Francia, nuestro inmediato vecino del norte, puerta de acceso, lugar de paso, camino natural para nuestras exploraciones en el continente europeo es, también, objetivo de múltiples viajes y escapadas para los que vivimos al sur de los Pirineos. De hecho, esta fue la primera frontera que cruzamos juntos. ¿Podemos llegar a conocer la esencia del país galo a través de estos seis destinos? Esta es la pregunta que nos hacemos tras charlar animadamente con los representantes turísticos de Biarritz, Perpignan, Poitiers, Nantes, el Valle del Loira y recordar uno de nuestros viajes más recientes, Toulouse.
Biarritz se encuentra en un enclave privilegiado, junto al mar y a un paso de las montañas. Este pequeño pueblo de pescadores sufrió un auténtico terremoto cuando la Emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, decidió refugiarse en ella para disfrutar de su clima, los beneficios de las aguas marinas y sus playas. Tal y como ocurrió en otras ciudades donde la realeza y la nobleza pasaban largas temporadas, como la pequeña Vichy, la transformación social y urbanística, con la aparición de ricos palacios y residencias, bulevares, servicios públicos, se hicieron evidentes. Uno de los símbolos más llamativos de la ciudad francesa es, desde 1854, el Hôtel du Palais, la residencia imperial, que ha sido completamente renovado y lucirá en todo su esplendor el próximo verano.

Biarritz, además de espléndidas playas, hay que recordar que es Ciudad de Surf, tiene un amplio programa cultural, en el que destaca la danza, y muchas sorpresas como la que nos causó descubrir entre sus calles un tesoro del arte oriental. En el blog: Museo Asiatica de Arte Oriental, la joya oculta de Biarritz.
Siguiendo la línea de la cordillera pirenaica desde Biarritz llegaremos a Perpignan. Una auténtica ciudad mediterránea, de coloridos mercados, plazas repletas de pequeños cafés y restaurantes donde disfrutar de su riquísima tradición gastronómica. Perpignan se encuentra acotada por el Mar Mediterráneo, 20.000 hectáreas de viñedo que podemos recorrer gracias a las tres rutas del vino habilitadas, y los parajes naturales del Rosellón. Resulta curioso la imagen que uno se hace de un punto en el mapa y como esa geografía cambia una vez que es geografía vivida, percibida.
La cálida luz del atardecer del midi ilumina Toulouse, la ciudad rosa, y nos acompaña durante nuestro primer paseo por sus calles empedradas hasta la orilla de Garona donde contemplamos la silueta de la cúpula del Hospital de la Grave. Los 2000 años de historia de esta ciudad francesa por donde pasaron Augusto, César y Domiciano obligan a detenerse en ella olvidando las prisas.