La imagen de un carrusel clásico parece íntimamente asociada a ciudades europeas, en especial a París. En esta ocasión, sin embargo, nos trasladamos de continente, a la costa este de Estados Unidos, a Nueva York. Allí, dejamos atrás la metrópoli, esa familiar y cinematográfica The Big Apple, y nos internamos en el interior del estado.
Nuestro recorrido por New York State no deja de depararnos sorpresas, que poco a poco os vamos narrando. Así lo hicimos con esa maravilla natural que es Watkins Glen State Park, o la increíble obra de ingeniería que fue el Erie Canal.
Allí, en el norte del estado, a salvo de las inclemencias del tiempo, funcionando como el primer día, encontramos un carrusel con un pasado de película. Es el carrusel número 18, y esta es su historia.
Fue el decimoctavo fabricado por la Philadelphia Tobogan Company (PTC). Tallado y manufacturado en 1909 en Germantown, Pennsylvania, el PTC nº 18 realizó un viaje de 81 años de duración hasta llegar al Carousel Center de Syracuse, New York, el 15 de octubre de 1990. Actualmente, tras ser ampliado, ha pasado ha denominarse Destiny USA y se ha convertido en el mayor mall del Estado de Nueva York, y sexto del país.
Sus 42 caballos fueron realizados a mano por Leo Zollar, el maestro tallador de PTC. De acuerdo con los registros de la compañía, al Sr. Zollar le llevó un año de trabajo, por el que cobró 1.000 dólares.
El carrusel estuvo de gira por diversos parques de atracciones en Louisville, Kentucky; Worcester, Massachusetts; y Erie, Pennsylvania.
A mediados de la década de los años 20, el Carrusel nº 18 fue enviado de vuelta a la Philadelphia Tobbogan Company para ser reparado y redecorado utilizando los brillantes y contrastados colores típicos de la época.
En 1926 después de su restauración, fue llevado a Long Branch Park en Syracuse, New York, donde permaneció durante quince años. En 1941, fue trasladado a Roseland Park en Canandaigua, New York.
El PTC nº 18 fue el tercer y último carrusel de Roseland. Allí funcionó durante 43 años hasta que el parque cerró sus puertas para siempre el 2 de septiembre, el Labor Day, de 1985.
El destino se puso de parte del PTC nº 18, y en 1985 fue salvado por The Pyramid Companies de Syracuse, New York, que lo adquirió por la cantidad de 397.500 dólares.
Para devolver los colores originales a los caballos hubo que desmontarlos, repararlos, preparar nuevamente su superficie y repintarlos. Se instalaron nuevos sistemas mecánicos y eléctricos acordes con las normativas de seguridad vigentes. Tras dos años de trabajo el Philadelphia Toboggan Company nº 18 recuperaba todo su esplendor.
Resulta extraño encontrar, después de tantas peripecias, a estos bellos caballos encerrados en un centro comercial. Detenidos en pleno movimiento, parecen estar hechos para galopar en espacios abiertos , así que no pudimos evitar montar en sus sillas y trasladarnos junto a ellos a las inmensas praderas de las que provienen.
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Mas de 100 años y sigue funcionando !!! esta claro que las cosas que hacían antes duraban más. Me ha encantado la historia del carrusel...
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos Javier Núñez Vázquez, jajaja, ya lo creo que antes las cosas se hacían para durar, la "obsolescencia programada" no entraba en la ecuación…
EliminarSaludos!
Me encanta este carrousel y no conocía su historia. Me han entrado unas ganas tremendas de ir a montarme como Roberto que se le ve alcanzando la velocidad de la luz casi jejeje! Un abrazote!
ResponderEliminarjajaja Pedro Ramirez no nos pudimos resistir, de hecho incluso elegimos montura, hasta el boquerón querría darse unas vueltas con Abi y contigo, si es que somos como niños, jejeje ;-))
EliminarUna chulada: historia y fotos del magnífico carrousel... además vengo de subirme a uno hace dos días, pero no de tal glamour ;-) Una historia en cada rincón, me encanta eso.
ResponderEliminarSandra Salvadó ahora me dejas con la curiosidad, jejeje. Desde luego tienen algo que invita a subirse. Y me gusta lo que dices de una historia en cada rincón, muchas veces aparecen en lugares inesperados, como esta.
Eliminar;-)
Todavía estamos impactados de verte dando vueltas a esa velocidad, casi morimos de risa, y lo bien que lo pasamos no tiene precio. Ahora en serio. El carrusel es precioso y parece mentira que tenga tantos años, está claro que en algunas cosas tiempos pasados si fueron mejores. Besos para los dos.
ResponderEliminarLa verdad, Tiramillas es que fue una sorpresa para todos, y bien que lo pasamos dando vueltas… :)
EliminarAbrazos!
Es una curiosa y simpática historia de ese carrusel No. 18 del Estado de Nueva York, con preciosas fotos vuestras. Al abrir vuestra página y ver el título lo primero que me chocó fué el título "Un carrusel en Nueva York", debido a que en mi Donosti natal a estas atracciones de feria se les llamaba "tiovivos"; no se si ocurría lo mismo en Bilbao, y la palabra carrusel tiene, en mi inconsciente, una significación más aparatosa, menos de juego de niños. Gracias por haberme rescatado por unos instantes a mi niñez.
ResponderEliminarUn abrazo
Juan José
Juan José , que bien rescatar la palabra tiovivo. Si, es verdad, el termino carrusel parece más formal, mas distante, aunque nosotros creo que, como dices, también nos sentimos como niños a lomos de estas engalanadas monturas.
EliminarGracias por tu visita ;-))
Precioso el carrusel, el tiempo ha jugado a su favor :-) Me encanta la foto de la "velocidad", je je. Un abrazo!
ResponderEliminarCalíope, la velocidad es real, jajaja, no veas lo que corría. Y, si, por fortuna un trabajo como el del PTC 18 ha podido sustraerse a las arenas del tiempo!
EliminarUn abrazo!
Tremendo. Muy interesante la historia que esconde detrás. Además el carrusel es precioso y las figuras son absolutamente auténticas; las expresiones de los caballos, la pintura y el detalle de toda la ornamenta le hacen merecer que dure otros 100 años más para que las siguientes generaciones puedan disfrutar de esta obra artesanal.
ResponderEliminarAsí es, Hades, los caballos están tan bien conservados, y fabricados, que parecen casi reales, que en cualquier momento se desprenderán de sus ataduras y saldrán galopando. Esperemos que lo conserven mucho tiempo.
EliminarEstupendas fotografías, queremos más historias y rincones así, vuestros viajes se leen como novelas, se escuchan como bandas sonoras, y se disfrutan con los cinco sentidos.
ResponderEliminarGracias Álvaro, ayuda tener "contactos" por allí.... .))
Eliminarincreible que despues de tantos años siga funcionando como el primer dia!!! me ha encantado la historia de este carrusel tan precioso, muchas gracias por contarnosla
ResponderEliminarun saludo
En este caso la labor de restauración ha merecido la pena, gracias por la visita Hoteles con encanto
EliminarQue maravilla de carrusel y que bonita historia.
ResponderEliminarUn saludo
Carmen
Un saludo Carmen O seguiremos explorando para contaros más, jejeje ;-)
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