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Parque Natural de Izki, rutas por la Montaña Alavesa Las nieblas que cubren el fondo de los valles se disipan poco a poco, aun hace frío, algo menos de 8 grados, y la naturaleza parece aun do...

noviembre 20, 2022

Parque Natural de Izki, rutas por la Montaña Alavesa

Parque Natural de Izki Senda a la Dehesa, por El Guisante Verde Project

Las nieblas que cubren el fondo de los valles se disipan poco a poco, aun hace frío, algo menos de 8 grados, y la naturaleza parece aun dormida. Es el momento de calzarse las botas y descubrir el Parque Natural de Izki a través de dos sencillas rutas que nos muestran el otoño más colorido de la Montaña Alavesa. Los primeros rayos del sol destacan aun mas los colores rojos, naranjas, amarillos y púrpuras de un bosque que ocupa la mayor parte del parque. Es en esta época, otoño, cuando hayas, castaños, arces, abedules, álamos y robles transforman el paisaje convirtiéndolo en un mosaico de color.

Parque Natural de Izki, colores de otoño en La Muela, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, vista desde Collado del Avellanedo, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, inicio Senda de Antoñana, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, colores de otoño por El Guisante Verde Project

El río Izki y su cañón es la seña de identidad de este parque natural, el cuarto más grande de Euskadi, y uno de los más desconocidos, situado al sudeste de Álava y que acoge una gran diversidad natural. Un tipo de roble Quercus pyrenaica es la especie más abundante, formando el mayor bosque de Europa de esta especie y uno de los mejor conservados del mundo. Descubrir los tesoros de Izki es sencillo, gracias a la red de 15 senderos que lo recorren por completo. La fauna, la flora, los paisajes, incluso las tradiciones y cultura de sus habitantes son accesibles desde alguna de estas rutas.

Parque Natural de Izki, inicio sendero El Agin, en Corres, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, mirador junto a Peña El Castillo, por El Guisante Verde Project
Antoñana desde Collado del Avellanedo, Izki, por El Guisante Verde Project
Puerto de Azaceta, Álava por El Guisante Verde Project

Nuestra llegada al Parque Natural de Izki, desde Bilbao, la realizamos a través del Puerto de Azazeta. La carretera nos trasladó casi de inmediato hasta aquellas que recorrimos, también en otoño, en el estado norteamericano de Vermont y en las Montañas Adirondack (Estado de Nueva York). El tramo de la A-132 entre Eguileta y Azaceta, de apenas 6 km de longitud, comienza con una subida al más puro estilo estadounidense. Dos carrilles de subida, excelentemente asfaltados, que nos van introduciendo en un bosque, cada vez más denso y frondoso. La carretera se convierte ya en una vía de montaña, más estrecha y sinuosa en medio de un espectáculo de luz y color que nos obliga a ir despacio, incluso a pararnos. Merece la pena prolongar este camino que puede hacerse en solo seis minutos.

Parque Natural de Izki, senda 14 hacia Collado del Avellanedo, por El Guisante Verde Project

Continuamos viaje hasta llegar a Korres, una pequeña villa que en su día fue objeto de disputa entre los reyes de Castilla y de Navarra, Alfonso VIII y Sancho el Sabio. Allí se encuentra el Centro de Interpretación del Parque Natural de Izki. Es el lugar donde podéis conseguir muy buena información y consejos sobre, en función de lo que estéis buscando, qué ruta elegir. También os pueden proporcionar mapas de las rutas que atraviesan el parque, con detalles que van más allá de lo que incluye el propio sitio web del parque.

