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junio 22, 2025

Descubre Fetsund Lenser: Patrimonio flotante de Noruega

Fetsund Lenser, Noruega, por El Guisante Verde Project

La visita a Fetsund Lenser es una de nuestras recomendadas excursiones de sol y playa desde Oslo  y también es un monumento cultural de Noruega. Se encuentra estratégicamente ubicado, donde el río Glomma, el más largo y el de mayor caudal de los ríos noruegos, se funde con las tranquilas aguas del lago Øyeren, en el municipio de Lillestrøm, condado de Akershus, a una media hora del centro de Oslo.

Fetsund Lenser, pasarelas, Noruega, por El Guisante Verde Project

Fetsund Lenser no es simplemente un vestigio del pasado, sino un auténtico tesoro arquitectónico y natural, una histórica ciudad flotante, un museo vivo y un centro vital para el estudio de los humedales. Acompañadnos en este viaje fascinante, desde las plataformas sobre las aguas al humedal de Nordre Øyeren.

Humedal de Nordre Øyeren, Noruega, por El Guisante Verde Project

Antes de seguir, una aclaración sobre el nombre de Fetsund Lenser. Fetsund se refiere al lugar (Fet), donde se forma un estrecho (sund), del río Glomma, que fue el enclave en el que se construyeron las instalaciones, actual museo. Lenser, plural de lense, en este contexto del transporte fluvial de la madera, se refiere a las estructuras flotantes, generalmente hechas de troncos o balsas unidas, que se utilizaban para el control, guiado y clasificado de los troncos que flotaban en el río.

Vista del río Glomma, Fetsund Lenser, Noruega, por El Guisante Verde Project

Muy cerca de casa, la de Bilbao, también tenemos algunos ejemplos del transporte de troncos por los ríos. La explotación forestal de la madera y su transporte fluvial constituyó una de las principales fuentes de riqueza de los valles navarros de Roncal, Salazar y Aezkoa. En Burgi celebran desde hace décadas el día de la almadía y si queréis ver en directo cómo se desempeña el difícil y peligroso oficio de almadiero, gobernando los troncos sobre la corriente del río Esca, la localidad navarra a principios de mayo es el lugar perfecto para hacerlo.

En el Pirineo aragonés, se realiza, también en mayo, el descenso de nabatas (embarcaciones de troncos), por el río Cinca entre los pueblos de Laspuña y Aínsa. La visita se puede completar con el Museo de la Madera y el Ecomuseo de las nabatas en Laspuña y la Ruta de los nabateros en Puértolas. El trabajo realizado para recuperar la tradición y los espacios por la Asociación de Nabateros del Sobrarbe se vio recompensado en 2022 con su inclusión como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Fetsund Lenser, estructuras transporte troncos, Noruega, por El Guisante Verde Project

La historia de Fetsund Lenser, que se extiende desde el siglo XIV hasta la era moderna, un viaje a través del tiempo, nos invita a desentrañar los secretos de una Noruega que crecía y se debatía entre el avance industrial y la conservación de su naturaleza. Actualmente forma parte del Akershus Museum y es muy posible que sea la única instalación de este tipo conservada en el mundo.

Fetsund Lenser, instalaciones, Noruega, por El Guisante Verde Project

Imaginar a los ríos como las arterias vitales de una Noruega en plena fiebre del desarrollo industrial no resulta una tarea difícil al recorrer Fetsund Lenser. El transporte de troncos por el río Glomma se remonta al siglo XIV, aunque fue la introducción de las sierras de marco o bastidor en el siglo XVI, lo que intensificó notablemente los trabajos, transformando la industria y el paisaje.

