitantes de las ciudades, es la pequeña y despistada cierva que un día encontramos plantada ante la puerta de nuestra habitación... Los edificios del Auberge así como las habitaciones han sido renovadas manteniendo su estética original, utilizando piedra y madera de nogal. Las habitaciones son sencillas, en estilo rústico, con piedra y vigas a la vista, tarima en el suelo y suficiente tamaño como para que la estancia durante varios días sea cómoda.
Visitamos Castel Merle a finales de mayo, y el sol ya apretaba lo suyo. Se agradece, y mucho, el aire acondicionado para encontrar la estancia fresca. Especialmente, después de realizar la etapa Montignac - Sergeac, 17 km de los 90 km que comprende el sendero Tras los Pasos de los Hombres de Lascaux.
Por la mañana, al despertarnos, abríamos de par en par las ventanas (que daban hacia el cañón del rio Vézère) dejando que la habitación se llenase de lo que bautizamos como "el sonido del Perigord", una música sin atisbo de intervención humana; una experiencia que realmente se echa de menos en nuestro día a día en la ciudad.
Visitamos Castel Merle a finales de mayo, y el sol ya apretaba lo suyo. Se agradece, y mucho, el aire acondicionado para encontrar la estancia fresca. Especialmente, después de realizar la etapa Montignac - Sergeac, 17 km de los 90 km que comprende el sendero Tras los Pasos de los Hombres de Lascaux.
Por la mañana, al despertarnos, abríamos de par en par las ventanas (que daban hacia el cañón del rio Vézère) dejando que la habitación se llenase de lo que bautizamos como "el sonido del Perigord", una música sin atisbo de intervención humana; una experiencia que realmente se echa de menos en nuestro día a día en la ciudad.
Además de su posición estratégica para visitar esta parte del Perigord Negro, un motivo más para alojarnos en el Auberge de Castel Merle son sus propietarios, Anita y Christopher, siempre atentos al bienestar de sus huéspedes; buenos conversadores, y con grandes historias familiares que hablan de descubrimientos, de una época en la que todo estaba por hacer en el campo de la prehistoria y cada nuevo hallazgo suponía una revolución, refutaba o echaba por tierra una teoría anterior.
Así se cuenta en el libro con el que nos obsequiaron. El Auberge de Castel Merle es de esos lugares de los que uno se va pensando en volver.
Así se cuenta en el libro con el que nos obsequiaron. El Auberge de Castel Merle es de esos lugares de los que uno se va pensando en volver.
Moulinier Janine - Sergeac
En Sergeac se encuentra el pequeño restaurante Moulinier Janine que ofrece una cocina tradicional, basada en productos del Périgord y de temporada. En sus cocinas se elaboran entre otros las salchichas, confits, foie gras... Los platos que integran productos locales basados en los hongos, los quesos y el pato son las estrellas.
El interior está decorado con elementos tradicionales y cuenta con una terraza, muy agradable, donde disfrutamos de un menú típico. Por lo que pudimos ver, aunque la temporada sólo estaba arrancando ya se encontraba lleno, es conveniente reservar...
El interior está decorado con elementos tradicionales y cuenta con una terraza, muy agradable, donde disfrutamos de un menú típico. Por lo que pudimos ver, aunque la temporada sólo estaba arrancando ya se encontraba lleno, es conveniente reservar...
Hotel-Camping La Riviére - Les Eyzies de Tayac-Sireuil
En la capital mundial de la Prehistoria, Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil, encontramos un alojamiento singular, a orillas del río Vézère, el Camping La Riviére. Un establecimiento gestionado por Gilles y Liliane Dalvabie, del que han tomado el relevo sus hijas Marie-Paule y Amandine que continúan con la tradición familiar del negocio fundado por sus abuelos a finales de los años 50 del pasado siglo XX. El camping tiene una categoría de 4 estrellas, y está orientado hacia el ecoturismo habiendo conseguido la calificación Éco-label europea.