Parque Natural de Izki, descenso por la senda 14 El Agin, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki,  sendero El Agin, por El Guisante Verde Project

De los 15 senderos elegimos dos, que además componen un recorrido circular botánico, son la 14 – Senda El Agin y la 15 – Senda de Antoñana. El trayecto, que parte de un lateral del Centro de Interpretación, tiene una longitud de 6,1 km, con un desnivel de subida de casi 400 metros y está señalizado mediante postes de madera con un punto amarillo, aunque en algunos tramos podemos encontrar el punto sobre el tronco de los árboles. El camino nos va proporcionando unas buenas vistas casi desde el comienzo, que se vuelven magníficas al llegar a lo alto del Collado del Avellanedo. Aquí podéis incrementar en 1 km la ruta subiendo hasta la cima del Soila, pasando por el ojo de Soila, una abertura natural en la aparentemente infranqueable muralla de piedra. Si os sentáis sobre el borde del collado durante un rato casi podréis tocar con la mano a los buitres que lo sobrevuelan, indiferentes a vuestra presencia.

Buitre en Collado del Avellanedo, Parque Natural de Izki por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, senda 14 sentido Corres, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, campa ascenso Collado del Avellanedo, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, Collado del Avellanedo por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, desde el Collado del Avellanedo por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, colores de otoño desde el Collado del Avellanedo por El Guisante Verde Project

La principal dificultad de esta ruta se encuentra en el descenso desde el Collado del Avellanedo hacia ‘La Dehesa’, ya que, presenta un fuerte desnivel y en algunos tramos aéreos y de rocas gastadas se han instalado cuerdas para hacer más sencillo el descenso, o la ascensión si se decide hacer la ruta al revés. En días de lluvia o con el suelo mojado se agradece seguro esta ayuda, y se echará de menos en algún tramo rocoso un poco más adelante.

Parque Natural de Izki, descenso hacia La Dehesa, por El Guisante Verde Project

En esta parte de la ruta, el camino serpentea entre hayedos, tilos, boj o madroños entre otros. En muy entretenido, ya que, además de los tramos encordados, encontremos "peldaños" de madera y tierra, rocas resbaladizas, terreras... El sendero se estrecha bastante en algunos puntos, y las rodillas sufren un poco con la pendiente. Pasaremos junto a dos “árboles singulares”, el Tejo de Antoñana y el Tilo de Antoñana. Hay que buscar la escala humana para admirar su tamaño.

Tejo de Antoñana, Parque Natural de Izki, por El Guisante Verde Project
Tilo de Antoñana, Parque Natural de Izki, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, hayas y castaños senda Antoñana, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, hayedo senda El Agin, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, intersección Rutas 14 y 15, por El Guisante Verde Project

Entre encinas primero y después hayas y castaños, llegamos hasta la intersección con la ruta 15 – Senda Antoñana. Deberíamos llevar unos 75 minutos de caminata, pero la realidad es otra. Depende de las fotografías que toméis, y de si, como nosotros decidís comer en lo alto del collado. También hay que tener en cuenta la estación en la que nos encontremos. Durante el otoño, especialmente después del cambio de hora, los días se acortan y entretenerse demasiado supone pagarlo al final, por la falta de luz, como habitualmente nos sucede a nosotros. Por supuesto, esta vez no sería una excepción...

Parque Natural de Izki, bosque en Senda Antoñana, por El Guisante Verde Project

En el cruce, podemos seguir la ruta tal y como está diseñada, y girar en dirección de Korres, o bien, continuar por el castañar hasta llegar al pueblo de Antoñana, con lo que nuestra ruta se va incrementar un par de kilómetros, para un total de nueve, si subís al Soila.

En Antoñana además de tomar un café o comer, podéis visitar el pueblo, que acoge el Centro de Interpretación del Camino Natural Vía Verde del  Ferrocarril Vasco Navarro. Guardando fuerzas para la vuelta, es posible darse un paseo por la vía verde mas larga de Euskadi, con 90 kilómetros. Las vistas de la Peña del Castillo y especialmente del Collado del Avellanedo son magníficas y la pendiente se siente aun más vertiginosa que desde la propia senda por la que acabamos de descender.

