En 1895, pocos o tal vez ninguno de los vecinos de Getaria, imaginaban que un recién nacido, al que llamarían Cristóbal, se iba a convertir en el mejor modisto nacido entre nuestras fronteras.
La historia de sus comienzos y sus logros es la historia de un sueño, de una pasión, del esfuerzo y la tenacidad.
Cómo entendía Balenciaga su profesión se resume en esta frase que destaca sobre las paredes de su museo:
"Un buen modisto debe ser: arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida".