Albania se mece con el murmullo del oleaje del Mare Nostrum, el Mar Mediterráneo, que es, a su vez, un testigo de excepción de la historia de la civilización occidental. A lo largo de los tiempos, los diversos pueblos que habitaron sus orillas, o aquellos que navegaron por sus aguas buscando ampliar sus dominios, encontrar nuevos mercados comerciales o, simplemente, enriquecerse con el saqueo, dejaron su recuerdo en las tierras que rodean esta masa de agua que separa, o une, según se mire, las tierras africanas, europeas y las de oriente próximo. En tierras albanesas encontramos dos lugares que son un compendio de esa historia común que caracteriza al Mediterráneo.
El primero, sobre el que ya escribimos anteriormente, es la antigua ciudad de Butrint, Patrimonio de la Humanidad. El segundo son las ruinas de Apolonia de Iliria que, más pronto que tarde, formará parte de ese conjunto de lugares que debemos preservar para mantener nuestra identidad como especie.
Origen e Historia de Apolonia de Iliria
Habíamos comenzado nuestro recorrido por Albania en el sur del país, visitando Butrint, junto a Sarandë, una de las zonas de playa más turísticas. Mas al norte, y ya en nuestro camino de regreso a la costa, nos adentramos en el parque arqueológico de Apolonia de Iliria.
En el 588 a.C., colonos griegos de Corfú y Corinto, dirigidos por Gylax fundaron la ciudad a la que llamarían Gylakeia en su honor. Se desarrolló muchísimo, llegando a albergar 60.000 almas entre sus murallas, gracias a la agricultura y a su posición estratégica que fomentó el comercio y la enriqueció rápidamente, destacando su gran puerto como un lugar importante de la Vía Egnatia. Una ruta de 1210 km que conectaba las colonias romanas desde la actual ciudad de Durrës, a orillas del Adriático, con Bizancio.
Estrabón, Aristóteles o Cicerón, que se refirió a ella como Magna Urbs et Gravis, alabaron las virtudes de esta ciudad que pronto adoptó el nombre por el que ha pasado a la Historia, Apolonia de Iliria, para honrar al poderoso dios Apolo.
La ciudad albergó una reputada escuela de filosofía. En ella se encontraban estudiando, en el 44 a.C., el futuro emperador romano Augusto, y su amigo, el que sería famosísimo general, Agripa. Allí recibieron la noticia del asesinato de César. Un terremoto, en el siglo III, marcaría el comienzo del fin de la ciudad: cambió el curso del rio Aoo, colmató el puerto y transformó el interior de la zona en un pantano asolado por la malaria, provocando una paulatina pérdida de población. El lugar preeminente de Apolonia fue rápidamente ocupado por Avlona, la actual Vlorë. El fracaso social y las invasiones godas terminaron por dejar Apolonia prácticamente abandonada.
Hasta el siglo XVII, cuando fue sacada nuevamente a la luz por los clasicistas europeos, pasó desapercibida, lo que ha propiciado que el parque arqueológico se conserve excepcionalmente intacto, a pesar los daños causados por la II Guerra Mundial y los saqueos que se produjeron especialmente en los primeros momentos tras la caída del régimen comunista en 1990. Las primeras excavaciones se realizaron entre 1916 y 1918, por arqueólogos austriacos. Su trabajo lo continuaron los franceses desde 1924 hasta 1938. Tras la guerra, arqueólogos albaneses y rusos prosiguieron con las excavaciones. Es el mayor parque arqueológico de Albania, aunque solamente es visible poco más del 10 por ciento, el resto del yacimiento continua bajo tierra.
Qué ver en Apolonia de Iliria
Recorrimos Apolonia prácticamente solos, septiembre es una época fantástica para visitar Albania. Es probable que todos los recursos turísticos no estén disponibles, aunque las temperaturas son mucho más agradables y, además, la ausencia de turistas incluso en los lugares más conocidos, compensan con creces. Las ruinas de la antigua ciudad se encuentran cerca del pueblo de Pojan, a 10 Km de Fier, la segunda ciudad más poblada del país.
La Acrópolis destaca sobre la ciudad, en una colina, y sobre el conjunto, se levantaba el Templo de Apolo, a cuyo alrededor, protegido por un muro del que se han conservado algunos restos, se encontraba el Témenos, o zona sagrada. El Templo tenía columnas jónicas y un friso en el que se representaba la lucha entre los griegos y las amazonas.
Entre los fragmentos encontrados en frente de la Biblioteca, León Rey halló un monolito de piedra caliza que luego fue reconstruido y reubicado por arqueólogos albaneses en la terraza superior.
