En el valle, al pie de la imponente Peña de Carazo (Burgos), tres hombres se miran fijamente, sin perder detalle los unos de los otros, casi inmóviles. El sol abrasador apenas consigue revelar la enorme superficie empedrada, cubierta de polvo, sobre la que tiene lugar la escena. Miles de tumbas, dispuestas en círculos concéntricos, completan el decorado. Es el Cementerio de Sad Hill. Aunque él aún no lo sabe, Sergio Leone, el director de cine italiano, está a punto de rodar la escena final, el ya mítico triello, de la que se convertirá en obra cumbre del spaghetti western: El Bueno, el Feo y el Malo. Corre el año 1966.
Encontrar, entre las localidades de Santo Domingo de Silos, Carazo, Contreras, las localizaciones de la famosa película de Sergio Leone, como las sorprendentes ruinas del Monasterio de San Pedro de Arlanza, transformado en la Misión San Antonio, o ver desde lo alto del Valle de Mirandilla, o Valle de Carazo, el círculo de piedra testigo del enfrentamiento final entre los protagonistas, es una experiencia que te atrapa incluso si no eres un mitómano cinematográfico y el western no está entre tus géneros favoritos.
En una época en la que Almería concentraba las grandes producciones del spaghetti western, Sergio Leone se fija en este valle de Burgos, gracias a la propuesta de dos cineastas españoles, Javier Setó y Antonio Pérez Giner que rodaron en la zona el film “El Valle de las Espadas” y que pusieron de relieve el parecido con el paisaje de Arizona y Nuevo México. Las inmediaciones del pueblo de Carazo fueron el lugar elegido para recrear el Campo de Prisioneros de Betterville, y el Río Arlanza, muy cerca del Monasterio de San Pedro, se convirtió en el Río Grande, escenario del enfrentamiento entre los Confederados y los partidarios de la Unión, la Batalla del Puente de Langstone.
Después de unos días disfrutando de los recorridos que forman la Ruta de El Bueno, el Feo y el Malo, llegamos a casa con muchas ganas de investigar más y contaros el trabajo de un grupo de entusiastas que ha redescubierto y recuperado este espacio, el Cementerio de Sad Hill, tras casi 50 años de abandono. Les movía una pasión, la búsqueda de la localización de la que hablaban los mayores, participantes o testigos de la producción que, en 1966, revolucionó toda la comarca, Covarrubias, Santo Domingo de Silos, Hontoria del Pinar… Todos se vieron afectados de alguna forma por la realización de la película. Resulta curioso como a veces las “batallitas” de nuestros mayores pueden convertirse en un motor poderoso de búsqueda del mito.
En nuestras visitas al Oeste Americano recorrimos la Ruta Estatal 49 de California, con pueblos míticos de la época de la ‘fiebre del oro’ como Auburn. Por todas partes aparecían lugares, nombres de personajes o constantes recuerdos del Pony Express; nos acompañaba en nuestro viaje un entusiasta lector de las Novelas del Oeste que circulaban en España en los años 50 que vivía cada nombre con la pasión de su niñez y nos contagiaba su ilusión.
Parece que los humanos encontramos siempre motivos para la peregrinación: ir en busca de tesoros, lugares sagrados, reliquias, localizaciones de historias de ficción de la literatura o de la gran pantalla y estos últimos años de las series de las grandes plataformas. ¿Se imaginaban los buscadores de este enclave lo que vendría después?
En busca del tesoro: en la película de Leone, un botín de guerra de 200.000 dólares, oculto en una tumba del Cementerio de Sad Hill, Nuevo México, enfrenta a Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef en el marco de la Guerra de Secesión Americana. ¿Adivinas quién es el bueno, el feo y el malo? Es mucho lo que se ha escrito sobre esta película, desde las verdaderas intenciones de Sergio Leone con el final de este film antibélico, una escena de apenas unas líneas que consume 20 minutos de metraje, pasando por el poncho de Clint Eastwood, que también luce en Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio, hasta la música, obra de Ennio Morricone, convertida en un protagonista más. ¿Serías capaz de hacer la visita sin ponerte a silbar las notas del tema principal?
Como si de una búsqueda del tesoro se tratase, varios fans buscaron durante años la localización exacta de ese círculo de piedra, rodeado por filas concéntricas de tumbas, hasta un total de 5000, que formaron el ficticio cementerio de la película filmada en 1966. Después de casi 50 años acumularon testimonios de los que trabajaron de una u otra forma en la producción, extras, traductores, logística, también algunas fotos, archivos que informaban de la contratación de soldados de reemplazo para la construcción del cementerio, los pagos al gobierno español y las dietas para los reclutas. ¿Encontrarían los restos después de tantos años?
En 2019 tuvimos la suerte de conocer toda la historia gracias a Joseba Del Valle, como representante de la Asociación Sad Hill, que de forma apasionada presentó en Turistopía la recuperación del Cementerio de Sad Hill, y como su iniciativa “Apadrina una tumba” reveló que había muchos seguidores del film de Sergio Leone, con tantas ganas como ellos de conmemorar el lugar en el que se había rodado la última escena y lograr protagonismo para todos los escenarios burgaleses de la película.
Teníamos pendiente desde entonces esta visita, y los días, aún largos, de finales del verano, nos parecían el mejor momento para poder hacer recorridos entre San Pedro de Arlanza, Silos, el Desfiladero de la Yecla y el Valle de Mirandilla, con Sad Hill como aliciente. Es una de las zonas más bellas de la Sierra de la Demanda. Ni molinos, ni antenas, ni construcciones nos distraen del paisaje. Unos círculos concéntricos, que dieron mucho que hablar a quienes los contemplaron desde el cielo, se dibujan en el fondo del valle, bajo la Peña de Carazo. Ahí se encuentra el Cementerio de Sad Hill.