Los edificios principales del camping se encuentran repartidos por las construcciones de una antigua posta de correos de finales del siglo XVI y principios del XVI. Algunas estancias se han convertido en habitaciones para conformar un hotel de dos estrellas. Nuestra habitación se abría al pequeño jardín del patio de entrada a la posta, con las montañas al fondo. El tamaño es reducido, algo bastante habitual por otra parte en muchos países europeos, aunque lo realmente se echaba de menos era el aire acondicionado. A finales de mayo el calor ya apretaba lo suyo y costaba conciliar el sueño. A cambio, la sensación de encontrarnos en la naturaleza y el silencio nocturno, que se lleva a rajatabla, a pesar de la alta ocupación del camping incluso en esas fechas tempranas de la temporada.
Una cocina preparada en base a los productos locales, las recetas tradicionales, bien presentada y con raciones más que suficientes, que puede disfrutarse en el comedor o, mejor aun, al aire libre.
Verduras frescas, magret, carnes a la brasa, pescados de río... Un detalle interesante de la carta es que nos permite conocer a los proveedores de los productos que se emplean en el restaurante, la práctica totalidad son locales.
Verduras frescas, magret, carnes a la brasa, pescados de río... Un detalle interesante de la carta es que nos permite conocer a los proveedores de los productos que se emplean en el restaurante, la práctica totalidad son locales.
La Petite Cour - Perigueux
El último alojamiento de nuestro viaje por el Périgord se encuentra en la capital, Périgueux. La Petite Cour, una casa burguesa de 1900 en la que vive François con su familia, en la última planta, mientras que en las dos primeras se reparten las habitaciones y la sala de desayunos. Nuestra habitación, Camélia, era amplia; el cuarto de baño, también de buen tamaño, contaba con una bañera exenta en lugar de ducha, algo muy decorativo aunque no demasiado práctico...
El concepto del alojamiento y su decoración puede chocar a quien espera un hotel más o menos convencional, y recuerda mucho más a los alojamientos que se ofrecían originalmente en Airbnb, donde se compartía la estancia con los propietarios y sus familias.
El concepto del alojamiento y su decoración puede chocar a quien espera un hotel más o menos convencional, y recuerda mucho más a los alojamientos que se ofrecían originalmente en Airbnb, donde se compartía la estancia con los propietarios y sus familias.
Sin embargo, la buena ubicación, en zona peatonal, con un parking público baratísimo a un minuto y la catedral a menos de cinco minutos caminando son dos buenos motivos para alojarse en La Petite Cour. Merecen un aparte los desayunos, en los que se varían a diario los ingredientes, se sirve en la mesa. Vamos a destacar los zumos naturales, la fruta, los embutidos, croissants, baguettes... y un surtido de quesos que el padre de François, de origen italiano, elige personalmente cada mañana.
Además, tendréis la oportunidad de charlar con vuestro anfitrión, y de consultarle acerca de la visita a la ciudad. El trato personal es un gran motivo para elegir, en este caso, la Petite Cour.
Además, tendréis la oportunidad de charlar con vuestro anfitrión, y de consultarle acerca de la visita a la ciudad. El trato personal es un gran motivo para elegir, en este caso, la Petite Cour.
Le Saint Louis - Perigueux
Un menú del día con productos locales, riquísima la brocheta de buey con patatitas asadas, para recomendar, es el que tomamos en la terraza de Le Saint Louis, que toma su nombre de la plaza dedicada a Luis IX de Francia, San Luis, en la capital, Perigueux.
Allí, si visitáis la ciudad entre noviembre y marzo, podréis disfrutar del mercado de foie-gras y otros productos derivados. Nosotros tuvimos que conformarnos con las vistas de la plaza y la magnífica "Casa del Pastelero", un edificio del siglo XIV, donde destacan su torreón y la portada renacentista del XVI. Fue la morada del creador del famoso Pâté de Perigueux.
Jardines Colgantes de Marqueyssac - Vezac
El Château de Marqueyssac fue construido en el siglo XVII por Bertrand Vernet de Marqueyssac sobre una colina rocosa que ofrece una de las mejores panorámicas tanto del valle del rio Dordoña como de todo el Périgord. Los jardines a la francesa originales fueron ampliándose y cambiando de estilo hasta completar el magnífico recinto que podemos visitar actualmente.
