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Lanzarote, un viaje extraordinario en 40 imágenes de "andar por casa" Con el título ‘Lanzarote, un viaje extraordinario en 40 imágenes de andar por casa’ hemos querido reflejar nuestra estancia en esta isla q...

septiembre 15, 2022

Lanzarote, un viaje extraordinario en 40 imágenes de "andar por casa"

Los Hervideros - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Con el título ‘Lanzarote, un viaje extraordinario en 40 imágenes de andar por casa’ hemos querido reflejar nuestra estancia en esta isla que, en palabras del escritor canario Juan Cruz Ruiz, camina sola: parece que se burla del tiempo.

A lo largo y ancho de las carreteras y caminos que hemos recorrido en Lanzarote, las imágenes surgían ante nosotros, sin preparar, sin buscar, sin necesidad de tener la mejor luz, sin planificar. Imágenes de andar por casa; de esas que captas desde el coche, de las que surgen cuando te arrimas a la cuneta, sales rápido y disparas. Otras veces éramos como veletas movidas por el viento, captando instantes hacia todos los puntos cardinales, girando sobre nosotros mismos. Fotografías que cualquiera se lleva en su bolsillo como recuerdo de su paso por la isla. Fotografías “corrientes”, que cuentan, en realidad, un viaje extraordinario.

Cada una de estas fotos merece un artículo que hoy no nos vemos capaces de armar. ¿Y si solo nos dejamos llevar y eres tu quién elige el viaje?

Viñedos en La Geria - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Fotografías que nos llevan hasta La Geria, las vides, las bodegas, las cosechas del centro y norte de la Isla; Haría con sus carreteras sorprendentes, a pasear por ese inmenso terrario que es el Jardín de Cactus.

Haria - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Jardín de Cactus - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Contemplamos una y otra vez los volcanes alineados, los dibujos esféricos, como rayos sobre esas colinas rojizas, jeroglíficos que salpican el recorrido y que nos invitan a salir una y otra vez en busca de claves y patrones que los expliquen. La sensación de espacio, de calma, de estar solos en El Golfo, o en Los Jameos; el atardecer en Los Hervideros, o en las Salinas de Janubio.

Salinas de Janubio - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Nos acercamos al Centro de Interpretación de Mancha Blanca y al Museo-Punto de Información de Echadero de Camellos, en busca de aquellos que mejor conocen el momento propicio para adentrarnos en las Montañas de Fuego, Timanfaya.

Echadero de Camellos - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Yaiza - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

La hora de la siesta nos encuentra en Yaiza, después de comer en Bodega Santiago, aun con el aroma de la malvasía en el paladar. Caminamos entre sus casas blanquísimas, muros salpicados del magenta intenso de las buganvillas. Es uno de los pueblos mejor conservados de la isla, que sobrevivió milagrosamente a las erupciones volcánicas de la de primera mitad del siglo XVIII, origen de las Montañas del Fuego.

Acantilados de Famara - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Todos los objetivos y encuadres se quedan pequeños frente a los fotogénicos acantilados en Famara y los que rodean el Mirador del Río, desde el que la vista de La Graciosa parece una escenografía irreal, que compite con las vistas desde la Punta del Papagayo.

Papagayo y Ajaches - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Nuestros pasos resuenan por las calles empedradas de Teguise, capital de la isla hasta el siglo XIX. A primera hora de la tarde, caminando solos, con los vecinos en sus casas, refugiándose del calor (ellos sí que saben) nos sentimos como los antiguos corsarios que siglos atrás amenazaban la prosperidad de la villa, recorriendo sus rincones en busca de algún tesoro escondido.

Teguise - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Lanzarote es la metáfora de una isla varada, surcada por una atmósfera limpísima, contemplada por un cielo quieto que parece de cielo azul. Tiene en su seno una combinación perfecta de todos los elementos naturales, que a veces coexisten en un solo espacio, como ocurre con el agua que surca la lava en los Jameos o como pasa en el poderío telúrico, armónico y sorprendente, de la Montaña del Fuego, o Timanfaya.

Juan Cruz Ruiz ‘Viaje a las Islas Canarias’ (2012) El País – Aguilar

Volcán - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Lanzarote, Playa Bermeja por El Guisante Verde Project

Lanzarote, Volcanes y Rofe por El Guisante Verde Project

En Lanzarote, rodeados de innumerables conos volcánicos, de colores ocres, rojos, malvas, grises, nos fascinan los mares de lava, oleaje petrificado; el negro profundo, intensísimo del rofe (cenizas volcánicas), sobre el que se alza el verde brillante de las vides. Un paisaje árido, inerte solo en apariencia, con el que establecemos una conexión inmediata, una isla que podemos sentir bajo nuestros pies, que parece respirar y de la que resulta difícil despedirse.

