El antiguo monasterio benedictino de San Juan Bautista en Corias, ubicado en la zona sur-occidental de Asturias a dos kilómetros de la villa de Cangas del Narcea, y hoy convertido en Parador Nacional, es la joya de la corona de la cadena hotelera. En 2014 fue elegido Mejor Hotel no Urbano de España por la revista Condé Nast Traveler y, más tarde, en 2015, reconocido como mejor parador. Tuvimos la fortuna de alojarnos en el recientemente, con motivo de nuestro recorrido en silla de ruedas por la comarca asturiana del Narcea.
Antes de contaros las excelencias de la gastronomía y del descanso que podemos disfrutar entre los muros de este monasterio viajemos un poco en el tiempo. La historia del edificio arranca en 1022 con el inicio de las obras de construcción que se prolongan hasta el año 1044, cuando los condes Piniolo y Aldonza fundan el monasterio que tuvo como primeros ocupantes a los benedictinos, los cuales, a partir de 1063, libres del patronato de los fundadores, gestionan totalmente el monasterio. La época de mayor esplendor se desarrolla entre los siglos XII y XIII. Posteriormente, a medida que su prestigio va disminuyendo, en parte por la relajación de la observancia de la regla, aumenta de forma progresiva su poder económico, con propiedades que llegaban hasta el mar Cantábrico y León capital. Buena muestra de ello es que, a mediados del siglo XVIII, el Marqués de la Ensenada en su catastro lo califica como el mayor hacendado del Principado de Asturias.
La segunda gran etapa constructiva tiene lugar durante el siglo XVI, cuando el monasterio se transforma en un edificio renacentista mientras que la última es provocada por un incendio en 1774. El monasterio fue reducido a cenizas excepto la iglesia, la sacristía y la biblioteca. De los trabajos de restauración se encargó Miguel Ferro Caaveiro, bajo la supervisión de Ventura Rodríguez, creando un edificio de aspecto sólido y sobrio, con cierto aire de inspiración herreriana lo que ha provocado que, en ese afán por etiquetar, se le conozca como El Escorial Asturiano. En cualquier caso, el edificio es uno de los más representativos del siglo XVIII en Asturias. No terminaron ahí las tribulaciones monacales, ya que los benedictinos fueron desalojados de sus dependencias en 1835 con motivo de la desamortización de Mendizabal, y ya no volverían a ocupar el edificio. Fueron reemplazados por los dominicos en 1860.
Los “nuevos” inquilinos, aunque llevan ya 150 años en Corias, continúan habitando las dependencias contiguas a la iglesia, que mantienen abierta y puede ser visitada, aunque no de forma libre sino que es realizada por un guía. También se pueden visitar, en el sótano del parador, los restos de la iglesia fundacional, del siglo X, algunas maquetas y objetos aparecidos durante las obras de acondicionamiento para su nuevo uso hotelero. Los trabajos no estuvieron exentos de polémica y su conclusión permaneció un tiempo en entredicho. Finalmente, se inauguró como Parador Nacional a mediados del año 2013.
Junto al Parador se encuentra un puente medieval que data de los siglos XIII-XIV, aunque se conoce popularmente como el Puente Romano, en referencia a sus probables orígenes. También junto al edificio se encuentran las bodegas Monasterio de Corias, que nos recuerdan que ésta es la zona de mayor insolación de Asturias y tierra ancestral de vino, de uvas autóctonas como las sonoras carrasquín o el albarín, una vendimia que aquí se denomina heórica y cuna de la Denominación de Origen Protegida Cangas.
Desde el Monasterio tendremos fácil acceso a la villa de Cangas del Narcea, donde podremos visitar casonas, palacios e iglesias y un interesante Museo del Vino, además del Lagar de Santiso, un lagar de viga con quinientos años de antigüedad. La naturaleza que rodea el Parador es, sin duda, uno de los motivos para elegirlo. El Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias o la Reserva Integral de Muniellos, uno de los bosques más hermosos de España, justifican por si solos acercarnos hasta este concejo asturiano.
Es, desde luego un buen centro de operaciones para recorrer la zona. Ya sabéis cuánto apreciamos el silencio, y aquí nos hemos sentido francamente a gusto. Contemplar desde la ventana el despertar del pueblo es hipnótico, con la niebla subiendo desde el fondo del valle, al abrigo de unos muros de piedra de un metro de espesor.
Es gratificante comprobar que tras una etapa con muchas dificultades, la enseña Paradores se arriesga de nuevo con remodelaciones como esta del Parador de Corias y la apertura de la marca a establecimientos fuera de nuestras fronteras.
La sala de desayunos es un buen lugar para comprobar que muchos caminantes no vemos reñidas las botas de montaña, la buena mesa, y el buen dormir. Al abrigo de los recipientes de barro colgados del techo, homenaje a los oficios y tradiciones rurales, la mezcla de visitantes en nacionalidades y edades, congregados junto a la máquina de café y rodeados por los poemas que decoran las paredes es un buen augurio para comenzar el día. Compartir el mejor recorrido con los que llegan nos permite hablar de lo que más nos gusta, cómo no. El desayuno, excelente, por encima de lo que cabría esperar en su categoría y a la altura de muchos cinco estrellas.
