La Ermita de Santa María, la Antigua, se levanta en las faldas del monte Beloki de Zumarraga, y es uno de los puntos clave de la Ruta de los Tres Templos de Tierra Ignaciana, junto con los santuarios de Loiola y Arantzazu. La belleza de su interior, una fabulosa simbiosis de piedra y madera, le ha otorgado el sobrenombre de ‘Catedral de las Ermitas’.
Hacía mucho tiempo que teníamos ganas de visitar esta ermita, y nada más llegar ya nos sentimos privilegiados porque desde su emplazamiento tenemos unas vistas privilegiadas de las montañas que la rodean, del valle del Urola y de Zumarraga, que se encuentra a cierta distancia. Teníamos mucha información y altas expectativas, las ha superado con creces.
¿Por qué se la conoce como la Antigua? ¿Cuánto tiene de antigua?
Los orígenes del templo han sido objeto de debate y se han situado en el siglo XII y también en el XIII. Ana Peña, historiadora del arte, defiende que no es anterior al siglo XIV en 'Arte Sacro en Zumarraga. Siglos XIV - XIX' y nos parece lo más acertado.
La iglesia se dedicó a la Visitación de Santa María a su prima Santa Isabel, y su construcción se encuentra íntimamente ligada a la leyenda. Una de las versiones cuenta que muchas de las piedras utilizadas fueron arrojadas por los ‘Jentilak’, ‘gentiles’ desde Aznabarreta, sobrevolando la Sierra de Aizkorri. Los jentilak, gigantes de la mitología vasca, dotados de una fuerza sobrehumana, vinculados a los dólmenes, los cromlechs o menhires, intuyendo el final de su época, arrinconados por las nuevas creencias, trataron de evitar la construcción de la Antigua, contribuyendo, sin quererlo, a proporcionar el material necesario para finalizar la obra.
Las primeras noticias escritas sobre la Antigua, el primer templo documentado de toda la zona, nos llevan al siglo XIV, en concreto al 12 de mayo de 1366. Se trata de la donación, por parte del rey Enrique II de Castila, mediante juro de heredad, del patronato del monasterio hacia su vasallo, el Señor de los Lazcano, Francisco Gómez de Lazcano, como pago por el apoyo prestado en la guerra civil que expulsó del trono a Pedro I.
La siguiente aparición de la iglesia en fuentes escritas se registra bien entrado el siglo XV. A consecuencia de un pleito surgido entre los habitantes de Zumarraga y los Lazcano, la reina Isabel I, el 19 de mayo de 1486 encarga una comisión al licenciado D. Diego Beltrán Yanguas. En ella, la reina ordena al licenciado (…) trasladase a dicha iglesia e monasterio de Santa María de Zumarraga e fagais información de cuantos vecinos ay en dicha vecindad e cuantos clérigos son menester para el servicio e monasterio.
Los vecinos de Zumarraga reclamaban dos aspectos importantes a la Casa de los Lazcano, representada entonces por Leonor de Zuñiga. Por un lado, solicitaban clérigos que se ocuparan de las necesidades religiosas de los feligreses; por otra parte, también querían su parte en las rentas de Santa María. Ambas cuestiones se encontraban bajo la administración y dominio de los nobles.
A pesar de la intervención real, el asunto se convirtió en un auténtico y complejo culebrón que durante tres años, hasta 1489, implicó a numerosos estamentos del país, desde el Consejo Real, al obispado de Pamplona, o la Chancillería de Valladolid. El fin del pleito no solventó los desencuentros entre los habitantes de Zumarraga y los Lazcano, aunque eso es otra historia. El archivero municipal de Zumarraga y doctor en Historia, Antonio Prada, lo cuenta con detalle en su obra “Historia Eclesiástica de Zumárraga, los templos de Santa María”.
La Antigua acogió entre sus muros a personajes ilustres. Entre otros, aquí fue bautizado en los primeros años del siglo XV, Miguel López de Legazpi, conquistador de las Filipinas, y se cree que San Ignacio de Loyola, rezó en el pequeño templo en 1522, en su ruta hacia Arantzazu. Esta última visita da sentido a La Ruta de los Tres Templos: la Antigua de Zumarraga, el barroco Santuario de Loyola en Azpeitia y el sorprendente Santuario de Arantzazu de Oñati. Tendremos que contaros en otra ocasión los atractivos de los otros dos. Nos parece que su importancia y alrededores justifican visitas separadas.
