El Convento de Cristo, en Tomar, Portugal, constituye el último refugio de los templarios en la Península.
Ningún acta o documento contemporáneo relata el nacimiento hacia 1120 en Jerusalén, del primitivo núcleo de los “pobres caballeros de Cristo”, los Templarios, la primera y más famosa de las órdenes militares.
Jacques de Molay, último gran maestre de los templarios, era el padrino del hijo del rey francés, Felipe IV “el Hermoso”; un rey que en 1306 se refugió durante tres días en el templo de París para escapar de una revuelta. Tal vez esa visita avivó su codicia por los bienes de los caballeros. En cualquier caso fue la voluntad real la que precipitó los sucesos posteriores, secundado por el Papa.
Clemente V, ex arzobispo de Burdeos, se coronó como papa en 1305 y trasladó la sede pontificia a Avignon, donde permaneció durante setenta años.
En la noche del 12 de octubre de 1307 tropas de Felipe asaltaron el templo parisino y arrestaron a los presentes, incluido el gran maestre, Jacques de Molay.
Tras un larguísimo proceso, lleno de irregularidades, torturas, falsos testimonios y confesiones increíbles, en 1312 la bula papal Vox in excelso declara disuelta la orden. El propio papa reconoció que se carecía de pruebas fehacientes contra los templarios, pero que él mismo estaba convencido de su culpabilidad.
El 14 de marzo de 1314, los cuatro grandes oficiales templarios fueron llevados hasta el patíbulo, para escuchar su sentencia, la cadena perpetua. Entonces Jacques de Molay habló. Abjuró de sus confesiones, obtenidas bajo tortura, proclamó la inocencia de la orden y condenó la codicia del rey.
El comendador de Normandía, Geoffroy de Charnay, respaldó a su maestre. A la mañana siguiente ambos fueron quemados vivos en una lenta pira de carbón mientras proclamaban su inocencia y la de los templarios.
En ese momento Jacques de Molay instó a Felipe y a Clemente a preparase para el Juicio Final, y a rendir cuentas ante Dios. Realidad o ficción, lo cierto es que pocos días después Clemente murió, y el rey lo hizo ese mismo otoño. Además, sus tres hijos y sucesores murieron jóvenes, dando origen a la leyenda de la maldición templaria.
Desde mediados de 1200 habían surgido varias ordenes militares de carácter nacional, fuertemente ligadas a las monarquías. En Portugal, el rey Dinis fundó la orden de los Combatientes de Cristo, avalada por el papa Juan XXII en 1319, y levantada sobre los restos, materiales y espirituales, del Temple en el reino luso. Aunque se estableció su sede en Castro Marim, ya en 1357 se había trasladado a Tomar. Su período de gloria corresponde con el principio del siglo XV, con el infante Enrique el Navegante como gran maestre de la orden (1418-1460).
La gran fortuna acumulada les permitió financiar los grandes descubrimientos y fueron numerosas las carabelas que recorrieron los océanos enarbolando la gran cruz roja, su emblema. Los caballeros de Cristo subsistieron como orden militar hasta su secularización en 1780, y hoy día sigue siendo la mayor distinción honorífica de Portugal.
El castillo templario, de 1160, construido para garantizar el avance cristiano hacia el sur, es el origen del Convento de Cristo. Su estructura más llamativa es la charola, la rotonda fortificada que se concluyó durante la primera mitad del siglo XIII y que sigue el modelo del Santo Sepulcro de Jerusalén. Es una construcción octogonal con dos pisos sostenidos por ocho pilares, y una girola con bóveda anular que separa este octógono del polígono exterior de dieciséis lados. Se encuentra decorada con pinturas y estatuas de madera policromada.
En el inmenso recinto recorremos claustros, dormitorios, las cocinas, el refectorio, la sala capitular, los dormitorios, la iglesia, ruinas como las de la antigua e inacabada sala del capítulo, escaleras de caracol, pasillos… e una especie de laberinto en piedra por el que repasamos la historia de la arquitectura: románico, gótico, manuelino y renacentista son los estilos que encontraremos representados.
El manuelino tiene aquí el que tal vez sea su mejor exponente, la Janela, ventana, del arquitecto Diego de Arruda esculpida entre 1510 y 1513. A partir de las raíces de un alcornoque, sostenidos por el busto de un capitán, la ventana se enmarca en dos mástiles con múltiples entorchados. La decoración marina permite ver corales, algas, cabos, maromas, corcho, cadenas… Rematan el conjunto los emblemas del rey Manuel II, y se hace alusión al Toisón de Oro y a la orden de la Jarretera.
Leer la piedra, identificar señales, recorrer este espacio fortificado en busca de significados, uno se siente dentro de estas edificaciones como en una novela.
