Ciudad de contrastes, mezcla de culturas, Coimbra, vio llegar a romanos, suevos, musulmanes, y cristianos. Ya no son el motor que impulsa su desarrollo, y no obstante, la ciudad está profundamente unida a las letras, que marcan su historia desde 1307, año en que comienza su andadura la universidad, a pesar de no ser constituida oficialmente hasta 1537, año de su traslado desde Lisboa.
Ciudad de amores, celos, leyendas, traición y lágrimas, como las que derramó, antes de ser asesinada, Inés de Castro junto a los muros de la Quinta das Lágrimas, en cuya Fonte dos Amores los amantes del siglo XXI se juran amor eterno.
Ciudad del saber, de humanidades, de repúblicas que conspiraban contra la dictadura, capas y cintas que antaño se exhibían con orgullo de carrera y curso, de novatos, padrinos y madrinas. Ciudad de nostalgia, y tal vez, una cierta decadencia que nos recuerda a la vieja Porto, como os mostrábamos en Postales desde Oporto.
Hubo un tiempo en el que el hombre creía que su futuro estaba predeterminado, escrito, era el destino y contra el nada se podía. La literatura portuguesa refleja como ese sentimiento, incluso en tiempos modernos, es cosa común en el país, especialmente entre las clases mas modestas. Y es tan profundo, que su principal manifestación musical, nombre propio en Portugal, es el fado, del latín fatum, destino.
Un canto que duele, que lo es todo, como lo definía Amália Rodrigues:
Amor, celos
Cenizas y fuego
Dolor y pecado
Todo esto existe
Todo esto es triste
Todo esto es fado
En Coimbra, muestra de su personalidad, el fado es diferente, sus guitarras se afinan un tono más bajo que en Lisboa, también difiere en el tamaño de las guitarras, con un sonido más bohemio y refinado que el lisboeta. Tuvimos oportunidad incluso de tararear emocionados en las Noites de Fado de Coimbra en el Café Santa Cruz en la céntrica plaza 8 de mayo.
Contemplando la ciudad desde el otro lado del Mondego es la colina de la Universidad lo que llama nuestra atención. Un abigarrado conjunto de casas que esconde innumerables calles, callejones estrechos que de pronto se abren para mostrarnos los muros de esa fortaleza sagrada que es la Se Velha.
Ciudad de rincones, donde la luz resalta o oculta una puerta, una ventana; escaleras, torres, un laberinto urbano, realizado a escala humana, donde perderse no es un inconveniente, sino un objetivo. Descubrir que habrá al otro lado de esa curva, o al asomarnos a un mirador semiescondido tras un muro, caminar siguiendo conversaciones cuyo origen permanece oculto entre las vueltas y revueltas de las calles…
En temporada estudiantil el bullicio universitario, un constante sube-baja de aquellos que buscan el saber, la juerga, o incluso el amor entre paredes centenarias, olores y sabores que llegan de las tasquinhas, las risas producto de quien sabe qué conversaciones, o de cuantos vasos de ginjinha, llena las calles.
En verano, la luz y la sombra se juegan la supremacía sobre la ciudadela, por donde deambulan sufridos turistas que se vuelven atraídos y sorprendidos por el sonido de unos tacones que parecen volar sin esfuerzo por las adoquinadas y pendientes ruas.
Junto al Museo Nacional Machado de Castro, desde una terraza propicia para los propósitos más románticos, contemplamos las señas de identidad de esta colina, una puesta de sol que nos revela la Torre da Universidade, con su reloj marcando el paso de la vida que se desarrolla a su alrededor, la vieja Sé, y el río.
En sus calles y edificios encontramos una de las más típicas manifestaciones artísticas portuguesas, una auténtica industria, el azulejo, que cuenta con un fantástico museo en la capital, Lisboa. Aquí podemos contemplar, por ejemplo, la decoración del interior de la Iglesia de la Santa Cruz, que guarda, además, uno de los claustros más bellos de Portugal, el Claustro del Silencio, decorado también, como no podía ser de otra forma, por coloridos azulejos.
Para un viajero, recorrer las calles de Coimbra, marcadas con una rosa de los vientos, símbolo de grandes gestas, descubrimientos y lugares desconocidos, puede ser el comienzo de una gran aventura.
¡Hola!
ResponderEliminarMagnífico post, nos encanta el tono nostálgico - romántico que envuelve toda la descripción de la ciudad. La verdad es que visitar Coimbra es algo único y por supuesto el comienzo de una gran aventura. :-)
Hola de nuevo Luis López Lainez lo cierto es que parece que hemos empezado el año en tono nostálgico, jejeje, dicen de los portugueses que son los últimos románticos de Europa... ;-))
EliminarPortugal un gran país ¡Cuanta historia y cuanto arte! Nos gustó muchísimo, fue un viaje inolvidable.
