Habíamos decidido despedir nuestro recorrido por Vietnam con las llamadas Pagodas del Oeste, o Pagodas de Ha Thay, una excelente alternativa a la mucho más turística Pagoda del Perfume. Tal vez el hecho de resultarnos esquivas, ya que no se encuentran entre las visitas habituales les conferían mayor atractivo.
Se encuentran situadas, de ahí su nombre, al oeste de Hanoi. La primera de ellas, en el pueblo de Sai Son, a unos treinta kilómetros de la capital, es la Pagoda de Thay.
La segunda, unos kilómetros más hacia poniente, ubicada en el pueblo de Yen, es la Pagoda Tay Phuong, y la tercera, a 30 kilómetros al sudoeste de Hanoi, en el pueblo de Thien Lu, es la Pagoda Tram Gian, aunque esta última se encontraba cerrada en el momento de nuestra visita.
Llegar desde Hanoi no es demasiado complicado, a pesar de las oscilaciones que sufren sobre los mapas online y que en el momento de escribir esta entrada, trasladan la Pagoda Thay unos kilómetros al sur de ubicación real. En cualquier caso, la mejor manera de descubrirlas es alquilar una moto o un taxi, negociando previamente el precio del mismo para todo el día que será lo que nos lleve esta visita, un circuito de unos cien kilómetros. Las obras son constantes tanto en la carretera como en los accesos por lo que conviene armarse de paciencia.
El paisaje que rodea la Pagoda Thay, con una montaña que se refleja en el agua, los diversos edificios, y la cueva-santuario hacen que recuerde a la Pagoda del Perfume. El lugar adquirió categoría de thay, o pagoda principal en tiempos del monje-mago Tu Dao Hanh, creador de las marionetas de agua, y a su memoria está dedicado. Es una de las pagodas más antiguas de Vietnam, y centro de peregrinación durante la festividad del Tet.
El monje construyó su fama durante el reinado de Ly Nhan Tong, cuando un príncipe de la familia real, que no conseguía tener descendencia, lo acogió bajo su protección. Tu Dao Hanh no solo le aseguró que tendría un heredero, sino que además sería su reencarnación. La profecía, efectivamente, se cumplió, y el niño se hizo cargo del destino del reino de 1128 a 1138 con el nombre de Ly Than Tong. El reconocimiento del monje no le vino únicamente por la profecía, ya que también era el médico de la aldea. De ahí la piedra en forma de riñón colocada sobre un pedestal que, a su vez, se asemeja a un pulmón y nos da la bienvenida a la pagoda, a la vez que ahuyenta la enfermedad, junto a los caracteres chinos que invocan a la salud y la felicidad.
Las construcciones que componen el conjunto adoptan la forma del caracter chino San (tres). La principal es la Pagoda de la Felicidad Celestial, o Pagoda del Maestro, fundada en el siglo XI. En la sala dedicada a Tu Dao Hanh encontramos un altar con un Buda Amitabha flanqueado por dos bodhisattvas. También la estatua del monje, envuelto en su túnica amarilla y tocado con una tiara en forma de loto. A su derecha, en un segundo altar, se encuentra la estatuta de Ly Than Thong, su reencarnación y ante quien se arrodillan dos embajadores camboyanos.
La pagoda del centro reúne una gran galería escultórica, que nos muestra a los guardianes del budismo y ocho bodhisattvas, guardianes del Buda en meditación.
Un resbaladizo sendero nos lleva al emplazamiento donde se encontraba el Templo Cao, donde Tu Dao Hanh fue ordenado monje. Continuamos hasta la cueva Cac Co, y de allí al Templo Superior y a la Cueva del Viento. Bajando por la otra cara de la montaña llegaremos a la Pagoda del Tejado Único, adosada a la colina.
Lugar de referencia es también el Estanque del Dragón, en cuyo centro se encuentra el teatro de marionetas de agua. Un espectáculo que resulta de visita obligada en cualquier viaje por Vietnam, y del que os contamos sus secretos y la leyenda de La Espada Mágica Restituida, en nuestra entrada Marionetas de Agua, el Arte del Arrozal.
