Escribimos estas líneas recién llegados del Pirineo Bearnés, de las estaciones de esquí de La Pierre Saint Martin y Gourette, tras un fin de semana de desconexión absoluta. ¡Qué mono de nieve teníamos! Nos hemos desquitado practicando raquetas de nieve, fat bike, esquí de fondo; hemos subido a pistas los primeros con la máquina pisa nieves en la preciosa La Pierre Saint Martin, en Arette, y nos hemos internado con raquetas en un bosque encantado de la mítica Gourette, donde en 1903, por primera vez en los Pirineos, Henri Sallenave introdujo el esquí, disfrutando en ambas de sus espacios nórdicos, porque hay vida más allá del esquí.
Ha sido una forma de recuperar sensaciones de nuestras primeras veces sobre la nieve, al iniciarnos en las dificultades de esas bicis de ruedas gordas, las fat bike o del esquí nórdico, aunque todo es más fácil con estas magníficas vistas, y si vamos en modo aprendiz.
Todas las estaciones de esquí del pirineo bearnés: La Pierre Saint Martin, Gourette, Artouste, Le Somport, Issarbe e Irati, ofrecen múltiples opciones complementarias al esquí, para disfrutar y practicar actividades en la nieve y la montaña. Podemos conocer el trabajo de quienes preparan las pistas, dar paseos con raquetas, conducir trineos de perros, tomar un baño a 38º o una sauna con vistas a las pistas, en un espacio nórdico sin necesidad de desplazarnos a los países escandinavos. La oferta incluye también espeleología o senderismo con guía de montaña. Tu esquías, y yo, ¿qué hago? ¿Qué hacemos si no hay nieve? ¿Y el día que no hay nieve suficiente? Opciones no faltan.
El Pirineo Bearnés en el suroeste de Francia está al otro lado del Pirineo aragonés, tiene a Bilbao, Bayona y Biarritz al oeste, Burdeos al norte, Toulouse y Lourdes al este y Zaragoza al sur. Después de casi 7 años visitando tierras nórdicas es justo decir que nos hemos visto transportados estos días a esos salvajes paisajes.
La Pierre Saint Martin, una estación con vistas
Llegamos de noche desde Bilbao, en unas 3 horas y media, a los alojamientos a pie de pistas, L´hotel du Pic d´Anie, en Arette, el pueblo que acoge la estación de esquí de La Pierre Saint Martin. Hace mucho tiempo desde nuestra última visita. Esta vez, en contra de las predicciones iniciales, la météo siempre es incierta en la montaña, el cielo estaba despejado. Nuestra ventana se asoma al Arlas (2.044 m) y al Anie-Auñamendi (2.507 m), no se puede pedir más, un cielo estrellado y una gran nevada. Una de las ventajas de La Pierre Saint Martin es que se puede acceder a las zonas altas, aun siendo esquiador principiante, para disfrutar de las vistas panorámicas, como las que ofrece el Boulevard de los Pirineos. La Pierre es la estación más panorámica del Pirineo francés.
La historia de La Pierre St. Martin se remonta a la Edad Media, cuando el lugar era motivo de disputa entre los reinos de Francia y Navarra. Se trataba de un lugar estratégico, como reserva de pasto para los rebaños de ovejas, y lugar de paso para los viajeros y comerciantes que se dirigían hacia España, además de los peregrinos que tenían como destino Santiago de Compostela.
Cuenta la leyenda que un caballero templario, llamado Martin, se detuvo en este lugar para descansar durante su viaje hacia Compostela. Martin, cansado y hambriento, le pidió a Dios que le ayudara a encontrar algo para comer. Fue en ese momento cuando una roca cercana se abrió y de ella brotó un manantial de agua cristalina y un trozo de pan. El caballero decidió quedarse y levantar una ermita como agradecimiento a la intervención divina.
Pastores y cazadores han utilizado el lugar como refugio y ya en el siglo XIX La Pierre Saint Martin empezó a recibir visitantes que pasaban aquí los veranos. La construcción de carreteras y la llegada del ferrocarril incrementaron el número de turistas, aunque las dos guerras mundiales convirtieron el lugar en campo de batalla de los ejércitos francés y alemán. En 1961 nació la estación de esquí, con la primera telecabina, y desde entonces ha evolucionado hasta convertirse en una estación familiar y acogedora.