Entre fantasías de boj y bosques casi impenetrables disfrutamos, además de la visita, de una buena comida. Las vistas, inmejorables, de los Castillos de Milandes, de Beynac y el Dordoña serpenteando a sus pies, son buenos motivos para detenerse aquí. Los pavos reales son los dueños del lugar, y campan a sus anchas; recordad que está prohibido darles comida... Una gran ensalada de pato y una tartaleta, suficientemente generosa como para compartirla, acompañada de un café, constituyeron la excusa perfecta para sentarnos y dejar vagar nuestra mirada hacia un horizonte que parecía no tener fin.
Château de Monbazillac
El Périgord es tierra de vinos, no en vano a una de las zonas en las que se divide la región, aun se la conoce como el Perigord Púrpura. En su corazón encontramos el lugar perfecto para realizar una cata, el Château de Monbazillac.
Además de pasear por sus viñedos y visitar el castillo del siglo XVI, que incluye una exposición sobre la historia del vino ligada a la región y a este terroir en particular, tuvimos la fortuna de catar sus famosos vinos blancos. Menos conocidos, sin embargo, que los Sauternes, nos han gustado más y algunos acabaron en el maletero...
Domaine de Coutancie
No es necesario cruzar el Atlántico y todo Estados Unidos hasta llegar al Valle de Napa en California para tener una auténtica experiencia entre copas. Seguimos por el Pays de Bergerac. Allí visitamos una pequeña explotación, Domaine de Coutancie. Una propiedad que lleva cuatro generaciones en la misma familia. Nuestra anfitriona, Nicole Maury nos contó la historia de su viñedo, y el giro que le ha dado hacia a la agricultura orgánica.
Ella lleva las riendas, y ha creado el Rosette. Un caldo fino, redondo y muy floral que, a pesar de su nombre, es un blanco. Lo catamos acompañado de fresones y cerezas recogidas en la propiedad, ¡que sabor!, y acentúan aun más los sabores del vino. Además, disfrutamos de unas excepcionales vistas de los campos que rodean la finca y que muestran todas las variedades de uva de la denominación de origen.
Garçon, deux noisettes s'il vous plaît
De los cafés que nos tomamos en nuestro viaje por el Périgord, vamos a señalar especialmente dos. En Monpazier, uno de los pueblos más bonitos de Francia, y el ejemplo más notable de bastida de toda la región, disfrutamos de un perfecto noisette sentados en el mismo corazón de esta joya medieval, en la Place des Cornières.
El segundo noisette, nos supo a gloria, lo tomamos acompañado de trocitos de chocolate negro y macarons en Rody Chocolaterie. Un pequeño local en el encontramos refugio ante el sol de plomo que caía sobre Bergerac, una de las numerosas Villas de Arte e Historia del Périgord, la ciudad donde encontraremos la estatua de Cyrano. El verdadero Hercule-Savinien de Cyrano de Bergerac, coetáneo de Moliere, incorporó Bergerac a su nombre debido a las tierras que su abuelo compró, permitiendo a la familia entrar en la pequeña nobleza francesa.
Pendenciero, libertino y hábil duelista, también fue uno de los más importantes escritores y pensadores de la época. El personaje, Cyrano de Bergerac, una creación de Edmond Rostand, le ha superado en fama y gloria. Curiosamente, ninguno de los dos apareció por Bergerac...
Hasta aquí nuestro recorrido por los alojamientos y las cocinas que formaron parte de nuestro viaje por el Perigord. Esperamos que pronto os animéis a disfrutarlos y, de paso, descubrir otros.
Agradecimientos
Estas experiencias han sido posibles, en parte, gracias a la colaboración del Comité Départemental du Tourisme de la Dordogne.
El Guisante Verde Project mantiene todo el control editorial del contenido publicado.
Estuve por allí hace ya unos cuantos años, y desde entonces no dejo de recomendarlo a quien me quiera escuchar. Cuevas y castillos, pueblos y gastronomía. Y encima, no está demasiado lejos. Un placer para todos los sentidos.
ResponderEliminarCoincidimos en todo, Tawaki. A nosotros nos encantó y nos sorprendió porque, como dices, tiene motivos sobrados para hacerlo. Una región espectacular, y, cierto, a tiro de piedra para nosotros.
EliminarSaludos!!