Es el Obelisco de Apolo, en concreto representa el culto por Apolo Agyieus, protector de caminos y casas. Este tipo de representación se encuentra representado ampliamente en monedas antiguas, esculturas y frescos, de los cuales podemos obtener la composición general: sobre una plataforma se dispone verticalmente un cilindro adornado con la lira de Apolo, así como el arco y el carcaj de Artemisa, como se muestra en un bajorrelieve conservado en Roma. Estos monumentos de origen antiguo se refieren a una nueva moda de tiempos de Augusto, pero en Apolonia estos monumentos probablemente han estado presentes a lo largo de toda su historia, tal y como prueban diferentes objetos encontrados en la ciudad.
El Centro Monumental de Apolonia fue excavado por el arqueólogo francés León Rey en la década de 1930, aunque fueron las obras de restauración llevadas a cabo durante los años 1970-1980 por el Instituto de Monumentos de Tirana las que le han dado el aspecto que hoy vemos. Se estructura sobre un cruce de dos calles, una de las cuales se alineaba con las tiendas, y una plaza.
En este lugar es donde se concentraba la vida social, política, cultural y comercial de la ciudad en los períodos helenístico y romano concentra la mayor parte de edificios visibles actualmente: un pórtico de dos pisos, un atrio con ábsides, el Bouleuterion, el Prytaneion, el Templo Jónico, la Biblioteca y el Odeón.
El símbolo de Apolonia es el Agonothètes, su bouleuterion: la sala de reuniones del concejo municipal o Bule. El de Apolonia se construyó en el último cuarto del siglo II a.C. cerca del Ágora. En la antigua Grecia, un agonothètes era el presidente de los juegos sagrados, que eran sufragados por el, salvo en el caso de los grandes juegos públicos, como los Juegos Olímpicos.
El edificio tenía forma de herradura, y en su parte frontal presenta un pórtico de entrada seis columnas con capiteles de estilo corintio y una escalera monumental. Una inscripción señala que el edificio fue construido a instancias de Quintus Villius Crispinus Furius Proculus para conmemorar la muerte en combate de su hermano Valentinus Villius Furius Proculus, prefecto de la cohorte en Siria y tribuno de la Legión Gemina en Pannonia. La inauguración incluyó la lucha entre 25 parejas de gladiadores. .
El conjunto de cinco habitaciones halladas junto al bouleuterion forman parte de los anexos de un Templo Jónico.
Un examen de los restos permite concluir que existía un ala simétrica, así como un pórtico que unía ambas partes, aunque no se conoce la ubicación del área sagrada del templo (temenos). Se distingue la base y algunos elementos como la cella, o parte reservada a los sacerdotes y hogar de la estatua de la deidad, el narthex o vestíbulo, tres bases de estatuas y probablemente dos altares. Las excavaciones de 1960 sacaron a la luz once estatuas de los siglos II y III d.C. y, dado que se trataba de altos jueces, se piensa que este lugar sirvió como pritaneo o espacio de reunión de la magistratura.
El Odeón, de mediados del siglo II a.C., se usó tanto para eventos musicales y culturales como para asambleas públicas, aunque otra hipótesis se refiere a él como un pequeño teatro vinculado al culto de la diosa Syria.
La utilización de elementos artísticos griegos junto con la tecnología romana lo convierten en uno de los edificios mas interesantes de Apolonia. Estaba cubierto y tenía capacidad para 650 espectadores.
Junto al Odeón y más antiguo que él, encontramos un pequeño Santuario que ocupa un nicho excavado en el muro que sustenta la colina. Fue excavado por los arqueólogos franceses en 1931. Incluye un área pavimentada con mosaicos y dos bases decoradas con felinos. Frente al conjunto, una serie de bloques sugieren un pequeño templo con dos columnas jónicas en su frente.
Es una construcción abierta; dos pedestales soportan la estatuaria que se incluye en el nicho. Es posible que, al igual que ocurre en otros monumentos de este tipo dedicados al culto imperial, y mejor conservados, tuviera una pequeña área sagrada. La construcción del Odeón no impidió que siguiera utilizándose.
En una esquina del Ágora se hallaba, al parecer, lo que fue la Biblioteca, datada entre los siglos II y III d.C., y una de las mas grandes del Imperio Romano. Se ha llegado a esta conclusión por los hoyos simétricos de los muros interiores que podrían hacer referencia a las estanterías, aunque no se sabe a ciencia cierta.
El edificio es prácticamente cuadrado y se levanta sobre los restos de un antiguo pórtico dórico. La existencia de una biblioteca en Apolonia no es una sorpresa, debido a la rivalidad que existía con la ciudad vecina, Dyrrachium. En ella, una inscripción atestigua la construcción de una biblioteca, por lo que resulta difícil imaginarnos una Apolonia sin un edificio similar. También se planteó que podría ser un Augusteum (santuario dedicado al culto imperial), aunque el hecho de que durante las excavaciones no se encontrara ninguna estatua dentro, prácticamente descarta esta hipótesis.
