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Szeged, ciudad del Sol Hace ya bastante tiempo que el hoy equipo norteamericano de El Guisante Verde Project , comenzó su andadura de trotamundos en una pequeña ci...

abril 22, 2008

Szeged, ciudad del Sol

Pareja de Campesinos Hungaros en CeramicaHace ya bastante tiempo que el hoy equipo norteamericano de El Guisante Verde Project, comenzó su andadura de trotamundos en una pequeña ciudad llamada Szeged.

Allí vivieron durante unos años, enseñando y aprendiendo.

Fue la excusa perfecta para volver a la siempre fascinante Budapest, y la ocasión de recorrer las tierras magiares, en un viaje, soprendente y exótico, que aun hoy, puede realizarse, pero, de esto hablaremos en otra ocasión...

Postales de Sezged

Aunque la historia de Szeged se remonta muy atrás en el tiempo, hay una fecha especialmente marcada en los anales de la ciudad: el 12 de Marzo de 1879, cuando, cerca de la medianoche, los diques que contenían el Tisza y el Maros cedieron, anegando la ciudad por completo.

Postales Ayuntamiento de Sezged

El desastre fue tal que, de las mas de 5000 casas que componían en núcleo urbano de Szeged, únicamente 265 resistieron el empuje de las aguas. Las noticias sobre la catástrofe de Szeged recorrieron Europa como la pólvora; Viena, Londres, Bruselas, París, Roma y Berlín, contribuyeron a la financiar la reconstrucción de la ciudad, que se llevo a cabo utilizando los planos elegidos para el ensanche de Budapest.

Plato de cerámica con oración en hungaro bendiciendo la casa

El resultado es una ciudad muy homogénea arquitectónicamente, que muestra en todo su esplendor los estilos dominantes a finales del siglo XIX, el Eclectismo y el Art Noveau. Una joya en medio de la llanura. Uno de sus monumentos emblemáticos  (os lo contamos en nuestra entrada de septiembre de 2014), es la Sinagoga Nueva, tal vez la más bella de Europa.


Mucho más sobre esta ciudad húngara, os cuenta nuestro compañero de fatigas y buen amigo, Álvaro, desde su serie de artículos, "A orillas del Tisza".

6 comentarios :

  1. Ahhh, traidores, esto no se hace. Aún me emociona recordar Hungría. Sin duda aquellos fueron buenos tiempos, sí señor. Recuerdo el viento suave de la puszta, el sonido del río al helarse, los olores de las flores en primavera, el meloso idioma húngaro. Es curioso, dos meses después de irme de allí soñaba por las noches con Szeged y tenía la extraña sensación de que aquellos tres años de mi vida habían sido un sueño. Incluso ahora tengo esa sensación. La ciudad en la que ahora vivo, en los Estados Unidos, se parece bastante pero hay una gran diferencia entre estadounidenses y húngaros. Los estadounidenses tienen un gran sentido de la responsabilidad y por lo general son muy ordenados. Son amables y comedidos, aunque si les da un siroco son la gente más aventurera del mundo, a veces, les cuesta mucho abrirse de corazón a los demás, aunque algunas almas son tiernas y bonitas. Los húngaros no son nada prácticos y tienen un sentido del honor sólo comparable a su pasión y a sus dificultades económicas para llegar a final de mes. En cuanto llegas te enseñan alguna palabra en húngaro y si la vas diciendo por ahí se sorprenden, se enorgullecen, te adoptan y te miman. Son guardianes celosos de sus tradiciones y están muy apegados a su tierra, de una forma nostálgica y natural. Uno llega a echar raíces en ese bendito país. Y Szeged, qué puedo decir, sino que efectivamente, es la ciudad del sol en mi memoria y en mi corazón.
    Puszik

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  2. Szeged, en verdad, tiene la belleza sencilla y cotidiana de las ciudades humildes que recibieron en alguna ocasión la fortuna de renacer en un momento de fatal adversidad.

    A pesar de que el magnífico y sensible Claudio Magris le dedicara apenas un par de despectivos folios a esta ciudad de la llanura, cruzada y medida por el Tisza y no el Danubio -lo cual marca una notable diferencia- , sus párrafos suenan a esas relaciones imposible de amor y odio que condensan tan bien la autenticidad pasional de los húngaros.
    Parece al fin que autor y ciudad, en la vida real, han quedado congraciados, puesto que Magris es doctor Honoris Causa de la Universidad de Szeged.

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  3. Buscaba información de por allí y hay poca en Internet... Gracias!

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  4. Gracias por la visita, Marc, si necesitas algo de esa parte de Europa mandanos un mail!
    Seguro que te va a encantar porque es un país magnífico.

    Saludos!

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  5. Me ha encantado este post y me ha inspirado muchísimo para próximos viajes. Un abrazo!

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    Respuestas
    1. Nos alegramos mucho, El Boquerón Viajero, si Rusko no conoce Hungría, es un país que le recomendamos sin duda. Lo tiene todo, y además se puede recorrer en coche sin problemas.
      Abrazos!

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