Nuestro camino por la Interestatal 90, una de las grandes rutas de Estados Unidos y de hecho la más larga, ya que recorre casi 5000 km por el norte del país, nos conduce en dirección oeste por las interminables praderas de Dakota del Sur y es allí, casi en el centro del estado muy cerca ya de Badlands National Park, donde nos encontramos con 1880 Town. Aparentemente podría tratarse de una ciudad-fantasma, al estilo de Bodie, en California.
Sin embargo, se trata en realidad de un gigantesco desván lleno de mil y un tesoros, uno de esos lugares que todos hubiéramos querido tener de niños. Una aventura que comenzó cuando Richard Hullinger compró, allá por 1969, unos terrenos junto a la salida 170 de la carretera interestatal sin planes claros para su futuro.
Tres años después, una productora cinematográfica comenzó a realizar en las inmediaciones el rodaje de un documental sobre la época de 1880, para lo que construyeron una calle principal a partir de algunos edificios antiguos, así como diversas reliquias y antigüedades indias cedidas por Clarence Hullinger, padre de Richard.
Al finalizar el rodaje, Clarence se hizo cargo de los enseres, trasladándolos a sus terrenos. Ese fué el nacimiento de 1880 Town, que se ha ido transformando, gracias a una búsqueda continúa de recuerdos, en una auténtica ciudad donde la mayor parte de sus objetos y casas se encuentran datados desde años antes de 1880 hasta 1920. Además son históricamente correctos para lo que podría haber sido una de las primeras ciudades de Dakota del Sur.
Nada más entrar en el primer edificio, un granero traido desde Draper, nos encontramos con cientos de objetos que reflejan las duras condiciones de la vida cotidiana y también los momentos de ocio en estas tierras durante una época no tan lejana como pueda parecernos, sino que se encuentra a la vuelta de la esquina.
Antigüedades de la época del general Custer, de las guerras indias, cascos de desfile de los exploradores indios de la caballería estadounidense, artículos de Buffalo Bill, indumentarias vaqueras, muñecas, puntas de flecha, interiores completos de casas de Dakota del Sur, material de los tramperos, pianos, vajillas..., todo lo que os podáis imaginar.
El conjunto urbano se ha ido completando con edificios y enseres procedentes en su mayor parte de diversos emplazamientos de Dakota del Sur, como Deadwood. El Ayuntamiento, se trasladó desde Belvidere, la Iglesia de Sant Esteban, un edificio de 1915 que hoy luce en el centro de la calle procede de Dixon. El Hotel, originario de Draper y construido en 1910, aun conserva en su escalera las huellas de las espuelas de los cowboys. La Oficina de Correos y Telégrafos así como la agencia de transporte, se trasladaron desde Gettysburg.
La oficina de tierras, donde las esperanzas de los pioneros se plasmaban en papel, el almacén de maderas, la consulta del dentista, la joyería de 1891, letrinas, un banco nacional completamente restaurado, la oficina del sheriff y la cárcel, la estación de bomberos, el almacén de trenes, las locomotoras y vagones. La escuela, con los mapas enrollables, la estufa, los pupitres y tinteros.
Se agradece la ausencia de tiendas y puestos de comida. La primera se encuentra a la entrada, en un edificio anexo al principal y para reponer fuerzas, fuera del recinto un diner que no pudimos probar por no ser, como se dice por allí, season. El único "establecimiento comercial" de 1880 Town es el Saloon donde además de helados, snacks y diversas bebidas, se puede probar la zarzaparrilla y también la root beer. Una experiencia gustativa que nos impactó. No decimos más. A escasa distancia de la ciudad, hallamos una granja con el típico molino de viento, el granero, las vacas Texas Longhorn de larguísimos cuernos...
También resulta curiosa la exposición de objetos utilizados durante el rodaje de la película Bailando con Lobos, que se encuentra en el piso superior del edificio de acceso, y que la banda sonora nos acompañe durante toda la visita. Después de este por el momento último viaje a Estados Unidos, es una de las cintas que apetece ver a medida que llegue el invierno...