Fetsund Lenser, pasarelas interiores, Noruega, por El Guisante Verde Project

En los comienzos, la madera se ataba en los Bingen Lenser cerca de Sørumsand, desde donde las balsas de madera eran remolcadas por barcos hacia los numerosos aserraderos ubicados a lo largo del lago y en Lillestrøm. Sin embargo, la construcción del puente ferroviario en Fetsund en 1861 marcó un punto de inflexión, ya que, provocó el traslado de los lenser a Fetsund. En Bingen, se establecieron estructuras de captura que permitían liberar la madera según fuera necesario en Fetsund.

Fetsund Lenser, vista general del muelle, Noruega, por El Guisante Verde Project

Fetsund Lenser, tal como los conocemos, se consolidaron como una instalación de clasificación de madera en 1861 y operaron ininterrumpidamente hasta 1985, año en que el arrastre de troncos llegó a su fin en el río Glomma. Es la única instalación de transporte de troncos que se conserva en Noruega y, tal vez, en el mundo, lo que le confiere un carácter excepcional. El complejo ofrece talleres de artesanía tradicional, tiendas, cafeterías y zona de pic-nic. Es conveniente llevar algo de avituallamiento porque no siempre coincidimos con los horarios. El entorno natural es magnífico: junto a la entrada del delta interior más grande de la región nórdica, donde el río Glomma y el lago Øyeren convergen. Aquí, la naturaleza y la historia se entrelazan en un diálogo constante. Además, el museo está enclavado en un sendero natural que destaca los puntos de interés cultural de la zona.

Fetsund Lenser, cafetería, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, barracón, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, sendero al lago Øyeren, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, caminando sobre las aguas, Noruega, por El Guisante Verde Project

Al caminar por Fetsund Lenser, la sensación de pasear sobre las aguas, al pisar en las balsas que conducen directamente a la instalación de flotación en el río se convierte una experiencia única que te conecta con la esencia misma del lugar y de los que aquí trabajaron. Las tablas por las que se camina sufren las consecuencias de su contacto constante con el agua y la acción del sol y el hielo, así que es conveniente ir echando un vistazo donde se pone el pie, no sea que probemos, sin quererlo, las aguas del Glomma. Incluso los tablones que se ecuentran en buen estado se sumergen, en algunos tramos apreciablemente, a nuestro paso, con lo que la sensación de caminar sobre una lámina de agua se intensifica y nos obliga a estar atentos.

Fetsund Lenser, Hvilebrakkene, Noruega, por El Guisante Verde Project

Las Hvilebrakkene o barracones de descanso, que fueron en su día los espacios flotantes para que los trabajadores pudieran realizar una pausa, hoy están atracados junto al muelle y abiertos al público. Una de estas barracas ha sido restaurada y ambientada para mostrar cómo era en los años 50 y 70, permitiendo al visitante casi sentir la presencia de los que allí descansaban.

La exposición principal en Trådbua muestra el viaje de la madera desde el bosque hasta la costa y las vidas de las personas que la transportaban. Una maqueta de la instalación de Fetsund Lenser ofrece una visión clara de cómo funcionaba todo.

Fetsund Lenser, trabajos de la madera, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, Materialbu 1, Noruega, por El Guisante Verde Project

La exposición de los elementos mecánicos, ubicada en el extremo sur de Materialbu 1, exhibe los motores y equipos utilizados. Materialbu 1, que fue un almacén regional y taller desde la década de 1950, conserva la oficina del administrador de materiales y los almacenes de esa época.

El Båthuset (Casa de Botes) muestra la colección de Fetsund Lenser, incluyendo el distintivo Fetsundbåten, construido en el astillero local. Esta exposición es especialmente accesible, con braille, relieves y rampas para sillas de ruedas.

Fetsund Lenser, botes, Noruega, por El Guisante Verde Project

Además, el área del museo está salpicada de objetos relacionados con las operaciones de Fetsund Lenser, cada uno con su correspondiente panel explicativo, así como pequeñas exposiciones adicionales, como una muestra de motosierras.