El Gran Pórtico o Stoa, es el monumento mejor conservado de la época griega clásica, data del siglo III a.C. y se usó hasta el siglo II. Fue excavado por León Rey en 1925.
Se construyó con una función doble: aminorar las cuestas de la colina y comunicar el Centro Monumental con el Ágora, permitiendo una vista de todo el área. Mide 78'20 x 9'20 metros. En e muro trasero, y perfectamente conservados se observan 17 nichos que estarían decorados con estatuas de mármol. Además de su valor estético, esta solución constructiva permite soportar el empuje de la ladera de la colina. Asimismo, el monumento resistió los frecuentes movimientos sísmicos de la zona. Contaba con dos pisos, que presentaban una serie doble de columnas de mármol, dóricas octogonales en el piso inferior, que es de mayor altura, y jónicas en el superior. Se han conservado 27 de las 35 basas de las columnas.
El Nympheum, del 250 a.C., una gran fuente decorada, que recogía el agua que aun brota de la tierra. Conocida como Fuente de Cephius constaba de una gran estructura central rodeada por cinco columnas dóricas. Un terremoto la destruyó, aunque se encuentra bastante bien conservada.
El Arco de Triunfo es probablemente el último edificio que se construyó en el centro monumental. Las bases de cuatro pilares in situ y algunos fragmentos arquitectónicos permiten reconstruir la forma de un arco con cuatro columnas y vanos desiguales.
Su posición, en un cruce de calles, y en oblicuo respecto a otros edificios puede resultar sorprendente. Sin embargo, esa posición hace que sea más visible desde ambas calles y al encontrarse en una esquina, deja espacio libre para que pueda verse perfectamente el Agonothètes. El Arco de Triunfo se relaciona con la esperada visita del emperador Caracalla a su regreso de la victoriosa campaña contra los partos en el 217 d.C., pero su asesinato durante el viaje, privó a la ciudad de tal acontecimiento. Una circunstancia que hace muy probable que el arco quedara inacabado.
Interesantes son también los restos del Teatro, el Templo de Diana o el Gimnasio y varias domus decoradas con mosaicos. Un ejemplo de ellas la encontramos sobre la terraza que domina el teatro. Se trata de un edificio descubierto en 1996, un cuadrado casi perfecto de 20x20 metros. Consta de cuatro partes: un pórtico de 14 x 5.80 m que sale directamente a la Vía Sacra; la sala principal con un mosaico central en blanco monocromo; cuatro corredores laterales pavimentados con cubículos de ladrillo de 5x5 cm y una explanada panorámica que mira al mar, con las mismas baldosas del pavimento.
La falta de drenaje en la sala principal lleva a pensar que el edificio estaba cubierto y que servía de lugar de reunión para los creyentes antes de ir en procesión por la Vía Sacra. El edificio en su forma actual se remonta a fines del siglo VI a. C., aunque desde finales del siglo II d. C., la explanada posterior está parcialmente ocupada por el piso superior de una casa romana.
Las tiendas están alineadas a lo largo de la calle principal; fueron excavadas por la misión arqueológica francesa de León Rey y ocupan un recinto de 52 metros de largo por 5 de ancho. Fueron construidas durante varios períodos, en especial durante los siglos II y III d.C., coincidiendo con el momento de mayor desarrollo de la ciudad.
Al otro lado de la calle existen indicios de que había un ala simétrica, aunque aun no se ha excavado. También se da por hecho la existencia de un segundo piso, aunque no hay trazas de escaleras de acceso. Los restos visibles permiten identificar las divisiones y las guías de las puertas para catalogarlos como tiendas, gracias a la comparación con ejemplos mejor conservados en Pompeya y Ostia, del mismo período.
Resulta interesante caminar por la parte más alta de la antigua Apolonia de Iliria. Allí se es plenamente consciente de la gran cantidad de restos que aun permanecen ocultos bajo capas de tierra y rocas. Paseamos por una extensa planicie, a primera vista desolada, salvo algunos vestigios de edificaciones dispersos por el lugar. Sin embargo, es fácil suponer que el alto número de grandes edificios e instalaciones como los que hemos visto, y las referencias históricas que se tienen de la ciudad, deben tener su continuación en esta parte alta. Y, si aguzamos la vista, las ondulaciones del terreno, la altura de la vegetación y los restos que asoman entre el polvo, así lo corroboran.
También podemos entender por qué se eligió su ubicación, como se domina desde ella el terreno que lo rodea, haciendo muy difícil atacarla por sorpresa. Asimismo, tenemos una excepcional panorámica de algunos de los bunkers más grandes que hemos visto en el país balcánico. Son una constante del paisaje, de todos los tipos y formas; algunos realmente pequeños y tan bien camuflados que no somos conscientes de su presencia hasta que nos encontramos sobre ellos.