A algo menos de diez kilómetros al oeste de la anterior se encuentra la Chua Tay Phuong, la más alejada de la capital y que ya nada más llegar nos propone el reto de ascender 235 escalones bajo una fina lluvia. Durante la subida, algunas vendedoras, con la dentadura teñida por el betel, nos ofrecen incienso para las ofrendas.
La pagoda se construyó entre los siglos III y VI, aunque fue profundamente remodelada por Cao Bien en el siglo IX para convertirla en prisión simbólica de un dragón que habitaba el lugar, a fin de lograr traspasar su poder y fuerza al pueblo vietnamita. Sin embargo, su aspecto actual se debe a los trabajos realizados durante la dinastía Tay Son durante los siglos XVII y XVIII. Al igual que ocurría en la pagoda Thay, los edificios conforman el carácter chino San.
Los elementos distintivos de esta pagoda son sus paredes de ladrillo, horadadas por unos ventanales redondos, llamados thi. Un recurso arquitectónico que influye tanto sobre los elementos visibles y que afectan tanto a la iluminación interior como a la morfología exterior, y también a los invisibles, mostrando su unión con la cosmología budista y su concepción del universo. Otro rasgo llamativo son los tejados de audaces curvas, sobre los que cabalgan dragones, tal vez en recuerdo de aquel que estuvo prisionero aquí.
El trabajo constructivo y decorativo en madera es asombroso, poblando los edificios con dragones, fénix, tigres, elementos vegetales…, dan una idea de la maestría de los artesanos de la zona, y solamente por ello merecería la pena acercarse a esta pagoda.
No obstante, lo más famoso del templo es su conjunto de estatuas de madera lacada de sus altares. En la primera sala, nos encontramos con los guardianes que hacen ostentación de sus armas. En el centro, Quan Am, rodeada de sirvientes.
En la segunda sala, un Buda Asceta, rodeado de discípulos y funcionarios. En la tercera sala, una trinidad budista situada detrás de los Ocho Jueces del Infierno. Rodeando el conjunto, los Dieciséis Patriarcas, los arhats, esculpidos realizando actitudes cotidianas, representando una historia de los anales del budismo, casi parece que conversan y ríen entre ellos.
No es muy frecuentada por los turistas, durante nuestra visita estuvimos solos, lo que unido a la suave lluvia, hizo más mágico, aun, el momento.
Dragones cautivos, monjes-mago, jueces y feroces guardianes aunque también representantes más compasivos con sus enigmáticas sonrisas, todo ese curioso equilibrio de fuerzas que hemos visto representado en la arquitectura de los templos budistas, se muestra en estas pagodas de forma silenciosa, sin el bullicio que inunda Hanoi, sin las tiendas para turistas, los tenderetes de comida improvisados, el incesante caudal humano…
Necesitábamos alejarnos sólo unos kilómetros al Oeste para escuchar ecos de otros tiempos, para despedirnos de un país que vuelve una y otra vez a nuestra memoria, y que como siempre nos recuerda que hay muchos rincones que aún esperan para sorprendernos.
Interesante esa reencarnación milagrosa etimología quien no podía tener descendencia. Magnífica entrada con unas fotos que invitan, una vez más, a viajar a Oriente.
ResponderEliminarPues, si, en Asia todo es sencillo, y complicado, a la vez. :)
EliminarParecen muy chulas las pagodas! Además, eso de estar casi solos seguro que haría la visita mucho más grata. Nosotros optamos por ir a la del Perfume, pero porque no conocíamos estas que nos mostráis y la verdad es que es una visita que no recomiendo porque a mí, personalmente, la excursión a la Pagoda del Perfume no me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por la visita, M.Carmen Cruz la verdad es que fue una experiencia muy buena, y con lo de la del Perfume no te puedo decir, porque el tiempo no nos dio más de si, :) aunque no eres la primera que comenta eso.
EliminarUn abrazo!
Qué colorido es todo en Asia, me gustan mucho esas pagodas, son espectaculares.