Volcán El Cuervo - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

¿Por qué hemos tardado tanto en acercarnos a esta isla? ¿Qué idea equivocada teníamos de estos espacios para dilatar tanto en el tiempo esta escapada? Desde el primer momento Lanzarote nos regala un paisaje que nos impacta de una forma que no esperábamos, colinas terrosas, contrastes intensos, cielos limpios, un viento que se lleva las prisas, nubes que dibujan sombras sobre las montañas, cráteres inmensos, cenizas, bombas volcánicas, playas negras, arenas blancas, cientos de peces que acompañan nuestras inmersiones.

Playa del Jablillo - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Volcán Caldereta - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Volcán El Cuervo, interior - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Viajamos a Lanzarote en compañía de "Viaje a las Islas Canarias", de Juan Cruz Ruiz; un libro que acompañó nuestra vuelta de Gran Canaria, comprado en el aeropuerto por un retraso en nuestro vuelo, ¡un gran acierto! Apenas dejamos Lanzarote aparece la nostalgia, que los isleños llaman magua, y nos parece escuchar al autor y periodista, con su voz tranquila, su acento canario, su calma, su reproche por lo poco que las instituciones han sentido la necesidad de protección de los recursos de las islas, entre las que Lanzarote destaca por haberse quedado un poco atrás en ese afán constructor. 

Nuestro viaje ha sido tranquilo, sin multitudes, pero son varias las urbanizaciones abandonadas que se llenan de maleza junto a las nuevas reformas de grandes hoteles, que nos recuerdan la amenaza de ese frenesí urbanístico. Lanzarote es un oasis que hay que preservar.

Montaña Bermeja - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Volcán en Timanfaya - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Montañas del Fuego o Timanfaya - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Yaiza, Ayuntamiento - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Lanzarote nos hechiza, nos absorbe, no tenemos ganas de contar nada en redes sociales porque todo aparece a la vez en nuestra retina, sin orden, lujurioso, como un enigma a descifrar. Desde nuestra llegada tenemos la necesidad de olvidarnos del gps, de ignorar el “camino recomendado” sugerido por los navegadores, de las visitas imprescindibles. Ninguna de las sugerencias nos prepara para la sensación de sorpresa, de descubrimiento, de ese paisaje que nos reta en su desolación, en su contraste. Horizontes abiertos, cambiantes y a la vez similares. ¿Viajamos hacia el norte o hacia el sur?

Viñedos - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Quedan grabadas en nuestra memoria las carreteras entre viñedos en La Geria, los bordes blancos enmarcando los semicírculos y muros de piedra que rodean y protegen la vid, las charlas sobre las dificultades y las ventajas de estos terrenos cubiertos de rofe, protegidos del sol y del viento, fertilizados por la lava.

Al entrar en el avión de vuelta escuchamos y anotamos los consejos de los repetidores; una pareja que visita la isla desde hace más de 20 años, de los amantes, de los primerizos, de los residentes de Lanzarote. Nos hemos quedado con las ganas de hacer la visita “privada” al Timanfaya, de ver la casa de Saramago en Tias, y de volver al Golfo y los Hervideros, que en la primera tarde nos enamoraron, con ese acceso al Charco de los Ciclos o Charco Verde como se le conoce popularmente, y al que llegamos sin buscarlo.

Charco de los Ciclos - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Nos reconciliamos con Famara y sus acantilados, después de una primera visita con nubes y no del todo satisfactoria, las altas expectativas pueden frustrar la mirada, o hacer que tomar un barraquito con los pies en la arena del Chiringuito resulte menos evocador de lo que esperábamos. Nos aguarda el camino de las gracioseras, desde el que asomarse al acantilado, un motivo más que suficiente para volver a Famara.

Lanzarote, Caleta de Famara por El Guisante Verde Project

Parece que sólo necesitábamos rodaje, sol, trote, entrenamiento, agua, aire, para estar a pleno rendimiento, con caminatas de menos a más, tanto en la exigencia física como en la historia volcánica de la isla. Los recorridos van llenando lagunas en nuestros conocimientos sobre vulcanismo. Comenzamos con el sendero de Montaña Colorada, para seguir con el Volcán El Cuervo y la emoción de estar dentro del cráter; la tercera es la bella ascensión al cráter del Volcán de la Corona y como colofón, el completo recorrido de Caldera Blanca, que nos regala increíbles vistas desde el vértice geodésico, coronando un cráter que nos recordaba a Grand Prismatic de Yellowstone.

Montaña Colorada - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Caldera Volcán El Cuervo - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Volcán Corona - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Volcán Corona, viñedos - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Caldera Blanca - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Dunas, desierto, murallas de arena, remolinos de polvo a nuestro paso: Los Ajaches. Coladas de lava que forman con sus patas pequeñas calas y ensenadas. Cuevas, grietas, escondites. Tanto nos gusta que repetimos al día siguiente. Quietud, libertad, el tiempo es el regalo, la vista un privilegio. El sonido, el agua que acaricia, refresca, hace flotar las ideas, es un manto suave, ligero, suave.