Capítulo aparte merece el Monasterio de Santa María, de los siglos XIII y XIV, porque representa un testimonio único de la historia tardía de la ciudad. El complejo monástico con la muralla, y el campanario y las celdas de los monjes corresponden a varios momentos diferentes de la historia del monasterio, desde el siglo XIII al XX, momento en el que se restaura el campanario.
La estructura conservada del katholikon, la iglesia principal, se remonta al siglo XIII aunque se está planteando su origen en el siglo IX. Fue levantada sobre una iglesia más antigua y se utilizaron partes del antiguo teatro. Otros elementos reutilizados son visibles por el complejo, como un tambor de columna dórica, procedente del templo de Shtyllas y que es utilizado como tapa de pozo. La iglesia es única en Albania por su forma cruciforme. La mezcla de tradiciones constructivas orientales y occidentales es muy poco frecuente en los Balcanes: la arquitectura del edificio es en concepto bizantina, pero algunas características, como el exonártex, las esculturas y capiteles de sirenas, animales y monstruos, además de los frescos, nos derivan al románico.
El pequeño Museo Arqueológico se creó para albergar los hallazgos excavados en Apolonia y fue un gran centro de atracción turística durante el período comunista. Después de algunas vicisitudes, el museo fue reabierto en 2011, tras permanecer veinte años cerrado por seguridad, bajo la supervisión de la UNESCO y con la financiación del Gobierno de España.
Las colecciones se exponen con criterio cronológico y temático, de forma que encontramos información completa de mil años de historia de la ciudad. Los elementos que forman el museo son tres:
Las Seis Salas, que exponen hallazgos desde la prehistoria al período tardo-romano: la fundación y el desarrollo de la colonia griega de Apolonia; el desarrollo de la artesanía; economía y comercio; religión y culto; cultura e historia posterior.
El Pórtico de las Esculturas, donde se muestran las grandes esculturas de mármol. Este es el único lugar donde se permite realizar fotografías.
Una auténtica lástima porque el museo, a pesar de su pequeño tamaño en comparación con los grandes museos arqueológicos nacionales contiene una gran variedad de piezas, algunas extraordinarias y en un gran estado de conservación. Sería, lo creemos sinceramente, un gran acierto poder mostrar lo que contiene, de cara a incrementar el interés turístico por el sitio arqueológico. Como suele ocurrir, también aquí, en Apolonia, no existe justificación científica que avale la prohibición de captar imágenes.
El Refectorio, datado en los primeros años del siglo XIV, tiene forma alargada con las paredes terminadas en ábsides, cuenta con frescos de estilo romano - bizantino, una tipología con muy pocos ejemplos que hayan sobrevivido al paso del tiempo. Son, de hecho, los más completos del país. La decoración se divide en tres zonas. La zona inferior la ocupan una serie de santos de cuerpo entero, mientras que la superior muestra escenas extraídas de los evangelios, como las Bodas de Caná, el Lavado de Pies o Milagros de Cristo. En la zona central hay medallones de santos y algunas escenas.
En el katholikon solo se conservan fragmentos de pintura mural. Entre ellos una pintura fechada hacia 1281 o 1282, muy mal conservada, de Miguel VIII Paleólogo, junto a su hijo Andrónico II (que restaura la iglesia), su nieto Miguel IX y otros miembros de la familia imperial ofreciendo un modelo de la iglesia a la Virgen.
Hasta aquí, nuestro recorrido por este tesoro de la historia del Mediterráneo, Apolonia de Iliria, hoy, al igual que la antigua ciudad de Butrint, se encuentra dentro de las fronteras de Albania, y son dos excelentes motivos para viajar hasta el pequeño país balcánico. Esperamos que os haya gustado tanto como a nosotros.
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Por vuestra culpa, por entradas como ésta, he añadido Albania a mi lista de destinos. Ahora queda lo más difícil: encontrar tiempo para ir. Gusta comprobar que España ayuda a otro país a conservar sus tesoros artísticos, y da bastante rabia cuando sin ninguna justificación te impiden hacer fotos. Como vosotros, pienso que es la mejor manera de promocionar lugares en los que el turismo puede aportar los fondos que tanto se necesitan.
ResponderEliminarjajaja, Tawaki, no podemos decir que lo sintamos... A menudo nos sucede lo mismo, y en tu blog muchas veces. Efectivamente, siempre respetamos las normas en cuanto a las fotografías, pero no deja de ser cierto que nos parece, en ocasiones, incomprensible. De todos modos, Albania es un destino que tiene mucho que ofrecer y en cuanto sean más conscientes de ello, la experiencia para el viajero será aun mejor.
EliminarSaludos!
Muy interesante y completa información que me será muy útil ahora que en breve iremos allí. Saludos y gracias.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por nuestro blog, y esperamos que vuestra visita fuera genial. Albania es un buen destino, que irá a más.
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