En la ciudad francesa de Nantes visitamos el Pasaje Pommeraye – Passage Pommeraye, uno de los más bellos de Europa, un auténtico escaparate del siglo XIX. Fue inaugurado en 1843, reinando el que sería último rey Francia, Luis Felipe I. El promotor del pasaje, un joven notario llamado Louis Pommeraye, obtuvo fama y reconocimiento gracias a su construcción, aunque financieramente el proyecto resultó ser un fiasco que le arrastró a la ruina durante la crisis económica de 1848.
Durante nuestra visita la mayor parte de los establecimientos se encontraban cerrados, lo que nos permitió apreciar mejor este lugar que ha sobrevivido a los vaivenes de la Historia, incluidos los bombardeos que sufrió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial y que, gracias a la restauración de 2015, luce como el primer día.
A finales del siglo XVIII los pasajes parisinos hacen su aparición, llegando a su apogeo durante la Restauración. En Nantes, una ciudad industrial, el primer pasaje se construye en 1827, es el Pasaje de Orleans. En estos años, después de una etapa caracterizada por buscar el embellecimiento de las ciudades, surge la necesidad de mejorar el trazado de las calles para facilitar el tránsito de los peatones, y los pasajes cumplen con esa necesidad.
Las obras de construcción del Pasaje Pommeraye duraron tres años, un tiempo lleno de dificultades con los vecinos expropiados, los que se oponían por otros motivos y especialmente, por la complejidad que suponía salvar la fuerte pendiente del terreno, que se traducía en una diferencia de casi 10 metros de altura entre la entrada y la salida del pasaje, la rue de la Fosse y la rue Santeuil. De esta forma se revitalizaba el barrio y se unían el distrito de negocios centrado alrededor Palacio de la Bolsa y la Plaza del Comercio, con el el distrito cultural que tenía como centro la Plaza Graslin.
El Pasaje Pommeraye se organiza en tres niveles alrededor de una escalera monumental. El nivel inferior es la Galerie de la Fosee; el nivel intermedio, la Galerie Régnier, que conecta con el reciente Pasaje Coeur-de-Nantes. El nivel superior lo ocupa la Galerie Santeuil. Los primeros visitantes se mostraban asombrados ante el nuevo concepto de exhibición de los productos en escaparates dentro de un espacio lujoso, en pleno centro de Nantes.
Para facilitar la iluminación se optó por un elemento típico del siglo XIX, las cubiertas de cristal y como novedad para la época, se instaló iluminación mediante lámparas de gas, lo que también requirió de soluciones técnicas innovadoras. Las entradas al pasaje responden al mismo modelo, un arco triunfal clásico que, no obstante, resulta relativamente discreto y se integran bien con la arquitectura de las calles que las rodean, hasta el punto que pueden pasar desapercibidas.
El elemento más llamativo es la escalera central que se compone de dos partes; los escalores y los pisos de los descansillos son de madera, cuya fragilidad permitió la introducción del metal como material de construcción para reforzar la estructura. Los elementos de hierro forjado se decoraron con motivos vegetales y cabezas de loros, además de elementos que evocan las labores de encaje.
La exuberante decoración del Pasaje Pommeraye es una mezcla de neoclasicismo y eclectismo, que simboliza, mediante estatuas y otros elementos, la riqueza de Nantes en el siglo XIX gracias a la industria y el comercio marítimo. Las estatuas de la gran escalera son las alegorías del Comercio, Industria, Agricultura, Bellas Artes, Espectáculo, Ciencia y Comercio Marítimo. Recorriendo el edificio observamos hojas de acanto, enredaderas, aves del paraíso y múltiples motivos decorativos más que invaden los espacios donde, además, iremos descubriendo a algunas celebridades de la región de Nantes, y otras relacionadas con la transformación de la ciudad.
En un día soleado, como el que nosotros disfrutamos, el juego de luces y sombras en el interior del pasaje crea un ambiente casi mágico; caminando por sus pasillos es fácil sentir la misma admiración que los primeros visitantes experimentaron al caminar por sus pasillos. El Passage Pommeraye continua siendo lo que fue en sus orígenes, un centro comercial, aunque también es un viaje a la Nantes del siglo XIX que nos invita a recorrer sus rincones.
I guess, there is a need to improve the layout of the streets to facilitate the traffic of pedestrians, and the passages meet that need.
ResponderEliminarEfectivamente, esa es una de las razones por las que surgieron los pasajes, Favorite Season. En cualquier caso, el Passage Pommeraye va más alla de la utilidad y se convierte en un auténtico escaparate.
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