La llegada a Gornergrat, Suiza, el mirador más bonito de los Alpes, deja sin aliento. Ante nosotros se encuentran el macizo del Monte Rosa, con la cumbre más alta del país helvético, el Dufourspitze de 4634 metros. Un gigante acompañado por otras 28 cimas que superan los 4000 metros. Entre ellos, la vista se dirige, como atraída por un imán, hacia el mítico Matterhorn o Cervino, la pirámide de los Alpes, y sus 4478 metros de altura. Ante nosotros se despliega un gigantesco telón de piedra que separa Suiza de Italia.
A nuestros pies, se abre el segundo sistema glaciar más grande, por superficie, de los Alpes: el Gornergletscher. Desde 2019, los dos principales glaciares, el Gornergletscher y el Grenzgletscher, se han desconectado entre si, completando un proceso que ya empezaron hace tiempo los numerosos glaciares más pequeños que unificaban el conjunto. A pesar de la evidente pérdida de la masa de hielo, la vista de los glaciares que tenemos desde Gornergrat continúa siendo una maravilla.
Una imagen que llevó a Mark Twain a escribir en 1878, desde su asiento en el mirador “(…) En ninguna parte hay tal exhibición de grandeza y belleza como la que se puede ver desde la cumbre de Gornergrat”.
Al día siguiente de nuestra llegada a Zermatt nos embarcamos con destino a Gornergrat en el primer tren cremallera totalmente electrificado del mundo. Fue inaugurado en 1898 y actualmente continúa siendo el más alto de Europa al aire libre. Es el Gronergratbahn. Un trayecto que apenas supera la media hora, atravesando un paisaje de bosque, lagos de montaña, túneles y viaductos, nos lleva desde los 1620 metros de altura de la estación de Zermatt hasta los 3089 metros de Gornergrat. Desde el principio se convirtió en una sensación, no solo para los alpinistas, sino para el incipiente turismo invernal.
La ruta que os proponemos es moderada, se encuentra bien balizada, nos sirve de adaptación a estos senderos y alturas. Un amigo escalador insistió en la importancia de ir poco a poco, de menos a más. Partimos desde Gornergrat, junto al singular edificio del Kulmhotel y su observatorio astronómico, en dirección opuesta hacia lo que será nuestro destino. Nos encaminamos hacia el Hohtälli y el Stockhorn. Se camina por la arista de Gornergrat. Muy pronto veréis un camino que se desvía a la derecha, hacia las profundidades del glaciar. El descenso requiere atención hasta llegar al siguiente cruce, a la derecha también.