ResponderEliminarSaludos viajeros
El LoBo BoBo
Es verdad, Paco Piniella, le tenemos muchas ganas a esa otra de Asia, India, Nepal... gracias por compartir esos viajes.
EliminarSaludos!
Una pena no haber podido ver estas pagadas con vosotros, pero después de haber leído esta entrada es como si hubiera estado.
ResponderEliminarHay tantos pequeños e interesantes lugares que se pueden visitar en un país, y Vietnam no es una excepción, que 20 días se quedan cortos para cualquier viaje y se quedan muchas lugares para posibles futuras visitas.
Un beso,
Jejeje MertxeGL que bien haberte llevado de panorámica. Siempre se quedan cortos los tiempos en Asia, por eso conviene refrescarlos, ¿no?,¿para cuando un Pho gà? ;-))
EliminarNosotros estuvimos quince días y tuvimos que elegir destinos. Estas pagodas nos hubiese gustado conocerlas, pero todo no puede ser. Me encantan esas esculturas de madera y el teatro de marionetas .
ResponderEliminarRamón García a nosotros no gusta pensar que siempre hay que dejar algo para la próxima visita, jejeje. Y en cuanto a las tallas, algunas parece que van a hablar. Después de ver el teatro de marionetas en Hanoi, nos hizo ilusión acercarnos a su origen.
EliminarUn saludo ;-))
Buenas tardes. Entonces no me recomendáis la Pagoda del Perfume? No pensáis que a pesar del turismo el enclave pueda merecer la pena?
ResponderEliminarPor otra parte. Cuánto dinero puede salir coger un taxi para ir a estas dos?
Gracias de antemano!!
Hola Isabel! A nosotros, aunque estuvimos tres semanas en Vietnam, la Pagoda del Perfume se nos quedó fuera de ruta porque sobre la marcha hicimos algunos cambios y porque la época no era la mejor en cuanto al clima. Si a eso añadimos que muchos viajeros que conocemos han vuelto decepcionados porque parece un parque de atracciones y además sobreexplotada, pues se nos quitaron las ganas. Por eso decidimos ir a visitar estas otras, menos turísticas y la verdad que fueron una sorpresa.
EliminarTal y como indicamos, hay que negociar un pago con el conductor, y hacerlo efectivo al final, cuando estés de regreso. Actualmente no sabemos como habrán oscilado los precios, imagino que algo más altos de lo que pagamos nosotros, unos 50 euros. Eso si, en la Pagoda de Thay algunas mujeres te ofrecerán acompañarte, a modo de favor, durante la visita, que sepas que pretenderán cobrar... y si quieres comer llevaré algo porque la oferta es prácticamente inexistente.
¡Saludos!
Muchísimas gracias, de verdad. La información que me has dado me parece muy interesante. Así que sinceramente me lo voy a plantear.
ResponderEliminarSuponía que era muy turisteada la Pagoda del Perfume, pero entendía que si podía merecer la pena, pues bueno... tragaba en cierto modo con la aglomeración y los tenderetes y agobio turistero... Es decir, Halong Bay es un poco lo mismo, pero entendía que merecía la pena verlo. Por eso no estaba segura.
Ya te digo, creo que lo haré como tú, y me llevaré algo de comida en la mochila. Si tú me dices que son chulas y que merece la pena el paisaje y el enclave, pues allí que voy ¿no?
Un abrazo
Gracias a ti, Isabel :) Compartimos lo que dices de Halong Bay, pese a todo hay que verla. También tienes que tener en cuenta que la Pagoda del Perfume tiene un componente paisajístico que en estas otras no existe, excepto en la Thay, que la recuerda un poco pero no es comparable. A cambio es posible que seas la única occidental allí... Otra pagoda que merece la pena, esta vez al este de Hanoi, es But Thap (tenemos post), y muy cerca de allí, poder ver los cantos quan ho en alguno de los templos que lo representan (no recuerdo el nombre de donde estuvimos, sorry), es genial.
EliminarSaludos, y que lo disfrutes, es un país excepcional.