Viajamos hacia una zona de Occitania, Francia, que aun no conocemos. Desde el cielo, los brillantes reflejos del sol sobre las tranquilas aguas del Mediterráneo nos hacen entrecerrar los ojos a medida que viramos y descendemos preparando el aterrizaje. El avión se posa con suavidad en la pista de aeropuerto de Montpellier, tras un tranquilo vuelo desde París. Nada más descender, la brisa nos trae el olor a sal y el calor húmedo del mar. No tenemos, sin embargo, mucho tiempo para disfrutar de esas primeras sensaciones. Partimos hacia Anduze, la Puerta de las montañas Cévennes, un espacio natural protegido como Parque Nacional de Cévennes y Reserva de la Biosfera de la UNESCO.
Este es el inicio de nuestro viaje, que nos llevará por Gard y Lozère, los dos departamentos más orientales de la región francesa de Occitania, hasta la ciudad de Vichy, en la región de Auvernia Ródano Alpes. Un recorrido que en buena parte transcurre por el Parque Nacional de Cévennes y que nos ha permitido conocer lugares, hasta este momento inexplorados por nosotros, de nuestro vecino francés. Nombres y topónimos sugerentes que encienden nuestra imaginación. ¿Qué nos espera en esta parte de Occitania, en Cévennes?
Las carreteras son un punto a tener en cuenta en esta primera parte del viaje: son vías secundarias, estrechas, con bastantes curvas y realmente bonitas, que permiten, salvo al conductor, disfrutar de un paisaje de gran belleza.
Anduze, nuestra primera parada y objeto de esta entrada, es una pequeña ciudad llena de encanto, gracias a su patrimonio repartido por sus pintorescas callejuelas, estrechas y sinuosas, que conservan su aspecto medieval, y al paisaje que la rodea. Debido a su ubicación estratégica, la zona ha sido habitada desde hace milenios, como atestiguan los dólmenes y otros restos descubiertos en los alrededores. También encontramos huellas de un oppidum galo y un castrum romano en la roca de Sain-Julien, junto a la actual villa.