Esperamos a la última mañana en Corias para tratar de conseguir de nuevo cupo en el Bosque de Muniellos, sólo admiten 20 personas al día, nos había gustado tanto que queríamos una segunda oportunidad, aunque a pesar de la lluvia no hubo ninguna cancelación. En lugar de gastar la suela de las botas disfrutamos de la piscina que ocupa parte de la antigua bodega de los monjes, para nosotros solos. Hay un spa, no incluido en el precio de la habitación, y que se queda para otra vez.
Las comidas, o cenas, tienen comedor aparte, con un menú corto en platos, aunque muy cuidado. Puede combinarse con la carta y es suficiente para no repetir durante algunos días. El restaurante ocupa una de las dependencias más emblemáticas del antiguo monasterio, el refectorio de los monjes. En sus paredes, un nuevo recuerdo a los oficios tradicionales, con las labores de encaje llenando los muros.
Encontramos la evolución de la cocina clásica de paradores, con especial atención a los productos de la tierra, a los vinos de su DO y platos realizados ante el comensal. Es una de las señas de identidad de los Restaurantes Especia, de Paradores. Una gran elección tras un dia intenso en plena naturaleza.
Otra de las salas que nos llevamos en el recuerdo es la enorme biblioteca, que en un día fue la auténtica joya del monasterio aunque sus fondos hoy reposan en otros estantes. Es el espacio ideal para dejar pasar el tiempo, leyendo o conversando y nos permite curiosear sobre la historia, el arte y la naturaleza de la zona a nuestras anchas.
Después de una cena contundente merece la pena darse un paseo por el recinto, ya que la sobria recepción no nos prepara para esos enormes salones.
Una espectacular Araucaria traída de ultramar por los dominicos es la protagonista viva del claustro procesional y nos sirve de ayuda a la hora de orientarnos por los espaciosos pasillos, donde junto a cada habitación encontramos un par de madreñas de madera, otra llamada a los orígenes.
Las habitaciones muy amplias y luminosas, con materiales nobles, maderas y linos, decoración escasa, que se agradece al convertir la habitación en un auténtico refugio. Desde luego los dormitorios de hoy no se parecen a las celdas de los monjes, aunque si son un lugar al que volver en busca de concentración, un magnifico lugar para inspirarse y escribir.
Menuda joya. Es que me gusta todo. No lo conocía a pesar de mis muchas visitas por tierras asturianas. Tengo que recomendarlo a mis amigos de allí.
ResponderEliminarSi, si, Tawaki, habitaciones enormes, una buena cocina, el spa, desde luego para pasar una buena temporada dedicado a leer, escribir y conocer los alrededores es perfecto. En la próxima escapada, ya sabes... ¡Saludos!
EliminarUna pena que no hayáis aprovechado para conocer todo lo que da el suroccidente y todo el parque de fuentes del narcea, degaña e Ibias. Hay en Ibias, el sol de Asturias, un hotel completamente adaptado que deberíais de conocer.
ResponderEliminarGracias jdecangas nuestra visita por la zona desde luego nos ha dejado con ganas de volver, como puedes comprobar por lo escrito sobre Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Es imposible conocer este increíble entorno en sólo tres días, volveremos y anotamos tu sugerencia, graaaacias ;-))
EliminarMenudo parador!! no sabría que me gusta más, emplazamiento, edificio..la biblioteca y el claustro me han enamorado. No suelo ir a este tipo de alojamientos porque se escapan a mi presupuesto, pero si decido un día darme un lujo, no es mal lugar. Un saludito desde el sur :)
ResponderEliminarJajaja, ya ves, Calíope como hemos ido nosotros... La verdad es que los paradores se están convirtiendo en unos hoteles impresionantes, y siempre que se pueda, son una gran elección. Este, en concreto, es espectacular.
Eliminar¡Un abrazo!
De acuerdo que es una maravilla. No tiene nada que ver con aquel convento abierto a los chavales del pueblo en el que jugábamos a nuestras anchas cuando era pequeña. Han mejorado muchas cosas, pero se ha perdido también parte de su encanto. No suelo comentar mucho en blogs o foros, pero como se dice en mi tierra " presta" ver que mi pueblo, ( Corias) y su Escorialin está en boca de todos... Y para bien. Gracias por este post. Yo sé que Corias es el mejor pueblo de España y parte del extranjero, pero ver sus maravillas desde los ojos de otro, me hace estar más orgullosa aún de mi pueblin. Enhorabuena por un análisis tan completo del Parador. Lo vendes tan bien que, la próxima vez que vaya, no me alojaré en casa de mi madre... Voy allí de cabeza.
ResponderEliminarMuchas gracias, Sonia, un lujo que nos comentes, teniendo además esa vivencia. Y nos parece estupendo que cuando vuelvas a tu pueblo te alojes allí, y te lleves a madre, que seguro le va a encantar. Y te lo decimos por experiencia... :)
EliminarMe alegra leer las cosas tan buenas qué dicen del Convento Corias. Tengo que volver para resarcirme de la vez anterior, hace 13 ó 14 años. Entonces la experiencia fué fatal. Y me dolió especialmente. Pues yo viví en ése convento varios años. Cómo alumno.
ResponderEliminarLo volveré a intentar.
Escribir sobre alojamientos y restaurantes siempre es arriesgado. Nuestra experiencia fue buenísima, y así lo hemos contado. Esperamos que repitas y puedas disfrutar del lugar. ¡Saludos!
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