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mayo 31, 2018

Ciudad Antigua de Corfú, un bastión a orillas del Jónico

Fortaleza Antigua - Corfu, por El Guisante Verde Project

Corfú, o Kérkyra, es la capital de la isla de la que toma su nombre. Desde el agua, a través la neblina que se eleva desde el mar, Corfú se extiende ante nosotros como si fuera un anfiteatro que invita a acomodarse en sus gradas, mostrando su mejor cara. Sin embargo, defendida por dos fortalezas, es un auténtico bastión que se levanta a orillas del mar Jónico, dispuesta a derrotar a todo el que trate de conquistarla.

Campanario de Agios Spyridon desde la Fortaleza Antigua - Corfu por el Guisante Verde Project

Partimos hacia Corfú con unas expectativas más bien bajas en cuanto a lo que podría dar de sí la capital: demasiados turistas, cierta falta de mantenimiento, precios desproporcionados…, era lo que nos había llegado por diferentes fuentes. En realidad, no nos preocupaba porque solamente se trataba de una escala, casi obligada, en nuestro viaje a Albania.

Mosaico de Butrint - Albania por El Guisante Verde Project


Sin embargo, debemos decir que Corfú, la ciudad, ha resultado una auténtica sorpresa, en el buen sentido y que, de buena gana, nos habríamos quedado durante mas días entre sus callejuelas. También nos ha ocurrido lo mismo con Corfú, la isla, y eso que las expectativas en ese caso eran mayores y por tanto más difíciles de cumplir. Hemos podido recorrer solamente parte del centro y el norte. Cuatro días que nos han sabido a muy poco, y que nos han dejado con ganas de volver. Veréis por qué...

Restaurantes de la Ciudad Antigua - Corfu por El Guisante Verde Project

Calles comerciales Ciudad Antigua - Corfu por EGVP

Al llegar a Corfú nos dirigimos hacia la Ciudad Antigua, rodeada de murallas, al abrigo de la Fortaleza Antigua y la Fortaleza Nueva. Ese espacio, relativamente pequeño pronto resultó insuficiente para albergar a la creciente población. Las casas comenzaron a ganar altura, se edificaron muy juntas, en piedra y sin usar cemento, dejando unas calles adoquinadas y estrechas (kantouina), a menudo en sombra; caminar por ellas puso a prueba nuestro sentido de la orientación.

mayo 17, 2018

Roma, que ver en el Foro Romano, la arena de los dioses


Rafa ya está en Roma. El mejor tenista en tierra batida de todos los tiempos busca recuperar la corona de laurel en la Ciudad Eterna. Jugará en el Foro Itálico, el complejo deportivo con el que Mussolini quiso dejar su sello como mecenas, creando un espacio que le abriera las puertas de la Historia, tal vez en un intento de emular a los antiguos romanos, los que crearon el verdadero Foro Romano, el Forum Romanum, por el que aun resuenan los pasos de los centuriones...


La vida en la ciudad de las siete colinas tenía su epicentro en el Foro. Allí se encontraban las instituciones de gobierno, se realizaba el culto a los dioses, y la vida social desde el comercio al ocio, en todos sus aspectos, tenía lugar en este espacio, hoy ruinoso, situado entre el Anfiteatro Flavio o Coliseo y una de las más famosas y altas colinas de Roma, la Capitolina, en cuya cima diseñó Miguel Angel la actual Piazza del Campidoglio.


Un camino de poco más de un kilómetro de longitud, la Vía Sacra, conecta sus extremos; mil años de Historia en un recorrido que se puede realizar, sin detenerse, como quien ve una película, en quince minutos. Y no pocos lo hacen así..., algo que nos produce escalofríos. Nosotros preferimos dedicarle el tiempo que merece este lugar, la cuna de la Caput Mundi.


Lo primero que llama nuestra atención en nuestro regreso al Forum Romanum es el vallado del Foro y el consiguiente pago de entrada, que incluye también el Coliseo y el Palatino. Algo que imaginamos inevitable ante una destructiva invasión que ni los mas aguerridos legionarios podrían contener: los turistas.


También pudimos comprobar que han mejorado los paneles informativos, con reconstrucciones de los edificios que ayudan, incluso a los que estamos acostumbrados, a imaginar como fue este espacio en sus mejores momentos. Y ahora, a ponerse las zapatillas, que toca andar. Por cierto, a Maribel más le hubiera valido llevar un buen par de caligae, en lugar de su calzado moderno, acolchado y transpirable que se fue, literalmente, deshaciendo a pedazos por los adoquines de la vía Sacra...