Nos detuvimos en 1880 Town con la intención de realizar una breve parada en nuestro camino hacia Rapid City. Sin embargo, la magia de este lugar lleno de objetos y edificios de una época que tantas veces hemos visto reflejada en los western, nos atrapó durante horas en un auténtico viaje en el tiempo.
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Estados Unidos, todas las entradas
Recuerdos de otra época que ahora nos parece muy lejana, pero como bien dices, está a la vuelta de la esquina. Habrá que revisitar la película, que sólo la he visto una vez, y habrá que añadir más destinos a esa vuelta soñada por los EEUU. Dan ganas de ir ya mismo.
ResponderEliminarTawaki, con buena provisión de palomitas porque es larga, larga... Estados Unidos, un no parar de añadir lugares..., casi mejor vivir allí un par de años, viajando, claro.
Eliminar¡Saludos!
¡Buen blog!
ResponderEliminarFantásticas fotografías que evocan al recuerdo.
Por si le queréis echar un vistazo a mi blog acerca de naturaleza y viajes, aquí os dejo el enlace
https://aliciariaza.wordpress.com/
Un saludo y a seguir así
Gracias Alicia Riaza anotado, es muy sugerente "La magia de perderse", un saludo ;-))
EliminarHarían falta cinco vidas enteras para recorrer todas las rutas que ofrece un país tan diverso como Estados Unidos. Y 1880 Town parece una de esas paradas obligatorias, como lo fue Calico en nuestra ruta por la Costa Oeste, que todo viajero debe hacer (más aún si te gusta el ambiente western). Apuntado queda. ;)
ResponderEliminarAsi es, DinkyViajeros, la existencia de 1880 la conocimos por el boca a boca, esas relaciones 1.0 que hay que cuidar, jejeje. La costa oeste es genial, y si os gustó Calico, aun disfrutaríais más de Bodie, también en California, (tenemos post - momento publi, sorry), sin tiendas de recuerdos, sin lugares para comer o beber..., la ciudad y la mina.
EliminarQué bonito todo
ResponderEliminarSaludos viajeros
El LoBo BoBo
Sólo nos falta Paco Piniella añadir la intriga con adivinanzas viajeras, saludos ;-))
EliminarQue interesante lugar al que nos lleváis en esta entrada. Todo ambientado al detalle. Me ha gustado mucho. Anotado queda!
ResponderEliminar¡Un saludo pareja!
Una especie de desván loco y disparatado, Helena Botella, lleno de todo lo que podamos imaginar que formó parte de la vida diaria de estas gentes, en pueblos y ciudades en medio de ninguna parte allá por 1880...
Eliminar¡Un abrazo!
Vaya descubrimiento acabáis de hacerme! ni idea de que existía este sitio tan sui generis. Un "totum revolutum" con encanto, anotado en mi lista de motivos por los que volver a USA mil veces, increíble país. Muy interesante! Un saludito guisantes!!
ResponderEliminarCaliope vamos a tener que revisar juntos un día esa lista de motivos para volver, jejeje. Nosotros tenemos que dar las gracias a una amiga que nos habló de esta parada, y ¡que circule la recomendación! Abraaaazos ;-)
EliminarHola pareja,
ResponderEliminarEsta claro que cuando pueda lanzarme a las carreteras americanas os tendré a vosotros como guía. Mientras tanto seguiré soñando con una ansiada Ruta 66, aunque vosotros tenéis planes en USA que me atraen igual o más que la clásica.
Abrazos!!
Todo un honor Miguel en Ruta, aunque como dices lo dificil es elegir, este recorrido ha sido como hacer 10 viajes en uno, y claro luego queda pensar en completar la Ruta 66, los Apalaches...
EliminarUn abrazo ;-))
Tan fascinante como estar en un mercadillo de 1880 es plantearse la historia de cada objeto y cómo ha llegado hasta allí, desde qué otros lugares y rincones de la historia las Dakotas...
ResponderEliminarYa lo creo, Alvaro Llosa Sanz, son objetos que mantienen viva la memoria, cada uno con su historia, algunos llegados, tal vez, de lejanos lugares... :)
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