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junio 26, 2015

Postales desde Chicago. Postcards from Chicago

Chicago de noche - Vista desde el John Hancock Center

Después de declarar en este blog nuestro amor por Nueva York, la ciudad que nunca duerme, llegamos a Chicago con expectativas inciertas. Nos atrae conocer esos edificios que dieron lugar a la llamada Escuela de Chicago. Muchos la prefieren a Manhattan, otros no terminan de acostumbrarse a este vasto espacio abierto, llamada por algunos La Ciudad del Viento. Chicago es una ciudad vertical, aunque nuestro cuello sufre menos que en la Gran Manzana.

The Chicago Theatre

Todas las ciudades evolucionan y se reinventan como parte de un proceso natural, aunque en Chicago hay un punto de inflexión, un traumatismo, el incendio de 1871, que cambió para siempre el urbanismo y las reglas constructivas, no solo de la ciudad, sino del mundo entero. Es la catástrofe la que alimenta la creatividad y la que determina el uso de materiales ignífugos en el futuro.

Acusan a Chicago de inventar el rascacielos allá por 1855, aunque no hay acuerdo sobre cuál fue el primero, Le Baron Jenney resultó clave al dibujar las nueve plantas del Home Insurance Company Building. Es el momento en el que una estructura interna de hierro, a prueba de incendios, sustituye a los muros de carga exteriores y comienza la era de los “revientanubes” o skyscrapers.

Rascacielos de Chicago desde la Willis Tower

Desde entonces la ciudad no ha perdido su capacidad de atraer a los grandes, Louis Sullivan, Frank Lloyd Wright, Daniel Burnham y Ludwig Mies van der Rohe traen las torres de acero y cristal, redibujan el centro que pasa a ser un conjunto de edificios elevándose hacia el cielo y se convierten en obras maestras de la arquitectura. No en vano otras ciudades pujantes y en continua transformación han intentado copiar este modelo de ciudad museo de la arquitectura y pujan por los más cotizados arquitectos. Bilbao, la nuestra, es una de ellas.

Balcones de cristal en la Torre Sears (Willis) de Chicago

Durante muchos año, Chicago ha ostentado el record de el poseer el edificio más alto del mundo, con 442 metros. Es la Torre Sears, hoy Willis Tower (aunque por poco tiempo, ya que tiene un nuevo inquilino mayoritario), es visita ineludible para colgarse en sus balcones de cristal suspendidos en el vacío olvidando el vértigo.

junio 15, 2015

Sinan, el arquitecto viajero y el perfil de Estambul

Sehzade Camii, Esambul

La edad de oro del imperio otomano tiene dos protagonistas de excepción: Suleyman, para nosotros Solimán el Magnifico y el artista que dio forma a sus sueños de grandeza. Trabajando para el Sultán, Mimar Sinan, Minar significa arquitecto, sentó las bases de la mezquita otomana y "dibujó" el perfil de la ciudad, imposible de olvidar para todo el que mira hacia Estambul desde el Bósforo.

Suyelimaniye, Estambul

La obra prolífica del arquitecto nos lleva a pensar en la fuerza de un joven creador, y sin embargo, Sinan rozaba los 50 años cuando construye su primera mezquita. Nacido en el seno de una familia cristiana en Capadocia, fue reclutado con 14 años para formar parte de los jenízaros, el temido ejército otomano. Ingresó en el cuerpo de ingenieros que acompañaba a las tropas y la construcción derivada de los avances militares fue su escuela, fortalezas, puentes, caminos…

Fue nombrado arquitecto jefe de los arquitectos imperiales por el propio Solimán, y durante 50 años, ya que vivió hasta los 99, perfeccionó una y otra vez sus edificaciones ensayando en Hammans, caravasares, palacios, madrazas, y más de 80 grandes mezquitas.

Suyelimaniye, Estambul

En cualquier caso, su experiencia siguiendo a las tropas le permite conocer parte de Europa, así como muchos de sus estilos arquitectónicos, en las batallas de Belgrado, Mohacs, Rodas, Moldavia, y el arte oriental en Persia.

Es probable que sea precisamente esa mezcla de influencias la que hace que la obra de Sinan te asalte con un código y un lenguaje únicos. Cuando viajamos por primera vez por Turquía, la influencia de sus cánones para el arte otomano y la gran labor de divulgador de este artista se hace patente, en especial en las mezquitas imperiales.

Suyelimaniye, Estambul

Conviene detallar que "Camii" o Mezquita Imperial es en realidad solo una parte del conjunto religioso de edificios, el Külliye, que incluía escuelas (madrazas), comedores, alojamientos para los viajeros (caravasares), baños (hammans), y los mausoleos de los fundadores de la mezquita (türbe). El patio central o de acceso, con la fuente para las abluciones y el número de minaretes exteriores, que decidía el constructor, son los encargados de dotar de identidad a cada una de la mezquitas y para nosotros una buena manera de distinguirlas. La Mezquita Azul (cuyo arquitecto no es Sinán), cuenta con 6 altas torres que apuntan al cielo.