La historia parecía discurrir favorable a la Antigua, y así fue hasta el año 1576. En ese momento comienza la construcción en el núcleo urbano, en el llano, de la nueva iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Un asunto que dividió profundamente a los habitantes de Zumarraga. El traslado al nuevo templo de todos los elementos litúrgicos de la Antigua, señala la inauguración en 1663 de la que pasó a convertirse desde ese momento en primera iglesia de la población. La Antigua queda relegada a la categoría de ermita. Esta situación puede haber dado origen al nombre de la ‘Antigua’, aunque también podría deberse a la antigüedad de su construcción, es algo que no está totalmente claro.
¿Románica o Gótica?
Si nos colocamos frente al pórtico de entrada de la Antigua, el aspecto románico del edificio, construido en sillería, es indudable. Atendiendo a su cronología y a la evolución en Gipuzkoa, particularmente, del estilo románico, es más adecuado situar su construcción en el período gótico, a comienzos del siglo XIV. En su construcción, es cierto, se incluyeron elementos arcaizantes para la época, lo que produce la impresión de mayor antigüedad. El acceso se produce por una sencilla portada abocinada de arco ojival, formado por cuatro arquivoltas simples que se apoyan sobre otras tantas columnas con capiteles muy esquemáticos. A su derecha, se abren dos pequeñas ventanas góticas tardías.
El exterior no posee mas elementos destacables, excepto el ábisde. Allí encontramos, en la parte más alta, una representación de la Crucifixión, un altorrelieve bajo arco de medio punto compuesto por cinco arquivoltas. Debajo de este elemento, y de mayor tamaño, podemos observar una ventana gótica con reja de hierro forjado, circusncrita en un arco de medio punto compuesto también por cinco arquivoltas.
El edificio actual es fruto de lo que el profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV-EHU, Ramón Ayerza, denominó el ‘Milagro de la Antigua’. El declive sufrido por la iglesia parroquial, convertida en ermita, apuntaba al derribo. Sin embargo, su destino cambió cuando los vecinos decidieron salvarla y, aunque nunca pudieron reunir los fondos suficientes para grandes restauraciones, si lograron mantenerla en pie.
Una situación que ha permitido a la Antigua trasladar hasta nuestros días una imagen con cinco siglos de antigüedad; es, en palabras de Ayerza, “como uno de esos mamuts que se conservan en el hielo, el edificio se quedó congelado en su situación del siglo XVI”.
Sin embargo, la Antigua también muestra las huellas de los diferentes trabajos realizados a lo largo de su historia: la finalización del coro, en los primeros años del siglo XVI; a finales de ese siglo y comienzos del siguiente, ya convertida en ermita, se le añadieron las bóvedas y el retablo principal. En el siglo XVIII se amplió el edificio mediante la construcción del ábside donde se reutilizó una ventana gótica y el calvario de 1480, además de restaurar la techumbre exterior. En los años 70 del siglo XX se eliminaron las bóvedas, dejando al descubierto la cubierta original de la ermita, y se demolió la casa de la encargada de cuidar y limpiar el edificio, la serora.
Orientado hacia el este, el edificio original parece que era de menor tamaño que el actual, aunque en cualquier caso resultaba muy grande para la población de Zumarraga en aquella época, lo que lleva a pensar que ya entonces era un lugar de peregrinaje para las gentes de la comarca. Esa afluencia es aprovechada por la cercana oficina de turismo que proporciona actualmente valiosa información sobre los atractivos de la zona. La Antigua es un punto neurálgico del que parten hoy varios entretenidos senderos para recorrer las montañas cercanas, con duración y desnivel para todos los gustos.
El interior de la Antigua alberga una techumbre y artesonado de madera únicos.
El tempo se compone de una sola nave rectangular, que se divide interiormente en tres partes gracias a seis gruesos pilares cilíndricos realizados en piedra caliza, y cubierta a dos aguas. La disposición del coro y las tribunas laterales construidos en madera, sigue la tradicional de muchas iglesias típicas de la región, en especial en la parte vasco - francesa.