Revisando en nuestras notas de la primera vez que visitamos el Convento de los Caballeros de Cristo nos damos cuenta de que este blog ya estaba en marcha mucho antes, cuando bitácora tenía aún un significado analógico.
Leer sobre el destino, investigar, conectarlo con otras visitas y otros conocimientos, esquivar el bullicio de los turistas mientras la maldición de los Templarios cobra vida en nuestra imaginación.
Hemos recomendado en muchas ocasiones esta visita, ahora lo hacemos también desde aquí, el castillo de Tomar ha sido generoso y siempre nos ha regalado un azul perfecto de fondo para nuestras fotos. Que lo disfrutéis.
¡Que pasada de castillo! precioso de verdad, y vosotros unos FENOMENOS es lo que podemos decir.Un abrazo enorme.
ResponderEliminarEso, eso, los tiramillas, con lo que nos gusta que os guste, jejeje ;-)
EliminarEs un lugar increible...Lo visité hace unos años y tengo mucha ganas de volver. Es un sitio magnífico en el que no necesitas mucho más que imaginar sobre los templarios porque casi todo está ahí, forjado en sus paredes.
ResponderEliminarPor cierto, si hablamos de referencia del manuelino no hay paragón con la Iglesia de la Magdalena, en Olivenza. #olivenzatrip
Un abrazo.
JR Álvaro Gonzalez, siendo así no va a quedar más remedio que acudir a Olivenza a comprobarlo, ¿verdad?, #olivenzatrip
EliminarApasionante historia la de los templarios ... caminar por esos pasillos debe ser un increíble viaje en el tiempo ...
ResponderEliminarLos detalles de la catedral son increíbles.
Un saludo.
Alfonso www.thewotme.com
Lo cierto Alfonso (thewotme) es que lo son, aunque teníamos un magnifico recuerdo, creo que esta visita ha sido aún mejor. Un saludo ;-)
Eliminar¡Me ha encantado! Soy fan de los castillos, y si encima tienen leyenda... mucho mejor! Me lo apunto :) Un saludo!
ResponderEliminarYa nos contarás Aran BL, si te gustan los castillos, Olite y Carcassone tienen que estar en tu lista. Un saludo ;-)
EliminarQué guay :) Como historiadores que somos, odiamos todo lo relacionado con los templarios que no tiene un mínimo de rigor. Sin embargo, en este post lo has bordado. ¡Nos ha encantado! Un lugar al que hay que ir ^^
ResponderEliminarEdu y Eri, ay, ay, ay.. Roberto también lo es. Ambos somos exigentes, hacemos lo posible por contrastar, así que encantados.Para preparar este post hemos encontrado dos nuevos textos sobre las ordenes militares más que interesantes. Si al leernos encontrais errores, nos lo teneis que hacer saber. Y desde luego que teneis que ir. Un abrazo ;-)
Eliminar¡Qué historia más chula y qué lugar más bonito! Un abrazo, pareja :D
ResponderEliminarGracias Marta, es de esos que se merecen más de una visita. Un abrazo ;-)
Eliminaruna maravilla
ResponderEliminarRicky Kimmich gracias por la visita ;-)
EliminarImpresionante edificio e impresionante historia la que lleva pegada, gracias un saludo.
ResponderEliminarBienvenida Alfmega Marin,es sin duda uno de esos lugares para recomendar. Un saludo ;-)
EliminarMe pareció una pasada cuando lo conocí, uno de los monumentos, con los Jerónimos, más impresionantes de Portugal.
ResponderEliminarSaludos viajeros
El LoBo BoBo
Paco Piniella es verdad, llevamos años insistiendo en las bellezas de Portugal. Desde luego los Jerónimos están en nuestra lista. Saludos ;-)
EliminarUna pasada de castillo y genial la explicación histórica, que además tiene referencias con mi cumpleaños, aunque unos cuantos siglos antes. Se que estuve por allí de pequeño, pero porque me lo han dicho mis padres, viendo las imágenes es como ver un lugar nuevo para mi.
ResponderEliminarUn saludote y espero que os vaya genial el verano.
Tendremos que indagar esa pista José Carlos DS, jejeje. Vas a tener que volver. Ya ves que el verano acentua nuestra ya conocida lentitud de respuesta. ;-)
EliminarY tanto que lo disfrutamos. La historia de los templarios es fascinante, tanto más por lo que se ignora y ha de suponerse como por lo que se conoce. Precioso.
ResponderEliminarAsi es, Tawaki, la historia que se conoce a veces ofrece versiones dispares, la que no se conoce..., admite casi todo, en cualquier caso, como dices la historia del Temple es fascinante. Y este lugar, en concreto, asombroso.
Eliminar¡Saludos!