La visión de Fetsund Lenser trasciende la mera preservación. El proyecto Rommen og Mellomrommene (Las Habitaciones y los Espacios Entre Ellas), es un ambicioso plan de cuatro años que busca equilibrar la conservación de este patrimonio cultural y natural único con soluciones sostenibles para las modernas instalaciones de cara al público, una difusión innovadora y la accesibilidad universal. El objetivo es transformar los 27 edificios existentes y los 2,7 kilómetros de instalaciones en tierra y agua en edificios culturales con la sostenibilidad como pilar central.

Fetsund Lenser, entorno natural, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, sendero del delta, Noruega, por El Guisante Verde Project

Este proyecto no solo se enfoca en la rehabilitación y la mejora de las edificaciones históricas, sino que también busca desarrollar competencias para la preparación ante el clima, especialmente frente a fenómenos meteorológicos extremos, un aspecto crucial en el contexto actual. El énfasis en la reutilización y mejora de las estructuras existentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y salvaguardar los conocimientos históricos es una respuesta a los requisitos nacionales e internacionales de sostenibilidad social, económica y ambiental en el ámbito museístico.

Fetsund Lenser, delta del río Glomma, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, pasarelas sobre el rio Glomma, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, barracones, Noruega, por El Guisante Verde Project

Fetsund Lenser, como centro de referencia para los humedales, tiene la rica biodiversidad del humedal de Nordre Øyeren como un elemento fundamental del proyecto y, se propone promocionar su conocimiento para difundir la importancia de la protección de los humedales para la sociedad y el clima. Las amenazas que sufren los humedales son muy visibles en lugares tan emblemáticos como los parques nacionales de las Tablas de Daimiel o Doñana, en España. Incluso en uno, aparentemente sano y que visitamos con mucha frecuencia, el humedal de Salburua (leer: "Parque de Salburua, la cara salvaje de Vitoria-Gasteiz"), se constatan anomalías en la migración de varias especies, como la cigüeña blanca.

Fetsund Lenser, torre avistamiento aves, Noruega, por El Guisante Verde Project

El proyecto busca, además, comunicar y transmitir conocimiento, especialmente a las nuevas generaciones, resaltando la conexión entre el patrimonio cultural material (los edificios históricos y las instalaciones de flotación) y el inmaterial (las historias de los trabajadores, sus oficios y tradiciones). Un ejemplo de esta conexión son las voces que resuenan desde el pasado, como las de las mujeres que crecieron en las cercanías o que jugaron un papel crucial en la preservación de Fetsund Lenser. Mujeres como Jane Maria Berg, quien lideró la asociación Fetsund Lenseminneforening durante 18 años y fue galardonada por sus incansables esfuerzos en la protección del sitio. O Jane Kvebæk, quien de niña exploraba el río en una de las embarcaciones de flotación, forjando una independencia que hoy es parte de la narrativa del lugar.

Fetsund Lenser, acceso al muelle, Noruega, por El Guisante Verde Project
Fetsund Lenser, senderos sobre el agua, Noruega, por El Guisante Verde Project

A la hora de valorar Fetsund Lenser hay que tener en cuenta que la industria forestal y maderera fue durante mucho tiempo la actividad más importante de Noruega, y la madera se erigió como el principal producto de exportación, antes de que el sector pesquero y la industria petrolera asumieran ese papel. El arrastre de troncos en el Glomma involucraba un proceso complejo y milimétricamente calculado, desde que los troncos se lanzaban al río hasta que llegaban a su destino final. La historia de los tømmerfløteren (flotadores de troncos) fue una de trabajo frenético, siguiendo la madera a lo largo del río para asegurar su llegada y los consagra como un elemento fundamental en la historia económica y social de Noruega.

Fetsund Lenser, refugio, Noruega, por El Guisante Verde Project

Fetsund Lenser es mucho más que un vestigio de antiguas estructuras de una industria pasada; es un lugar que trabaja activamente en la conservación del patrimonio cultural y natural, promoviendo la sostenibilidad y ofreciendo una visión integral de la historia y el entorno natural de la industria maderera de Noruega.

