Huang Ti, el Emperador Amarillo, vivió en los tiempos legendarios de China, antes de la historia escrita. Trabajó duramente para conseguir la paz y la prosperidad de su pueblo. Una tarea agotadora que le absorbió por completo, y para la que se sentía cada vez más cansado y viejo. Durante un tiempo, la búsqueda de la renovación física, el secreto de la longevidad, le hizo abandonar sus deberes de gobernante, sin resultado.
Hasta que un día comprendió que el secreto está en el equilibrio entre las cosas. Libre de ataduras, volvió a gobernar al tiempo que profundizaba en su conocimiento del tao. Finalmente, logró fabricar la píldora de la inmortalidad, y se dispuso a realizar su último viaje.
Recorrió nuevamente su reino, y lo encontró pacificado, prospero y al pueblo contento. Un día luminoso, tomó la píldora mágica, y ascendió a los cielos a lomos de un dragón.