¡Feliz Navidad!, un paseo por Niagara-on-the-lake

¡Paparruchas! Nuestro viejo amigo, el sr. Scrooge, vuelve como cada año para felicitarnos las fiestas, a su manera. Nosotros, para despedir este año en el que la IA ha dejado su huella (no siempre para bien), queremos utilizarla para desearos que paséis una ¡Feliz Navidad! - Eguberri on!

Como el fantasma de las navidades puede trasladarse y volar donde le da la gana, en estas fechas, queremos proponer una breve visita a un lugar donde disfrutar de la Navidad a un ritmo más lento, alejado de grandes multitudes y del frenesí que parece dominar nuestro día a día; por otra parte, tal vez, ese ir y venir de gente por las calles en busca de regalos, de reuniones multitudinarias con amigos y familia, de miles de luces alumbrando nuestras calles, forma parte muy importante de ese espíritu navideño del que tanto se habla y se escribe estos días. Tal vez solo sea que queremos huir del bullicio y recuperar la sensación de hallazgo, la sorpresa, la ilusión, las ganas de comprar un adorno navideño, la necesidad de celebrar, y de hacerlo en plena naturaleza.

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Fácil no es, debemos reconocerlo. En la mayoría de los casos deberéis subir a un avión y cruzar el Atlántico para llegar hasta la pequeña ciudad de Niagara-on-the-lake, en la provincia de Ontario, Canadá. Como podréis deducir por su nombre, Niagara-on-the-lake (si, con guiones) se encuentra muy próxima a las Cataratas del Niágara y fue una importante ciudad militar canadiense. Cuando aun se la conocía como Newark fue elegida como primera capital del Alto Canadá, hoy provincia de Ontario, hasta que sus funciones las asumió la actual Toronto.

La Guerra de 1812 enfrentó a Estados Unidos contra Gran Bretaña, siendo Canadá, colonia británica, la más damnificada. La, por aquella época ciudad de Niágara, fue arrasada y reconstruida por sus ciudadanos al final de la guerra. El nombre de Niagara-on-the-lake se adoptó en 1880 como cuestión práctica a efectos postales. Tendrían que transcurrir 90 años para que el nombre se convirtiera en oficial. Sus habitantes, tal vez por considerar a la ciudad uno más de ellos o por comodidad, se refieren a ella como NOTL.

Buena parte de sus calles y lugares históricos siguen recordándonos su pasado colonial, Queen Street, el Hotel Príncipe de Gales, donde tomar el te de la tarde es toda una experiencia, King Street o la existencia al frente de la ciudad de un Lord Mayor, caso único en Canadá. El Heritage District, que estuvo nominado para formar parte de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad, reúne un buen número de edificios de ladrillo, con jardines y macetas de flores, tiendas boutique, y calles recorridas por carruajes de caballos que le confieren una atmósfera victoriana que atrapa al visitante.

En ese centro histórico se encuentran algunos de los establecimientos con más historia de Canadá, como la Antigua Farmacia, ubicada en un edificio de la década de 1820, aunque fue completamente restaurado en 1860 por su propietario, un boticario que la convirtio en su farmacia. La actividad farmaceútica se mantuvo hasta 1964 cuando fue adquirida en 1969 por la Fundacion Patrimonio de Ontario.

Durante los meses que van desde abril a noviembre se desarrolla el famoso Festival Shaw, con representaciones teatrales de obras del dramaturgo irlandés George Bernard Shaw y otros autores del siglo XIX, junto con obras contemporáneas del teatro estadounidense y canadiense, desde comedias a musicales.

La naturaleza que rodea NOTL es desbordante. Las Cataratas del Niágara, apenas a media hora de NOTL son uno de los paisajes más icónicos de Norteamérica, un espectáculo natural que sobrecoge, tambien durante el invierno. Numerosas rutas de senderismo recorren los bosques que rodean Niagara-on-the-lake, magníficos en otoño, y son uno de los elementos que hacen que esta pequeña población canadiense reciba visitantes durante todo el año.

Otro de los atractivos de NOTL son sus bodegas, integradas en Ontario Wine Country, y que ofrecen una interminable serie de actividades durante buena parte del verano y el otoño; para los que no tengan miedo al frío se organiza el festival del Vino de Hielo, en enero.

Tanto sea el fantasma de las navidades pasadas, el de las presentes o el del futuro el que te visite en estas fechas, vuela con ellos y celebra. Recuerda que muchos otros ni siquiera quieren o pueden hacerlo. ¡Feliz Navidad!