Peña del Castillo de VV Ferrocarril Vasco Navarro, por El Guisante Verde Project
Antoñana desde Via Verde Ferrocarril Vasco Navarro, por El Guisante Verde Project
Túnel de Fuenfría en Via Verde Ferrocarril Vasco Navarro, por El Guisante Verde Project

De vuelta a nuestra senda, llegamos de nuevo al cruce con la ruta 14 para iniciar el regreso a Korres. El camino es agradable y sencillo, con poca pendiente, nada que ver con el descenso desde el collado. Pronto llegaremos a un mirador que se abre al barranco del río Izki y a la cumbre denominada ‘La Muela’, característica del perfil de Izki. A la derecha del mirador se alza la Peña ‘El Castillo’, donde se encuentran las ruinas de una antigua fortaleza que protegia una de las entradas al Reino de Navarra en los siglos XI - XII.

Mirador de Izki y La Muela, por El Guisante Verde Project
Parque Natural de Izki, vista desde su mirador, por El Guisante Verde Project

A estas alturas del día, la luz cae en un suspiro y nos obliga a caminar rápido si queremos completar la ruta con algo de claridad. La entrada al mirador no está señalizada y la vegetación oculta el pequeño sendero que desciende hasta el desde el camino principal. Una vez traspasada esa especie de puerta de piedra bajo la Peña del Castillo, a nuestra izquierda (recordad que vamos por la Senda Antoñana en dirección Korres), se adivina un sendero. El mirador no se ve desde la senda por la que circulamos y es muy fácil dejarlo atrás. Lo decimos por experiencia propia.

Parque Natural de Izki, Senda Antoñana junto al mirador, por El Guisante Verde Project

No esperamos mucho, un par de días más tarde decidimos volver, nuevamente justos de tiempo, pero ya teníamos claro donde encontrar el desvío. En vez del sol radiante del fin de semana, nos encontramos con muchas nubes que, sin embargo, nos ofrecieron una vista fantástica y unos colores aun más intensos en el paisaje. El Mirador de Izki es, sin duda, un punto en el que detenerse. La vista de La Muela, el cañón del río Izki, las rocas de la Peña del Castillo y los bosques que lo cubren todo es, simplemente, magnífica. No os lo perdáis.

Parque Natural de Izki, Iglesia de San Esteban, en Corres, por El Guisante Verde Project

El bosque se hace más tupido y caminamos entre hayas, casi a oscuras a última hora de la tarde. Una vez fuera del bosque, la pista nos lleva sin dificultad hacia Korres, pasando junto a la Iglesia de San Esteban, del siglo XVI, hasta llegar de nuevo al Centro de Interpretación donde comenzamos nuestra ruta hace unas horas.

Caminar por el parque natural de Izki en otoño nos ha mostrado toda una explosión de color, las terreras de piedras blancas, que nos encontramos a ratos, parecen un lienzo en el que las hojas iluminan el camino a su antojo, como si los árboles se hubieran puesto de acuerdo para mostrar todas las gamas de amarillos y ocres, tímidos rojos, compiten por nuestra atención, el tamaño y la forma de las hojas juegan a engañarnos y nos dejamos llevar.

Parque Natural de Izki, atardecer por El Guisante Verde Project

Disfrutamos de forma especial con estos recorridos que serpentean entre bosques y ascensiones para premiarnos con grandes panorámicas. La señalización y los tiempos marcados en los postes de madera nos ayudan a decidir cuando y por donde iniciar la vuelta. Ruta circular, lo tenemos claro, apuramos hasta el atardecer, somos “cierra montes”. Caminamos sobre hojarasca rojiza que dibuja nuevas sendas para nosotros, la próxima visita la luz será distinta, todos esperamos la lluvia, que avive los verdes, que reanime los helechos. ¿Cuándo volvemos?

Parque Natural de Izki, luz de otoño, por El Guisante Verde Project

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