Es en estos meses en los que podemos disfrutar de la increíble vía láctea que los cielos de Burgos nos regalan. También nosotros nos lanzamos a la búsqueda, nocturna, del cementerio. Lo hacemos por la pista que lo une con Santo Domingo de Silos. Nuestra primera incursión nos llevó a descubrir Sad Hill a tientas. De noche cerrada, fue una familia francesa, apostada con su caravana quienes nos dieron indicaciones para entrar en el recinto. Resultó una aventura imaginar y encontrar la entrada junto a la barandilla de madera. No veíamos nada, ni siquiera encontrábamos la efigie de Clint Eastwood, de color negro. Caminamos entre los túmulos para acercarnos al árbol del ahorcado.
La luz de los frontales apenas servía para orientarse en un espacio circular repleto de tumbas. Eso sí, un perfecto cielo estrellado acompañaba nuestros pasos. De pronto, pequeñas luces intermitentes se movían hacía nosotros después de que un silbido llamara nuestra atención. ¿Era una bicicleta, alguien que venía corriendo? ¿Era la de la guadaña que se movía entre las tumbas? Resultó ser un aficionado a la astrofotografía al que nuestra luz estaba fastidiando una toma. Aclarado el misterio, era nuestro turno para montar el trípode y disfrutar. Un consejo para futuras aproximaciones nocturnas, la pista que une Contreras con Sad Hill es más corta y cómoda, sobre todo si no tienes un todoterreno. Aunque la pista desde Santo domingo de Silos nos ofrece las mejores vistas del valle desde lo alto durante el día, y nos parece la mejor para acceder caminando, hacerla en coche es algo accidentada, debido, tal vez, a causa de las torrenteras creadas por el agua utilizada para sofocar los incendios del verano.
Con la meta puesta en el 2016 para celebrar el 50 aniversario de la película los miembros de la Asociación de Sad Hill, querían excavar la zona para sacar a la luz las piedras del círculo central del cementerio y reconstruirlo. Lo que parecía una tarea fácil se convierte en muchas horas de azada, y David Alba, Joseba Del Valle, Sergio García y Diego Montero son conscientes de que van a necesitar mucha ayuda para lograrlo. Es el momento de los voluntarios, llamados a participar son muchos los que acuden, desde los lugares más variopintos, incluso de fuera de España, casi siempre los fines de semana para ayudar a picar, trasladar piedras… Pero, ¿y las tumbas? Hacían falta más manos, más recursos, para reconstruir, para preparar un 50 aniversario épico. Es cuando recurren a la propuesta en redes “Apadrina una tumba” que tiene un éxito inesperado. De esa forma podemos ver hoy el nombre de personajes anónimos junto a famosos en las cruces de madera que se alzan en Sad Hill. Más de 3500 personas han participado en esta campaña de micromecenazgo que te permite tener una cruz y una tumba a tu nombre.
La proeza de este grupo de seguidores se ha plasmado en el documental Desenterrrando Sad Hill, de Guillermo de Oliveira, nominado en los Goya de 2019 en la categoría de Mejor Película Documental. Si quieres saber que relación tienen James Hetfield y Metallica con esta historia tienes que ver la película.
Si aún no te hemos seducido para visitar la zona, aquí tienes unos cuantos extras: conocer el Espacio Natural Sabinares del Arlanza, al que se accede desde Hortigüela; dedicar unas horas a las cuidadas ruinas del monasterio de San Pedro de Arlanza, que por si solo merece una visita y os relataremos en otra entrada o la posibilidad de adentrarnos en el desfiladero formado por el rio Mataviejas.
Santo Domingo de Silos ha sido nuestro campo base para esta visita. Desde allí, recorriendo un cómodo sendero, podemos llegar hasta el Desfiladero de la Yecla. Ineludible es acercarse a la Iglesia de San Sebastián para escuchar el canto gregoriano de los monjes. Una experiencia que no estará completa sin una visita al magnífico claustro del Monasterio de Santo Domingo Silos. Son tesoros naturales y patrimoniales por los que merece la pena calzarse las botas. La zona de Salas de los Infantes, el Valle de Carazo y el rio Arlanza te regalará su lado más western.
Qué buena entrada, y qué curiosa !! Como siempre tu blog no defrauda.
ResponderEliminarHacía mucho que teníamos ganas de escribir sobre este lugar, muchas gracias por el comentario Paco
EliminarMe compré el documental y lo disfruté de principio a fin. Si en algún momento decís que el sitio impresiona incluso a los no cinéfilos, imaginad lo que significa para un aficionado al séptimo arte al que además, le gustan los westerns. La película no es perfecta, es algo mucho mejor que eso: épica.
ResponderEliminarTawaki, pues ya sabes. Cuando tengas un rato (algo más en realidad), te pegas un salto. ¡Te va a encantar pasear entre las tumbas!
EliminarConozco bien la zona, todos esos sitios tan formidables que nombráis los he recorrido en múltiples ocasiones, pero aunque me encantan estos tres westerns (¿cómo olvidar las fantásticas músicas de Morricone?) nunca he estado en Sad Hill, ni conocía esta historia tan curiosa, tan bella. ¿Apadrina una tumba? Flipante. Gracias por esta historia
ResponderEliminarPues muy contentos de poder descubrir lugares incluso a quien conoce la zona; es verdad, la iniciativa fue algo espectacular. Y, desde luego, tienes que visitar Sad Hill...
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