Tras finalizar la cruzada contra los Albigenses mediante el Tratado de París de 1229, se hacía necesario reafirmar la fe católica y la fortaleza del poder político que había conseguido unir el Languedoc a la corona francesa. Así el 15 de agosto de 1282 se colocó la primera piedra del que terminaría siendo, dos siglos más tarde, el mayor edificio de ladrillos del mundo, y una de las catedrales más visitadas de Francia: la Catedral de Santa Cecilia en Albi.
Desde la lejanía, la Catedral de Santa Cecilia, aparenta ser una más de aquellas catedrales-fortaleza construidas a modo de ciudadela inexpugnable, sobre una colina, dominando el espacio a su alrededor. Nos acercamos desde otro de nuestros destinos más deseados Carcassonne, y del que os hablamos en nuestra entrada Carcassonne, corazón cátaro.