Noruega. Espacios abiertos, inmensas extensiones, silencio, muchos eran los atractivos que desde hace tiempo nos tentaban. Cuando pensamos en Noruega, llegan a nuestra mente historias de vikingos, y sus grandes gestas viajeras, así que imitando a los antiguos escaldas, sus bardos, nos disponemos a contar nuestro periplo, que también puede ser el vuestro.
Noruega, desde la distancia, parece el capricho de un cartógrafo imaginativo, con una costa que el Hurtigruten, ampliando la ruta creada por el capitán Richard With a finales del siglo XIX, nos permite recorrer durante doce días el que se conoce como el viaje por mar más bello del mundo, desde las casas de colores de Bergen al Sol de Medianoche en Cabo Norte.
Otra ruta mítica, la que por el interior del país nos lleva caminando desde Oslo a Trondheim. Iglesias medievales, frágiles, de madera, que nos recuerdan a construcciones transilvanas. Resuena el nombre de Olav, el rey que viajó y volvió para propagar el cristianismo, y que nos lleva a realizar el camino de Nidaros para contemplar su catedral. Bosques que alojan una mitología primaria de hombres grandes y trols.
En este primer contacto, hemos visitado Stavanger y Bergen, que nos hablan de un nivel de vida que parece escurrirse en otras zonas de Europa. Subirse a un barco para recorrer sus fiordos nos lleva a pensar en los exploradores con nombre propio que quisieron saber que había más allá. Amundsen, Erik Thorvaldsson, más conocido como Erik el Rojo o Fridtjof Nansen… ¿Qué les impulsaba, qué les atraía? Nosotros también vivimos cerca de la costa y lo cierto es que mirar al mar abierto siempre es una invitación a pensar, ¿qué habrá más allá?, como hace Viajes, Rock y Fotos que os cuenta, también, la aventura de Thor Heyerdahl.
La región de Stavanger fue el lugar elegido por los primeros "noruegos" para crear asentamientos estables, y es el punto en el que comienza nuestra ruta. Stavanger es una ciudad portuaria, con un clima dulcificado por la corriente del Golfo, de pequeñas dimensiones, y fácil de recorrer caminando.
Edificios de los antiguos almacenes de conservas, sal y madera se asoman al puerto, convertidos hoy en restaurantes, hoteles, que invitan a disfrutar en los días de verano con tantas horas de luz.
El Hotel Victoria, antigua fábrica conservera fue nuestro alojamiento, sus curiosidades podéis leerlas en Travel and Twitts.
El barrio antiguo, Gamle Stavanger nos invita a callejear entre las blancas casas de madera, adornadas con flores. Aunque sus inicios se remontan al siglo XVII, la mayoría de las que vemos son del siglo XIX, ya que el barrio fue arrasado por los incendios en varias ocasiones. Tras la segunda guerra Mundial, a punto estuvo de desaparecer debido a los costes de la restauración, algo que los vecinos no podían asumir. Gracias al petróleo, el dinero fluyó y hoy en día podemos disfrutar paseando por las calles adoquinadas de una de las señas de identidad de Stavanger.
Parece que Noruega es un país que piensa a largo plazo, que mantiene el control, o así nos lo transmiten, sobre uno de sus recursos naturales, el petróleo. Stavanger cuenta con el Museo del Petróleo, donde podemos acercarnos a la realidad de las plataformas petrolíferas en mitad del mar. No sabíamos que una de ellas había sido declarada Patrimonio de la Humanidad en 2001.
Junto al lago Breiavatnet, el ojo brillante de la ciudad, nos encontramos con la Catedral de San Svithuns, la única catedral noruega que conserva su aspecto original desde la Edad Media. Antiguo centro de peregrinación, hoy destaca por el Preikestolen, el púlpito del siglo XVII, tallado en madera y que convierte nuestro viaje en una especie de camino iniciático entre dos púlpitos, uno obra del hombre, y el otro, de la naturaleza. Ya os contaremos próximamente la aventura de nuestra subida a la roca más famosa del país nórdico, aunque podéis disfrutar ya de las fotos de Joan Vendrell.
Stavanger no sólo es la capital del petróleo. El arte y la cultura más vanguardista también tienen su espacio, artistas que dan color a la calle peatonal Holmegate, el nuevo Konserthus, que acristalado se asoma al mar, y trae una variada oferta de danza, teatro, conciertos...
Pasear sin prisas, disfrutar de una cerveza, del bullicio de las terrazas que le roban tiempo al invierno, de un atardecer que se demora más de la cuenta, en un espectáculo que nunca hasta ahora habíamos contemplado, y que nos hace pensar en lo que sentirían aquí los antiguos egipcios cuando plasmaban en los techos de la ciudad santa de Abydos el viaje del sol por el cielo nocturno, al ver que el astro rey se resiste a abandonar el firmamento. Poco a poco, nos dirigimos hacia el hotel, pensando ya en nuestra siguiente parada, el fiordo de la luz, Lysefjord.
Agradecimientos
Este viaje ha sido posible gracias a la colaboración de la Oficina de Turismo de Noruega - Visit Norway
El Guisante Verde Project mantiene todo el control editorial del contenido publicadoViajes a Noruega (6). Entradas Relacionadas
Noruega, todas las entradas (20)
Deseando leer la próxima etapa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, JR Alvaro González espermos que te guste, :)
EliminarQué bonitos los almacenes reconvertidos.
ResponderEliminarEl fiordo de la luz... qué bonito suena.
muxu*
Muchas gracias, Panpikutxa, era realmente precioso.