Suyelimaniye, Estambul

Aunque las bases de la arquitectura y las mezquitas imperiales iban dibujando el paisaje de los territorios conquistados en Bursa, Edirne… las continuas guerras en las que el Imperio Otomano está envuelto desde la toma de Constantinopla, no habian dejado mucho espacio para el desarrollo de oficios. Hay que pensar las campañas de Persia y Egipto permiten traer artesanos de Tabriz y El Cairo que van a influir de forma definitiva, a ese mestizaje de técnicas y estilos, junto con los arquitectos de origen cristiano, al reclutar hombres entre los prisioneros, en especial en la época de Süleyman. Es el quien da forma definitiva a la organización compuesta por arquitectos jefe, entre los que se encuentra el gran Sinan.

Sehzade, Estambul

Al igual que en otras civilizaciones asiáticas, la arquitectura tiene en Estambul el objetivo de generar modelos del universo, de realzar el vinculo entre el Creador y su representante en el mundo, el Emperador. Y las obras de Sinan no pueden ser ajenas a esta tarea propagandística.

Se puede definir un itinerario solo para recorrer los edificios del arquitecto que quedan aun en la ciudad hoy día. La obra de Sinan sigue la estela de toda la familia del Sultán, no hay que olvidar que es habitual construir Külliyes también para la madre, esposa o hijos del Sultán.

Sehzade, Estambul

Recorrer y admirar Sehzade, Rüstem Pasa y Suleymaniye en las inmediaciones del cuerno de oro, donde siguen en pie los Baños de Cemberlitas y Roxelana (el nombre con el que conocemos en occidente a Hürren, la esposa de Süleyman) cruzar a la orilla opuesta en Üsküdar y visitar Mihrimah Sultán, la mezquita dedicada a la princesa, hija de Solimán, un emplazamiento que hoy nos permite admirar hacia la bella Torre de Leandro o Torre de la Doncella en mitad de las aguas del Bósforo y un lugar privilegiado para ver atardecer.

Torre de Leandro - Estambul

Un recorrido de la evolución del arte del arquitecto jefe, que tendríamos que completar fuera de Estambul, en Selmiye Camii en Edirne, para el propio Sinan, su mejor obra.

Sehzade una de sus primeras obras, está dedicada al primogénito del gran Soliman, y no será, en palabras del arquitecto, más que un ensayo para Süleymaniye.

junio 04, 2015

Peggy Guggenheim, la colección de una adicta al arte en Venecia

El Gran Canal. Santa Maria della Salute y la Punta della Dogana en Venecia

Peggy Guggenheim, amante del arte y de los artistas, en parte eclipsada por la figura de su tío Solomon R. Guggenheim, lo cierto es que su vida y su historia dejan su impronta en el lugar que ella misma eligió para concentrar su colección: Venecia.

Le teníamos ganas a este espacio museístico, y aprovechamos nuestra última escapada a la ciudad de los canales para saldar nuestra deuda, callejear sin prisas por el sofisticado barrio de Dorsoduro, que nos ofrece una de las imágenes más conocidas de la isla, la Punta de la Dogana y la Basilica de Santa Maria della Salute, es la forma perfecta de acercarse a la colección y la coleccionista. Las tiendas y escaparates a buen seguro habrían sido del gusto de Marguerite Guggenheim, que para siempre será Peggy.

Palazzo Venier dei Leoni fachada al Gran Canal en Venecia

El Palazzo Venier dei Leoni, sede de la Peggy Guggenheim Collection de Venecia, es el edificio más sobrio de los que configuran la red de museos Guggenheim, nada que ver con la tarta diseñada por Frank Lloyd Wright, que se asoma a la 5Th Ave., el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, ni con el icono de Frank Gehry, el Museo Guggenheim Bilbao.

Atardecer sobre el Museo Guggenheim Bilbao

Es uno de esos museos que nos parecen amables, sencillos de recorrer, con un jardín que invita a la reflexión y una terraza en diálogo constante con uno de esos lugares que son un gran teatro del mundo, el Gran Canal.

Peggy es una mujer adelantada a su época, su vida no parece la de alguien nacido en 1898. Se convierte muy joven en una cotizada heredera al fallecer su padre, Benjamin Guggenheim, que regresaba de Paris con su amante, en el naufragio del Titanic.

Habitual de los círculos de intelectuales y artistas de New York, Peggy conoce a un dadaísta que será su primer marido. Viaja a Paris y allí convive con la bohemia y los expatriados americanos en Montparnasse, descubriendo de primera mano las vanguardias, con las que apenas había coqueteado en su primer trabajo en la Gran Manzana, la librería Sunwise Turn.

Obras de Dubuffet, de la Hannelore B. and Rudolph B. Schulhof Collection

Incansable viajera, Egipto, Amalfi, Venecia.. Parecía sentirse atraída por los hombres equivocados. Huye de los malos tratos de su primer marido y se refugia con su amante en Londres. Su biografía nos desvela la insatisfacción de una mujer que no encontraba su lugar en el mundo. Escritores, creadores y todo tipo de artistas están en su circulo de amistades y de amantes, sin duda dejan huella en Peggy. Ella misma describe que Duchamp le enseño a ver más allá del impresionismo. ¿Visionaria o influenciada por sus acompañantes? ¿Acomplejada o devorahombres? Su truculenta historia con Samuel Beckett, el nobel irlandés, alimentó la leyenda, el escritor le aconsejaba apostar por artistas contemporáneos.

A. Calder  "Silver bed head"