La vista del Faro del Caballo desde lo alto del acantilado que lo cobija es impactante. Encajado entre una pared vertical y el mar turquesa, llegar hasta su torre sería todo un desafío, solo al alcance de escaladores experimentados. Sin embargo, existe un camino, que tras descender casi 700 escalones nos deja al pie del faro, y con ganas de darnos un buen chapuzón, tras añadir otros 100 peldaños a nuestras piernas.
El monte Buciero, es una península situada junto a la entrada de la ría de la localidad cántabra de Santoña, y está recorrido por varios senderos señalizados, cada uno con una temática específica. Así podremos conocer los ecosistemas de bosque, ascender a las principales cumbres, aprender mas sobre la historia de la tradición pesquera y los fuertes napoleónicos o rodear completamente el Buciero, en un trayecto de unos doce kilómetros donde se incluye el descenso hasta el Faro del Caballo, que es el que nosotros hicimos.
El recorrido se incia al final del paseo marítimo de Santoña, junto al Fuerte de San Martín, construido sobre un antiguo castillo de la época de Felipe II. El camino, siempre ascendente, nos lleva cada vez mas cerca de los farallones rocosos y grandes cortados en la roca, con la Peña del Fraile como una de las vistas más imponentes.
También atravesamos en nuestro camino zonas boscosas con mucha vegetación, lo que se agradece especialmente si el día es caluroso, no en vano el Buciero acoge el encinar cantábrico más extenso del norte de la Península Ibérica, además de especies mediterranéas poco frecuentes por esta zona.
La sola imagen de las escaleras descendiendo, reptando por el acantilado, en un recorrido que no parece tener fin, hace que no pocos caminantes sigan su camino o busquen la vista desde alguno de los miradores, una opción que, especialmente si vais con niños, es mucho más que aceptable.
Los escalones, prácticamente 700 hasta el faro, son altos y el camino tiene una pendiente considerable, con lo que el descenso se hace largo y costoso. Las piernas notan el esfuerzo de amortiguar cada paso. No resulta difícil imaginar las condiciones que soportaron los presos que construyeron este camino, entre 1824 y 1924. Una mano de obra que se utilizó también para su reacondicionamiento en 2013.
Todo el recorrido dispone de un cable de seguridad que puede servir de ayuda, especialmente durante la subida. sin embargo, al no estar protegido, el algunos puntos detectamos que los hilos de acero estaban rotos, con el peligro que corte que supone, por lo que optamos por no utilizarlo.
Una vez abajo, nos encontramos únicamente con la pequeña torre cilíndrica, construida en 1863, ya que la vivienda del farero fue demolida, y un pequeño muro de mamposteria que rodea la plataforma donde se asienta el faro y que ofrece un buen lugar para sentarnos a comer y reponer fuerzas.
Es la hora de continuar camino, tal vez después de un breve descenso y un baño, asi que es mejor no mirar hacia arriba y comenzar la subida que, como podéis imaginar os subirá bien de revoluciones el corazón, con lo que cada uno debe hacerlo a su ritmo y sin prisa. Aunque estéis en forma, sentiréis sensaciones interesantes en las piernas durante un par de días..., 1400 escalones, y de este tamaño, no son una tontería...
Aun nos queda buena parte del recorrido circular que rodea el Buciero. Por suerte la mayor parte del recorrido hasta el Faro del Pescador transcurre entre arbolado por el que se filtra la imagen del mar, del que tendremos unas magníficas vistas desde el acantilado en el que se asienta este faro, aun en funcionamiento.
A partir de aquí, el recorrido se realiza por una carretera de servicio, con tráfico prácticamente inexistente. En este camino encontraremos la batería napoleónica de La Cueva, que domina la preciosa Playa de Berria, y sirve de marco al Penal del Dueso. La verdad es que, en nuestra opinión, no merece mucho la pena este tramo, y quizá fuera mejor atravesar transversalmente el Buciero utilizando alguno de los muchos senderos que lo permiten antes de llegar a este punto del recorrido.
El Faro del Caballo es, probablemente, el punto más espectacular del Monte Buciero, aunque no debemos dejar pasar la ocasión de recorrerlo, es un espacio natural a conservar. Todos los detalles e indicaciones de los senderos, los encontraréis en Turismo de Santoña.
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Vaya día que os hizo. Fue ver la primera foto y reconocerlo, aunque nosotros nos contentamos con verlo desde uno de los miradores. El color del agua me fascina.
ResponderEliminarTawaki el agua es hipnótica, ya lo creo. Lo de los miradores no es mala opción, no... :)
EliminarLo vi el otro día por la televisión y pese a tenerlo a lado de casa, no había oido hablar de él nunca. Y ahora lo veo en tu blog. Vaya casualidad. Desde luego es un lugar al que iré pronto porque nos encanta el senderismo, aunque no se yo, las rodillas de mi marido cómo acabarán.
ResponderEliminarPreciosa entrada chicos, un saludo
Carmen
Carmen, pues así es. En ocasiones hay lugares que tenemos cerquita y por lo que sea, no los conocemos. Os animamos a que lo intentéis, ya sabiendo lo que ponemos, que cuesta y las rodillas sufren. También es verdad que paso a paso y sin prisa, no hay lugar al que no se llegue... ;) ¡Saludos!
EliminarHola! Se puede hacer con perro siendo que hay playa? Gracias!!!
ResponderEliminarNo creo que haya problema para realizar el recorrido, más allá de lo que suponga la paliza de las escaleras para el perro, claro. De todos modos, en el propio faro no hay playa. Sí la tienes durante el recorrido, si haces la vuelta a la isla, y en temporada de verano suele haber restricciones. En Cantabria, se permite la entrada durante el verano a partir de las ocho en muchas playas, pero hay que consultar en cada ayuntamiento.
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