EliminarBsotes!! :)
Genial entrada chicos. Sois unos artistazos :)
ResponderEliminar:)) gracias, Luis, Un abrazo!
EliminarStavanger. Punto de partida para el Preikestolen y Lysefjord. Las terrazas en verano, grandes, llenas de cincuentones bien vestidos. Saludos.
ResponderEliminarAsí es, El viajero impresionista, lo de las terrazas, hasta altas horas de la noche (que no es noche), digno de ver.
EliminarMuy buenos recuerdos de mi paso por allí hace dos veranos. Además tuve la surte de toparme con un festival gastronómico :D
ResponderEliminarEs una ciudad Pau, muy agradable, además de punto estratégico de varias rutas, y si además pudiste disfrutar de la gastronomía, genial!
EliminarMuy buen destino...justamente estoy preparando un viaje mochilero a Noruega para el mes que viene. Como es más grande de lo que parece, también nos la hemos distribuido en zonas, y este año no iremos al sur...ni a Stavanger...ni al pulpito del peregrino...
ResponderEliminarQueremos cruzar el circulo polar...sentirnos un poco cerca del Polo Norte, y ójala lleguemos al final de todas las carreteras...
Es una alegría ver nombres que ya me suenan, porque a pesar de no tomar esa ruta, hemos investigado para hacer el viaje, y ese momento de preparación es precioso...cuando extiendes el mapa en casa, o buscas en internet...o algo te llama la atención y decides que ese rincón del mundo tienes que pisarlo, olerlo...
Me encanta leer vuestras crónicas, pero ésta la siento más cercana, a pesar de no haber pisado aún, suelo noruego. Por cierto...¿espero más fotos? Por Bergen creo que si paso...
Un abrazo grande, viajeros!!!
¡Que alegría, María! pensar que, al menos un poco, te sirve nuestra entrada es un orgullo. Lo vais a pasar genial, Noruega es un país espectacular, y llegar al círculo polar tiene que ser toda una experiencia.
EliminarBergen es muy coqueta, da gusto pasear por ella. Mucho y buen ambiente.
Un abrazo!
Un destino que apuntar, no lo conozco.
ResponderEliminarSaludos viajeros
El LoBo BoBo
Oh! raro en tí, superviajero, Paco Piniella
EliminarSaludos!!
Uno de nuestros grandes sueños viajeros :D
ResponderEliminarCon lo poco que hemos visto, Edu y Eri, ya forma parte de los nuestros también.
EliminarSaludos!
Una bonita ciudad y, por lo que se ve, con mucho que ofrecer.
ResponderEliminarUn saludo ;)
Así es, Helena Botella, nos ha sorprendido.
EliminarSaludos!!
Preciosas fotos, me encantan los almacenes. Aún no conozco Noruega y creo que ya estoy tardando! Un saludo :-)
ResponderEliminarNosotros tampoco habíamos estado, Caliope, y la verdad es que nos hemos quedado encantados y con muchísimas ganas de conocer más. Os lo recomendamos, sin duda.
EliminarSaludos!
La verdad es que tiene muy buena pinta, estuvimos hace unos 3 años en Bergen y Oslo y nos encantó, estamos deseando volver aunque habrá que engordar la hucha primero, jejejeje. Un abrazo pareja!!! ;-)
ResponderEliminarUhh!, Babyboom, cuánta razón llevas... La hucha es fundamental, aunque merece la pena, es un país precioso.
EliminarUn abrazo!!
Simplemente espectacular chicos
ResponderEliminarun buen reportaje de un lugar que me muero de ganas de conocer
abrazos
Hay que darse una vueltecita, Bleid, paisajes fantásticos y ciudades mucho más humanas que las nuestras.
EliminarUn abrazo!
Te reto a participar en mi adivina, adivinanza...
ResponderEliminarhttp://www.el-lobo-bobo.com/2013/07/adivina-adivinanza-7.html
Esas casitas de madera son preciosas como lo son también las casas de entramado de la ciudad de Colmar en Francia, justo en la frontera con Alemania.
ResponderEliminarSon muy llamativas, es cierto, y los barrios que forman resultan especialmente agradables, Carlos Fndez. Tomamos nota de esa ciudad francesa.
EliminarNosotros no subimos al pulpito por temas de estado físico, en cambio estuvimos todo el día paseando por Stavanger, su puerto, sus blancas casitas (muy al estilo andaluz) y nos encanto! Ya te lo he dicho, es la ciudad nórdica que mas me gusto!!
ResponderEliminarSaludos y grandes fotos.
A nosotros nos gustó también Verónica Corrales, y además tuvimos bastante buen tiempo, así que perfecto. En cuanto al púlpito, que se le va a hacer, en otra ocasión tal vez, la vista merece la pena.
EliminarSaludos!
Increible entrada. Dan ganas de salir corriendo a visitar este país. Hace tiempo que queremos ir por allí a ver el sol de medianoche y los fiordos con algún crucero. Subir al Preikestolen y por supuesto visitar alguna de sus bonitas ciudades. Felicidades por el blog
ResponderEliminarNoruega es un país lleno de contrastes, Cocinillas, con una naturaleza magnífica, y ciudades más humanas que las nuestras, o al menos así lo hemos vivido.
EliminarSaludos!
¡Ay, quien fuera jovel, y subir a ese pulpito! ;)
ResponderEliminarJajaja, Tiramillas, sin prisa, pero sin pausa subis seguro. Un abrazo! :)
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