Hay que aprovechar los largos días de verano para excursiones como esta, cuando el sol está presente hasta más allá de la medianoche, cualquier hora es buena para caminar y aprender. Eso sí, aunque se pierde la conciencia del atardecer, los mosquitos están a la espera en los humedales.

Fetsund Lenser, sendero por el río Glomma y el delta, Noruega, por El Guisante Verde Project

mayo 14, 2025

Monasterio de Santa María de la Vid, historia viva de la Ribera del Duero

Monasterio de Santa María de la Vid, por El Guisante Verde Project

La imponente silueta del Monasterio de Santa María de la Vid se recorta sobre un paraje natural, a orillas del río Duero, muy cerca de Aranda, la capital de Ribera del Duero. A tiro de piedra y, por mencionar solamente algunos de los lugares más emblemáticos, se encuentran San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma y los parques naturales del Cañón del rio Lobos y el de las Hoces del río Riaza. La ubicación perfecta para huir de la ciudad combinando arte, cultura, enoturismo y naturaleza.

Monasterio de la Vid, naturaleza, por El Guisante Verde Project

La historia del Monasterio de la Vid nos situa en el primer tercio del siglo XII, cuando dos nobles castellanos, Domingo Gómez de Campdespina (hermano ilegítimo del rey Alfonso VII) y Sancho, miembro de la influyente familia Ansúrez, regresaron a Castilla tras su formación en Francia mediante las enseñanzas de la orden premostratense. La orden fue fundada en 1120 en la Abadía de Prémontré por Norberto de Xanten, siguiendo la regla de San Agustín.

Monasterio de la Vid, Iglesia, coro alto - El Guisante Verde Project

Sancho fundó Santa María de Retuerta en Valladolid y Domingo el Monasterio del Monte Sacro, en 1132. El cenobio primitivo se encontraba a un par de kilómetros de distancia del emplazamiento actual. Se dice que, durante una cacería, Alfonso VII encontró una estatua de la Virgen bajo una vid. El monarca, imponiendo la condición de seguir la regla de San Agustín, favoreció al monasterio desde el principio. Alrededor de 1160, la comunidad ya se había trasladado al lugar elegido por el rey. Desde ese momento, las donaciones fueron numerosas, en especial las provenientes de los portadores de la corona castellana.

En 1288 Sancho IV auspició la ampliación del monasterio y la abadía. En lo constructivo se impuso el gótico sobre el románico originario y los abades se transformaron en señores feudales, con un patrimonio territorial muy considerable.

Monasterio de la Vid, retablo de la iglesia - por El Guisante Verde Project

El siglo XVI, con la llegada del abad Don Iñigo López de Mendoza en 1516, marcó un punto de inflexión en historia del Monasterio de la Vid. El abad proyectó la transformación de la abadía que se convertiría en el panteón familiar de los condes de Miranda. Se sustituyó el claustro románico por uno nuevo y se construyó la iglesia actual. También se eliminó el cargo de abad a perpetuidad, y paso a ser un cargo trienial. Antes de finalizar el siglo, en 1584, el papa Clemente VIII otorgó a los abades de la Vid la facultad de bendecir a los feligreses como si fueran obispos, celebrando la misa con mitra, anillo y báculo.

Monasterio de la Vid, fachada iglesia, por El Guisante Verde Project

Con el nuevo siglo, las concesiones papales hacia el monasterio continuaron. Pío V estableció la concesión de indulgencias para quienes rezaran a la imagen de la Virgen, transformando al monasterio en lugar de peregrinación.

En los siglos XVII y XVIII el monasterio creció hasta sus proporciones actuales, se construyeron claustros, buena parte de la iglesia, el coro, el refectorio y, por último, en 1798, la biblioteca. Con la llegada a la presidencia del Consejo de Ministros de Juan Álvarez Mendizabal en 1835 y sus decretos de desamortización, se puso final a siglos de historia monacal en el Monasterio de la Vid.

