A orillas de Mediterráneo, en la cala de Portlligat, Cadaqués, con el mar cambiante a sus pies, encontramos parte del universo de Salvador Dalí.
Nada más traspasar la puerta de la Casa Museo Dalí tenemos la sensación de encontrarnos en terreno inestable, como si hubiéramos abandonado la seguridad y la firmeza de la tierra firme, la realidad, para aventurarnos en las aguas profundas de la mente, la otra realidad.
Emile Zola, en 1866, definió la obra de arte como el resultado de la síntesis de un elemento fijo, la naturaleza, y un elemento variable, el hombre. Dentro de la evolución de los movimientos artísticos que buscaban el equilibrio entre ambos elementos, el dadaismo apostó por reducir a polvo todos los valores establecidos, tanto estéticos como sociales.
En ese desierto dadaista nace el surrealismo como una nueva opción cultural, llena de espíritu positivo frente al panorama escéptico de su tiempo.
El movimiento, en palabras de su teórico, André Breton, que publica en 1924 el Manifiesto del Surrealismo, pretende sintetizar sueño y realidad, creando una realidad absoluta, una surrealidad, en la que se valora la importancia del pensamiento y de los descubrimientos científicos, y muy especialmente los avances en el reconocimiento de la realidad del subconsciente.
Durante su etapa de aprendizaje, en Madrid, Dalí recibió y asimiló una amplia preparación clásica, aunque pronto orientó su trabajo fuera de aquellos límites.
Se mueve sin dificultad de la lógica al absurdo, y despierta la admiración de Freud, tal y como éste reconoce en una carta a Stefan Zweig, en la que otorga a Dalí un estatus superior a la mayoría de los surrealistas: "...ese joven español, con sus cándidos ojos de fanático y su innegable maestría técnica..."
Dalí se apoya en la paranoia como medio de experimentación, y de los sueños surgen los objetos, que a su vez vuelven a convertirse en sueños. En su lucha por plasmar esa surrealidad surge la técnica, minuciosa, en basada en un dibujo magistral.
Y así transporta a quien contempla sus obras a un mundo donde todo aquello que el ser humano no es capaz de encontrar en su realidad cotidiana se convierte, de pronto, en la vida real. Es la realidad de lo que no existe.
A medida que nos movemos por las habitaciones, que subimos y bajamos escaleras, pasamos de la luz natural que inunda algunas estancias, a la penumbra de otras; de las ventanas, el espacio y el olor a mar, a las luces de colores, a la intimidad.
Tenemos la ocasión de viajar al interior de la mente del artista, en ocasiones de modo franco, sin barreras; también nos ofrece la posibilidad de mirar, casi furtivamente, rincones más oscuros, de contemplar y casi sentir ese proceso creativo que trasciende la realidad, que rompe, incluso, con el tiempo, como nos recuerda La persistencia de la Memoria.
Gracias a la Agencia Catalana de Turismo y a Minube por darnos la posibilidad de realizar este viaje.
Interesantísimo, como todo lo que comparten los Guisantes. Un abrazo amigos!
ResponderEliminarGracias a vosotros, Gonzalo Moreno, fue un lujo.
EliminarAbrazos!
He estado dos veces en Cadaqués y todavía no la conozco. ¡No tengo perdón! En la próxima escapada no me la pierdo. Un abrazo, guisantes :)
ResponderEliminarGracias, Marta, hay que verla, merece la pena!
EliminarAbrazo!
Fui el año pasado a la casa museo de Dalí y lleváis razón, es como entrar en otro universo de golpe y porrazo.
ResponderEliminarUn saludo chicos ;)
Es todo un flash!, Helena Botella
EliminarSaludos! :)
Muy bueno...
ResponderEliminarMuchas gracias, María Grau, nos alegra que te haya gustado.
EliminarSaludos!
Wow!, un lugar fascinante, ... de verdad que no me puedo imaginar que podía pasar por la mente de Dalí.
ResponderEliminarSaludos
Jajaja, esa es la gran incógnita, The world thru my eyes
EliminarSaludos!!
Uno de nuestros museos favoritos
ResponderEliminarsiempre que podemos vamos porque nos encanta , especialmente a Vanessa , apasionada de la obra de Dali
gran entrada
un abrazo
No me extraña, Bleid, es un lugar donde siempre puedes encontrar detalles nuevos.
EliminarUn abrazo!
Nos gusta mucho Dalí, el museo tiene que ser la leche!
ResponderEliminarLo es, lo es, decir curioso es poco.
EliminarSaludos, Edu y Eri
que maravilla, tanta excentricidad y genialidad juntas tienen que marear, no me extraña nada esa sensación al entrar!!! Un abrazo pareja!
ResponderEliminarAsí es Fran, sensación de perder pie total.
EliminarUn abrazo!
Aunque nuestra naturaleza es diferente, el espíritu es el mismo. Por eso os dejamos un regalito que esperamos os guste.
ResponderEliminarBúscalo aquí:
http://www.kilometro30.com/2013/06/liebsteraward.html
Muchas gracias, kilómetro30, espíritu viajero!
EliminarSaludos!
Muy buen post, genial como el gran Dalí
ResponderEliminarHay una completa muestra ahora en Madrid, no se si la has visto?
un saludo
María Grau
http://tuhobbietuviaje.blogspot.com.es/
Efectivamente, Maria Grau en el Reina Sofía, creo, aunque aun no hemos podido verla.
EliminarSaludos!