Las ideas parecen fluir en un día ventoso, con ecos de una jornada de playa memorable en la Punta de Papagayo, Playa del Pozo, Playa Papagayo, Caleta del Congrio, Playa Mujeres… Baños y paseos, vistas perfectas, acantilados, la mirada se pierde hacia Fuerteventura y la Isla de Lobos. Un horizonte abierto, turquesa. Cientos de peces nos acompañan en un baño en aguas transparentes, cristalinas y arena dorada.

Punta del Papagayo - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Verde, azul, turquesa, dorado, tierra tostada, la piedra volcánica realza todo a su alrededor. Desde la mesa del chiringuito Casa El Barba, la vista salta entre toallas, pareos gigantes, sombrillas, tubos y gafas de snorkel, bolsas de playa y mucha menos gente de lo esperado. Viajar en junio tiene su recompensa.

Montañas del Fuego - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Playas y Volcanes, ese podía ser el título de este viaje. Una mañana recorremos el fascinante y a la vez amenazador, desolado, paisaje de las Montañas del Fuego, Timanfaya y esa misma tarde seguimos el camino que recorrió la lava para llegar hasta el mar, todo está tan cerca… La Lava y el agua, el rojo y el turquesa. Lanzarote enciende todos nuestros motores sensoriales...

Parque de los Volcanes - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Arrecife es una capital algo anodina asomada al agua, con el Castillo de San Gabriel de fondo, disuadiendo a los invasores desde el siglo XVI. Creemos que Manrique estaría muy triste aquí, lejos de los mares de lava, de las palmeras y la vegetación de su casa de Haría donde se retiró buscando la intimidad perdida en Tahiche. ¿Hacia donde se dirige su mirada?, nos preguntamos junto a su estatua. ¿Este es el homenaje que merece el divulgador y defensor de la isla, anclado en el paseo y mirando a una barandilla?

Arrecife, paseo marítimo - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Arrecife, Charco de San Ginés - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Aunque no tiene el encanto de Yaiza o de Teguise, decidimos seguir callejeando por Arrecife. El Charco de San Ginés, la Casa Amarilla, y, fuera del casco urbano, el Museo Internacional de Arte Contemporáneo en el Castillo de San José, son algunas de las paradas, que aún con detalles interesantes, apenas dejan huella en nuestra memoria. Esta isla, que parece respirar, apenas nos deja espacio para admirar algo que no sea ella misma.

Tahiche, pasillo Fundación Manrique - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

No es una novedad decir que César Manrique, pastor de vientos y volcanes, como lo definió Rafael Alberti, logró que el mundo se fijase en Lanzarote. Acercarse a los espacios que el artista ha forjado en la isla, es ver como la arquitectura se funde con las coladas de lava, como acompaña y realza caprichos naturales que parecen esculpidos. César Manrique coquetea y compite con la naturaleza, nos invita a entrar en los tubos volcánicos, como en Los Jameos del Agua o La Cueva de los Verdes.

Los Jameos del Agua - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Fundación César Manrique - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

Lanzarote, Jardin de Cactus - El Guisante Verde Project

Las visitas no están ordenadas, hemos vuelto una y otra vez a recorrer las carreteras, principales y secundarias, para seguir la huella de Manrique, visitar El Jardín de Cactus, Los Jameos, y la Fundación Cesar Manrique, es una forma de amar, entender y explicar esta isla. Un artista que juega a ser paisajista, arquitecto, comunicador, que mezcla el negro de las coladas de lava con el blanco del encalado, la vegetación, las higueras. Los conos volcánicos son los que marcan el recorrido, y el agua y el aire las que envuelven sus creaciones.

Fundación César Manrique en Tahiche - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

César Manrique imaginó una isla próspera, una isla de lava. Terminamos en el lugar en el que un accidente puso fin a su vida; fue al salir en coche de lo que fue su casa, hoy convertida en La Fundación Cesar Manrique, en Tahiche. Era el lugar al que volvía cada mañana para seguir creando. Tenía 70 años.

El arte es una cuestión antropológica, y en Lanzarote hemos trabajado a un nivel de entrega absoluta, en contacto intimo con su geología, entendiendo su trama, su organismo vulcanológico, logrando el milagro del nacimiento de un nuevo concepto estético, ampliando las fronteras del arte..." César Manrique. 1985.

Teguise, isleños - Lanzarote, por El Guisante Verde Project

4 comentarios :

  1. Maravilloso reportaje de una isla que para mi es muy especial como bien sabéis. Me veo reflejada en estas líneas y estaria genial compartir vuestra segunda visita a la isla, para nosotros sería ya la cuarta 😍

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    1. Espero que podamos visitarla juntos, ¡que ya toca! Y si, la verdad es que nos encantó, muchas ganas de volver.

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  2. Lanzarote un jardín dé piedras
    donde lo cotidiano sé hace sublime.

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