ResponderEliminarExcelentes fotografías y magnífica explicación.Un abrazo.
ResponderEliminarGraacias los tiramillas no nos cansamos de repetir que nos gusta el país vecino, y lo que queda...Un abrazo ;-)
EliminarWonderfull !!!
ResponderEliminarCarlos Javier Nuñez Vazquez ;-))
EliminarPreciosa fusión de historia, color, ... por un momento viendo carteles parece que estás en el pasado ... algunas pareces que has sacado en las fotos me recuerdan a La Valeta en Malta ...
ResponderEliminarUn excelente patrimonio el de Coimbra!. y excepcionales fotografías.
Un saludo.
Gracias Alfonso thewotme, un dos en uno, viajas en el tiempo, te trasladas en el espacio a otras ciudades, jejeje. Un abrazo ;-)
EliminarAdoro Coimbra. La verdad es que se respira ambiente algo nostálgico, me recuerda a Porto en ese sentido. Los mosaicos, las calles, los edificios... son una preciosidad, pero me quedo con la tradición universitaria. Creo que tiene una de las universidades con más tradición de Europa y desde luego, razones no le faltan. Debe de ser genial ser estudiante ahí y vivir desde las trastadas del primer año hasta el día de las fitas...
ResponderEliminarUn saludo
Es verdad Eva Una idea, un viaje, el ambiente es único, la visita anterior nos coincidió con el final del curso y los estudiantes ataviados con largas capas, increíble.. Coimbra tiene en parte la decadencia de Porto y la vitalidad y la luz de Lisboa. Un saludo ;-)
EliminarEstupendo post y preciosas fotografías de un destino que escala posiciones en mi lista de tareas pendientes.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, Alicia Bea por la visita. Te lo recomendamos, es una ciudad con muchísimo encanto, y además buen campamento base para otras.
EliminarUn abrazo!
Excelente post, chicos.
ResponderEliminarMe encantó Coimbra, la ciudad de la Universidad... y del Fado. Me encantó sentarme en algunos de sus locales del casco histórico para escuchar las mejores y más melancólicas noches de Fado. Y esos estudiantes vestidos al estilo "Harry Potter" con sus togas negras me hieron ver en Coimbra una ciudad mágica.
Abrazos.
Antonio Ruiz jajaja, es verdad que parecen salidos de otra época. Y lo cierto es que en esta ocasión hemos disfrutado más del Fado , por algo se empeñan en decir que el de Coimbra es único ¿no?
EliminarUn abrazo ;-))
Genial entrada chicos
ResponderEliminarNo tenía idea que Coimbra fuera tan bonito , así que anotado queda.
Como siempre una entrada espectacular, hacia tiempò que no pasaba, pero veo que hay muchas cosas que me estaba perdiendo
un abrazo
Hoola Bleid mira si nos gusta Coimbra que es nuestra segunda visita, y no hay dos sin tres, jejeje. Gracias, un abrazo ;-))
EliminarPreciosa Coimbra! no sé por qué no conozco más a fondo al país vecino, tiene delito conocer Lisboa y poco más. Tendré que poner remedio. Felicidades por tan preciosas fotos. Un abrazo.
ResponderEliminarCaliope gracias, lo cierto es que ya son varias las visitas y siempre volvemos contentos, aunque nos duele ver lo mal que lo están pasando, con recortes muy duros y las carreteras nuevas y semivacias, volveremos, Portugal tiene mucho por ofrecer, seguiremos tentando...
Eliminar;-)
Me encantó Coimbra, me encantó su aire universitario.
ResponderEliminarSaludos viajeros
El LoBo BoBo
Es que esas tunas.. Paco Piniella, la universidad nos atrae...¿por qué será?
EliminarUn abrazo ;-))
Una ciudad que no pasa desapercibida.
ResponderEliminarCon solo pisar su Universidad, callejear su centro histórico, ver las bonitas vistas, asombrarse con sus "repúblicas" o escuchar fado ya merece la pena.
Magnífico post...
Maria Grau, lo has resumido perfectamente, :) Gracias por el comentario!
EliminarSaludos!
No sé qué tienen las ciudades portuguesas que le dan tantísimo encanto... Bueno, sí lo sé. ¡Tienen todo! Un abrazo fuerte, pareja :)
ResponderEliminarCuanta razón, Marta, son una auténtica maravilla.
EliminarUn abrazo!