Sin ninguna duda, lo que llama nuestra atención de manera inmediata es su extraordinario artesonado, realizado en madera de roble, que forma un rico y complejo entramado de vigas, tirantes, antepechos y tornapuntas. Admirar todos los detalles nos llevará un buen rato.
Uno de los primeros elementos decorativos que buscamos son las tallas que rematan las vigas. Se trata de un grupo de tres mujeres (mas una talla suelta, conocida como 'la lechera' por aparecer entre lo que podrían ser dos katilus (tazones) y situada bajo el coro), ataviadas con un zapi (pañuelo) formando un tocado que llamaba enormemente la atención de los viajeros. Son rostros femeninos estilizados, con influencia gótica, de autor desconocido, aunque muy probablemente se trató de algún artesano del pueblo. En el mismo lateral, también figura un grupo de cabezas de tres hombres, sin adornos.
Buena parte de la construcción de madera presenta muchos elementos decorativos de carácter geométrico que juegan con líneas rectas y curvas y motivos de tradición popular vasca que se encuentran en las kutxas, arcas de madera, o en las argizaiolas, un soporte de madera con forma de tabla en torno al que se enrolla la cera que arde en recuerdo de los difuntos. Entre los motivos encontramos ruedas o cruces gamadas, que en su origen céltico representaban el Sol y el Fuego.
El coro, con su antepecho de tablazón machiembrado y celosías formadas por arcos de herradura, también es digno de admirarse con atención; además hay que buscar rostros y figuras de animales, como un perro, un jabalí y un dragón con alas. Una tarea que, sin la ayuda oportuna, no resulta fácil... Preguntad, Raquel, la guía, os sorprenderá con la pasión y conocimiento que despliega. Siempre quedará algún secreto por descubrir, y aunque las visitas guiadas están limitadas, son una magnifica opción para entender la historia de este enclave.
La ermita acoge una bella talla gótica (no hay restos de la original románica), de Andra Mari, la Virgen María, que es la patrona de Zumarraga. Con unas dimensiones de 1,35m, realizada en madera y construida en un solo bloque, aparece de pie, mostrándonos al niño en el brazo izquierdo, sentado y apoyado sobre el pecho de su madre, mientras en la mano derecha porta una manzana.
La Crucifixión fue la pieza central del retablo que fue eliminado en la restauración de 1975 debido a su mal estado. Es una estatua exenta, de estilo gótico, que representa a Cristo crucificado, con la corona de espinas.
Obras a destacar también son la escultura de la Piedad, procedente de la ermita de Santa María de la Piedad, es una obra renacentista, al igual que la escultura de Santa Ana y la Virgen.
En el exterior se levanta el Calvario de Santa María, tres cruces de piedra que sustituyeron en 1747 a las de madera, y forman una de las estaciones del vía crucis de la subida a la Antigua. No faltan opciones para recorrer los alrededores, con buena señalización.
Las fiestas de Santa Isabel, 2 julio, son objeto de gran romería desde primeras horas de la mañana, cuando los vecinos suben en procesión y llenan a rebosar la ermita. Sin duda un momento especial es cuando los dantzaris ejecutan la tradicional ezpatadantza ante el altar de la Antigua. Un motivo más para acercarse a este pequeño enclave, en el corazón de Gipuzkoa. La Antigua de Zumarraga también ha tenido que adaptarse a las nuevas restricciones y en 2020 celebró sus fiestas más extrañas, con subasta de las entradas para unos pocos asistentes y la posibilidad de seguir en streaming los festejos. Os animamos a conocer uno de los iconos artísticos de Euskadi. ¡Qué ganas de volver por Zumárraga!, y ascender para admirar el Txindoki.
El sitio es una maravilla, tanto por la arquitectura como por el marco natural en el que se enclava. Y vuestras explicaciones, así como los muchos detalles fotografiados, nos hacen pensar que estamos allí. Hace demasiado tiempo que no voy por Euskadi, lo que es una pena.
ResponderEliminarTawaki, le teníamos muchas ganas a esta pequeña joya, y mira que la tenemos cerca... Si vienes por Euskadi avísanos, será genial conocernos en persona. ¡Saludos!
EliminarImpresionada x el lugar y su belleza. No lo conozco y lo pongo en lista.
ResponderEliminarUna joya, es un buen motivo para acercarse a esta zona. Gracias por tu comentario, Lory
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