Monasterio de la Vid, interior del claustro - por El Guisante Verde Project

Durante 30 años de abandono el monasterio fue completamente expoliado, desde sus fondos bibliotecarios hasta las obras de arte. Finalmente, la propiedad fue adquirida en 1865 por la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín y pasó a ser casa de estudio y formación para misioneros. En la actualidad, la antigua abadía continua con la actividad cultural desde el archivo, la biblioteca y el museo.

Monasterio de la Vid, estatua de la Virgen, por El Guisante Verde Project

La edificación de la iglesia arrancó en 1522, sufragada por el cardenal Mendoza y su hermano, el conde de Miranda. En la capilla mayor se guarda la imagen de Santa María de la Vid, gótica, de finales del siglo XIII, enmarcada en un magnífico retablo renacentista. Si queremos ver en detalle las características del retablo hay que mirar en los espejos que lo rodean, y ver así el perfil de la Virgen. Las pinturas del retablo son de la escuela napolitana de alrededor de 1590, época a la que pertenecen las rejas que dividen la iglesia. En el siglo XVIII se finaliza la iglesia.

Monasterio de la Vid, iglesia, exterior, por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, iglesia, cúpula, por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, rejas de la iglesia - por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, exterior del claustro - El Guisante Verde Project

La sillería del Coro, situado al final de la iglesia, se construyó en 1665, utilizando madera de nogal. Esta compuesta de dos pisos con 58 sitiales separados por columnas salomónicas. Las misericordias muestran elementos florales, zoológicos y heráldicos.

La sacristía, de 1625, tiene forma rectangular recorrida en el tercio superior por una cornisa y cubierta por bóvedas de cañón.

Monasterio de la Vid, sacristía, por El Guisante Verde Project

La espadaña que podemos ver hoy día es de principios del siglo XVIII, sustituye a la anterior portada gótica y fue realizada por los maestros Domingo de Izaguirre y Diego de Horna. La imagen de Santa María de la Vid bajo un arco de triunfo, en el centro de un retablo de piedra, preside la parte inferior. La superior, la espadaña propiamente dicha, la forman tres cuerpos que forman una pirámide, apoyados sobre un zócalo en el que se abre un óculo para iluminar el coro, flanqueado por escudos de los duques de Peñaranda.

Monasterio de la Vida, espadaña de la iglesia - El Guisante Verde Project

El actual refectorio data de mediados del siglo XVIII. Es una estancia rectangular de cinco tramos cubiertos por bóvedas de arista y presidido por un lienzo que representa la Última Cena. Se conserva el púlpito de piedra desde el que uno de los religiosos leía durante las comidas.

Monasterio de la Vid, refectorio, por El Guisante Verde Project

En cuanto al claustro, ocupa el espacio del anterior, románico, y se comenzó a construir en 1517. Sobre un espacio cuadrangular se levantan dos pisos: el bajo conserva buena parte de la estructura del siglo XVI y la galería se cubre con bóvedas estrelladas, cuyos nervios se apoyan sobre cabezas de serafines. Aquí se conserva la fachada de la antigua Sala Capitular, de la segunda mitad del siglo XII, de gran belleza artística. El segundo piso data del siglo XVIII y muestra 28 ventanales formados por arcos de medio punto.

Monasterio de la Vid, claustro, por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, vista del claustro - El Guisante Verde Project

La biblioteca es uno de los lugares más emblemáticos de la Vid. La sala principal cuenta con unos 25.000 ejemplares, aunque el total del monasterio asciende al menos a 150.000. Contiene manuscritos realizados desde finales del siglo XIV hasta el siglo XVIII. El fondo se compone de documentos no solo eclesiásticos, sino también privados y reales, también literarios y científicos. Destaca un Corán del año 1134. Además, cuenta con varios incunables, de los que ocho son anteriores a 1490 y seis de ellos ejemplares únicos en bibliotecas españolas.

