El 06 de febrero de 2018 se cumplieron cien años del fallecimiento en Viena de Gustav Klimt, el más famoso de los pintores austriacos. El próximo 31 de octubre de 2018 también se cumplirá un siglo de la desaparición, igualmente en la capital de Austria, de otro artista: Egon Schiele, pintor, austriaco también, y mucho más desconocido para el gran público que su célebre coétaneo. Dos figuras de la Historia del Arte, dos caras de la Secesión de Viena, que pasaron a la posteridad con desigual fortuna.
Considerados ambos como artistas degenerados por los nazis, Gustav Klimt disfrutó de fama y fortuna en vida, aunque no se libró de tener que hacer frente a ataques y críticas feroces a su obra, que chocaba con la moral y las buenas costumbres de la época. A Egon Schiele, en cambio, siempre le acompañó el estigma de pintor maldito, incluso hoy dia, en pleno siglo XXI, cuando sus desnudos, utilizados dentro de la campaña realizada por la Oficina de Turismo de Viena para promocionar el centenario de la Secesión, asi como la Exposición recién abierta al público en el Leopold Museum de Viena, han sido censurados en Gran Bretaña y Alemania.
Sin duda 2018 será el año de Gustav. ¿Qué opinaría de las celebraciones, exposiciones y múltiples actos que se celebrarán? Él, tan reacio a proporcionar información sobre su vida privada, parco en palabras, que huía de las declaraciones y las apariciones en público, será el centro de atención durante estos próximos 365 dias en la capital de Austria.
Gustav Klimt nació el 14 de julio de 1862 en Baumgarten, cerca de Viena. Su familia era modesta, aunque su padre, orfebre y grabador, y su madre, que intentó hacerse un nombre como cantante lírica, crearon el ambiente necesario para la orientación artística que tomaron Klimt y sus hermanos Ernst y Georg. Gustav entra en la Escuela de Artes Aplicadas de Viena en 1876, Ernst lo haría al año siguiente y, finalmente, Georg en 1889.
Egon Schiele llegó al mundo el 12 de junio de 1890, perdió a su padre con quince años y, en vista de que no mostraba interés alguno por continuar con la tradición ferroviaria familiar, ingresó en 1906 en la Academia de Bellas Artes de Viena. Su nexo de unión con Klimt había comenzado.
La Viena de Gustav Klimt y Egon Schiele era la cuna del psicoanálisis; del Emperador Francisco José y Sissi, aunque la emperatriz falleció en 1898; la ciudad, capital de un Imperio, a la que todos miraban; la Viena de la Secesión y de la renovación artística no solo en las formas sino en lo conceptual.
El tiempo histórico que vivieron resulta apasionante. Se inicia con el telón de fondo de la Guerra de Secesión Americana, y terminará con el fin de la Primera Guerra Mundial y la ejecución del zar Nicolás II y su familia en Rusia. Múltiples son los conflictos que sacuden al mundo de entonces: la tercera guerra carlista en España y la liquidación de su imperio, la rebelión de los boxers en China, el colonialismo de los países europeos en África y el de los zares en Manchuria, el motín del acorazado Potemkin, la Semana Trágica de Barcelona…