Halloween, el reino de la calabaza

¡Esto si que es Halloween! Cientos de calabazas tiñen los campos de color naranja, las casas con sus porches decorados, las telarañas que impiden a la entrada a las casas, pueblos que compiten en impactar al visitante y, de pronto, en mitad de la nada, junto a la carretera, muñecos de trapo vestidos para la ocasión...

Recorriendo los estados de Vermont y Nueva York, teníamos que pararnos una y otra vez, asombrados, a observar las infinitas variantes de la imaginación popular para celebrar Halloween, alejadas de la máquina comercial vendida en los grandes almacenes.

Halloween en Manhattan abruma, semanas antes de la noche del 31 de octubre, los escaparates se llenan de todo tipo de artilugios, disfraces, calabazas, libros y cuentos... cualquier cosa que uno pueda imaginar adopta una estética terrorífica. Es el preludio de la decoración navideña con la que convive, cada año más adelantado el festival de luces que la caracteriza. En el resto del estado de Nueva York, y en el cercano de Vermont, Halloween es más amable, y auténtico.

Fuera de la Gran Manzana, Halloween excita más nuestra curiosidad sobre sus orígenes, nos habla de productos de temporada, desde pasteles o cervezas hasta helados..., por supuesto, con la calabaza de protagonista. Además de la receta del pastel de calabaza, el auténtico, en nuestra borgiana entrada sobre la verdadera historia de la tarta de calabaza, os contamos algunas curiosidades sobre este famosísimo postre. Hay que recordar que las cosas a veces no son lo que parecen, y vosotros tendréis que elegir hasta donde os convence..., aunque ya os adelanto que no será fácil separar realidad de ficción...

No solo de calabazas vive Halloween, porque las manzanas también tienen un protagonismo muy especial, no solo las de caramelo, que son las típicas de estos días; también se hacen tartas, sidra..., ya que es la época de recolección de esta fruta, y son numerosas las granjas que ofrecen participar en la recolección, de modo que os podéis llevar a casa algunos kilos, y dedicaros a hornear.

Nosotros vivimos esta fiesta como algo extraño, ajeno a nuestra cultura aunque en su entorno, Halloween, cobra sentido. Niños y niñas que pasean temerosos con sus bolsas para caramelos, recogiendo los donativos de los vecinos. Fiestas en los hogares que tienen un protocolo propio, su hora de inicio y fin. Un festín gastronómico que en muchos casos es un viaje culinario, debido a los distintos orígenes de los invitados, que a menudo acuden a la fiesta con un plato para compartir.

Halloween, fuera de las grandes ciudades, es un día para agasajar a los niños y también para estrechar lazos con la comunidad. En definitiva, una fiesta que hay que vivir allí, porque fue en Estados Unidos donde arraigó con mas fuerza esta tradición celta transportada al nuevo continente por los emigrantes irlandeses.

Uno de los símbolos más reconocibles de Halloween son las calabazas utilizadas como linternas, Jack-o'-lantern. Sin embargo, en sus orígenes no fueron las calabazas las protagonistas de la historia.

Dice la leyenda, aunque no es la única, que tras una noche más de alcohol, caminando de regreso a casa, Jack se topa con el diablo, disfrazado, encaramado a un árbol al que, con engaños consigue que Jack trepe. Al descubrir la verdadera identidad del personaje, Jack dibuja rápidamente el símbolo de la cruz en el tronco, atrapando así al diablo; más tarde lo liberará a cambio de la promesa de no reclamar jamás su alma. Al morir, tras una vida de pecado, a Jack no se le permite la entrada al cielo.

El diablo, cumpliendo su palabra, tampoco le admite en sus dominios, y le arroja un carbón encendido procedente de las mismísimas llamas del infierno. La noche era fría, así que Jack introdujo el ascua en el interior de un nabo hueco para conservar el calor, y desde entonces, Jack y su linterna vagan buscando un lugar donde encontrar reposo.

Para nosotros, nuestro primer Halloween en Estados Unidos fue agridulce y extraño. Nos encontrábamos recorriendo los estados de Nueva York y Vermont las semanas previas. Todo estaba listo para celebrar un año más la fiesta del "Truco o Trato". La noche de Halloween nos pilló en Manhattan, con la ciudad inmersa en la frenética campaña electoral por la presidencia. Sin embargo, un invitado no deseado, el huracán Sandy, hizo su aparición y provocó enormes pérdidas tanto materiales como, lo más terrible, humanas. Cómo vivimos esas horas, y los dias posterioes atrapados en una ciudad fantasma, os lo contábamos en Manhattan, cuando las luces se apagan.

Por primera vez, se suspendió el desfile de Halloween de Greenwich Village, también el New York Marathon fue cancelado. En esta ocasión, el sentimiento religioso tradicional de Halloween recuperó protagonismo frente al lúdico Trick or Treat, en una ciudad a oscuras.

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