En su etapa de mayor esplendor, hacia 1657, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez pinta Las Hilanderas, lienzo también conocido como La fábula de Aracne.
Lo hace para un cliente particular, don Pedro de Arce, montero Real. El cuadro estuvo en el Alcázar de Madrid, donde sufrió daños importantes en el incendio de 1734; fue trasladado al Palacio del Buen Retiro, y posteriormente al Palacio Real de Madrid. Finalmente pasó a las colecciones del Museo Nacional del Prado en 1819, y es allí, en las salas dedicadas a Velázquez, donde podemos encontrarlo.