Monasterio de la Vid, biblioteca, por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, museo, por El Guisante Verde Project

El museo ocupa el espacio de antigua despensa, que se construyó en el siglo XVIII. Está dedicado al arte sacro y podemos contemplar obras de los talleres de Velázquez y Murillo. En las vitrinas se exhiben ropas litúrgicas de los siglos XVII y XVIII, además de obras de orfebrería realizadas entre los siglos XVI y XIX.

También existe un museo numismático que expone parte del fondo del monasterio: monedas romanas, bizantinas, visigóticas, de las monarquías medievales españolas, o de algunas dinastías imperiales chinas.

La hospedería arranca su andadura, no sin pocas dificultades, en 2020. La restauración que se ha llevado a cabo es espléndida; se sienten los más de 700 años de historia que perviven entre los gruesos muros que nos separan del exterior, aunque en el interior nos encontramos con un alojamiento que para sí hubieran querido los monjes del siglo XII. La piedra, la madera y el cristal son los elementos básicos de todo el conjunto hostelero. ¡Que lujo es moverse por espacios abiertos y, a la vez, acogedores!

Las habitaciones son amplias, sobrias y, al menos la nuestra, silenciosa; no parece que tratándose de un monasterio que aun tiene vida monacal sea un mérito disfrutar del silencio, pero siempre podemos encontrar sorpresas. En este sentido, afortunadamente, el Monasterio de la Vid cumple con lo que se espera.

Monasterio de la Vid, patio habitaciones, por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, habitación, por El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, hospedería, ensaladilla - El Guisante Verde Project

La carta del restaurante merece un aparte. Nos sentamos en una amplia estancia de paredes de piedra, donde se puede disfrutar de una buena mesa, tanto en el desayuno como durante la cena: desde una original ensaladilla, buñuelos de morcilla o bacalao rebozado hasta una sencilla hamburguesa que permite apreciar el sabor de la carne sin artificios.

Monasterio de la Vid, Hospedería, bacalao rebozado - El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, Hospedería, buñuelos de morcilla - El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, Hospedería, hamburguesa - El Guisante Verde Project

El Monasterio de la Vid forma parte del Camino Natural Senda del Duero, GR-14, incluido en la etapa que discurre entre San Esteban de Gormaz y Aranda de Duero. La senda comienza en las fuentes del Duero, situadas en Duruelo de la Sierra (Soria) y termina en Oporto (Portugal), después de recorrer 750 km. El tramo que pasa junto al monasterio tiene poca dificultad; en realidad, se trata más bien de un paseo que atraviesa algunos prados y un pequeño bosque para llevarnos junto a las orillas del Duero.

Camino Natural Senda del Duero - El Guisante Verde Project
Camino Natural Senda del Duero, rio Duero - El Guisante Verde Project
Monasterio de la Vid, senda del Duero - El Guisante Verde Project

Nuestra estancia en el Monasterio de la Vid ha sido muy completa; es un lugar en el que reponer fuerzas y en el que, si uno quiere, resulta fácil escapar durante unos días del exceso de ruido (en todos los sentidos) que nos acompaña en nuestra vida cotidiana. En las habitaciones no hemos echado nada de menos y la oferta gastronómica nos ha parecido más que suficiente. Desde la Vid tenemos asegurada la visita sin prisas a El Burgo de Osma o San Esteban de Gormaz, entre otros lugares de interés, como Aranda, Peñaranda, Lerma o Peñafiel. El cañón del Río Lobos, las hoces del Riaza o la senda del Duero son parte del entorno natural del monasterio. Una escapada completa que nos ha dejado, seguro que también a vosotros lo hará, un gran recuerdo.

Monasterio de la Vid, patio - El Guisante Verde  Project